Administración e industria se sienten corresponsables de la perpetuación del modelo cliente-proveedor, que impide el avance hacia una forma de colaboración estratégica en la que lo que se pongan encima de la mesa sean soluciones integrales para mejorar la salud de los pacientes. Así lo entienden los participantes en el XIX Foro de la Industria Farmacéutica, organizado por Quintiles IMS y el IE Bussines School, y en el que, en todo caso, se vislumbraron algunos casos de éxito en la adopción de fórmulas transgresoras gracias a la implicación pública y la privada.
Sorprendió el nivel de crítica, en este sentido, de César Pascual, director general de Coordinación Asistencia Sanitaria de la Comunidad de Madrid, quien señaló directamente "al Ilustre cuerpo Letrados y al de Interventores, que se basan en el derecho administrativo de forma rígida e inamovible", e impiden, a su juicio, el desarrollo de "estrategias competitivas a colaborativas" junto con la industria.
Para superar esto, llamó a promover una Administración "más transparente y apoyarnos en esa transparencia para romper los muros del derecho administrativo". "Deberíamos dotarnos de una mayor flexibilidad y no dejar que la predictibilidad absoluta que nos exige el derecho administrativo, ya que eso supone trasladar toda la incertidumbre a nuestro proveedor actual", añadió. Para conseguirlo, ve inevitable "el cambio de los altos funcionarios que hoy impiden el avance", ya que, dijo, "en la Administración hacen falta más emprendedores que burócratas". En definitiva, Pascual opinó que es preciso "desaprender". "Si seguimos formando a gestores y funcionarios en la forma clásica, reproducirán la forma clásica de relación con la industria como mero proveedor", culminó.
Ámbitos de mejora para la industria
Se podría pensar que con esta intervención el camino de la industria quedó allanado, pero la intervención del director general de Celgene, Jordi Martí, mostró que la industria tiene también parte de responsabilidad en el estancamiento de las relaciones. Martí volvió a defender su teoría de que los laboratorios tienen que "ir más allá del fármaco y comenzar a trabajar por procesos". Para ello, señaló, es preciso que las compañías evalúen "cuál es el viaje del paciente, desde el principio al final, para poder ofrecer soluciones más allá de la pastilla". Citó, en este sentido, su proyecto de apoyo a la administración domiciliaria con Vidaza (azacitinda), con el que "se están generando ahorros y satisfacción en el paciente". Para seguir esta senda, llamó a las compañías a que dejen atrás sus temores relacionados con el retorno a la inversión, lo cual quedará garantizado si son capaces de medir el impacto de sus actuaciones.
Pruebas de ello hay también en el sector de la tecnología sanitaria. Concretamente, durante el foro se presentaron dos proyectos exitosos liderados por Medtronic. El primero de ellos, consistente en un convenio de colaboración con unidades clínicas de áreas como cardiovascular, neurociencias o diabetes para generar eficiencias. Tras tres años de implantación, ya son 17 proyectos en todo el país. "La clave del éxito, disponer de 400 profesionales repartidos por todas ellas con el conocimiento necesario para poder aportar valor más allá de nuestros dispositivos", explicó Javier Colás, vicepresidente corporativo.
En este sentido, José Ramón González Juanatey, jefe del Servicio de Cardiología y Unidad Coronaria del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela, hizo referencia a la puesta en marcha del proyecto ICHOM en colaboración con esta compañía de tecnología sanitaria, "para ver cómo mejorar procesos asistenciales en cardiología". "Queremos que Medtronic nos pueda ayudar, podamos colaborar, para ver cómo a nivel local podamos desarrollar experiencias para mejorar procesos y con ello el producto de la medicina, que no es otro que la cantidad y la calidad de vida", puntualizó.
Un ejemplo de éxito
Aunque se expuso durante el foro una iniciativa que pone en cuestión a los que se quejan de las rigideces del marco. Allí se hizo referencia al Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, que lanzó una licitación para el abordaje integral del procedimiento asistencial en pacientes con desfibriladores automáticos, con un presupuesto de 10,4 millones de euros. Tras una reflexión interna y una consulta a los operadores más destacados del mercado, lanzaron un concurso que garantizara ese abordaje integral, la máxima eficiencia, el empoderamiento del paciente y la corresponsabilización hospital-proveedor. Asimismo se establecieron objetivos numéricos concretos por reducción de tareas administrativas, nivel de aceptación de los pacientes de la monitorización remota, aumento en la detección de arritmias y reducción de shocks inapropiados.
Para Francisco de Paula, director de Health System Strategy de Medtronic, estos movimientos en el sistema sanitario son la constatación de que "pensar que vendiendo un dispositivo aportas valor forma parte del pasado". En este caso, prosiguió, "el hecho de que el proveedor pasa a ser colaborador queda materializado con este concurso público. Y además hay modelo de negocio, ya que el presupuesto son 10,4 millones de euros, que no es una cifra menor".