Terapéutica

Infectólogos insisten en señalar las comorbilidades como reto en VIH

Especialistas reunidos por Gilead reconocen los avances terapéuticos, pero señalan el manejo de las comorbilidades asociadas, especialmente en el ámbito cardiovascular, como reto en VIH.

Infectólogos especialistas en VIH han debatido este fin de semana en Madrid sobre los últimos retos que supone la cronicidad del VIH y que afectan directamente al abordaje terapéutico de la enfermedad, en un encuentro organizado por Gilead con título 'Diálogos en VIH: La redefinición del éxito del tratamiento'. Entre esos retos han destacado, la inflamación o el riesgo cardiovascular que sufren los pacientes infectados.

Y es que, una vez que el VIH ha pasado a ser una enfermedad controlada, los especialistas andan ahora preocupados por el hecho de que las tasas de comorbilidades estén aumentando, ya que poseen un mayor riesgo de sufrir enfermedades asociadas al envejecimiento, lo que se relaciona con una peor calidad de vida, más posibilidades de tener que tomar otros fármacos para tratar o prevenir estas enfermedades y, finalmente, una reducción de la esperanza de vida que la población general de las mismas características.

Según los datos de la cohorte Vach-CRETA, presentada el pasado mes de diciembre durante el congreso nacional de Gesida, se demuestra que hay un aumento de un 44% de eventos cardiovasculares en los pacientes que se estudiaron desde 2010 a 2014, además de que también se observó un incremento de la prevalencia diabetes o dislipemia. Dentro de los resultados de la cohorte Vach-CRETA, un 45 % de los pacientes tenían un riesgo cardiovascular medio /alto, y de estos un 87% también tenían un riesgo medio/alto de progresión a enfermedad renal.

En palabras de Santiago Moreno, jefe del servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal de Madrid "las personas con infección por VIH que tienen más de 50 años precisan atención en al menos dos aspectos. Por un lado, se debe tratar la infección por VIH con los mejores fármacos disponibles teniendo en cuenta que en esta población puede presentar problemas específicos y, por otro lado, la toxicidad puede ser más frecuente al presentar comorbilidades o deterioro fisiológico de algunos órganos que condiciona mayor incidencia de efectos tóxicos. Es el caso de la función renal, la densidad mineral ósea o el aumento de riesgo cardiovascular asociado a la edad. Es muy frecuente la polifarmacia para el tratamiento de las enfermedades concomitantes, lo que puede crear problemas de interacciones con fármacos antirretrovirales".

Por eso, explica, "el manejo de esas toxicidades constituye ahora el problema central para la elección de antirretrovirales. Tenemos garantizada la eficacia virológica con cualquiera de las pautas que se recomienda en tanto que la adherencia sea adecuada, pero el problema de la toxicidad, tanto inmediata como, sobre todo, a largo plazo, distingue unos fármacos de otros y su manejo cobra especial relevancia en las personas con más edad".

Lagunas en el conocimiento de las causas

Vicente Estrada, del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, señaló que, "en las necesidades médicas no cubiertas para un mejor manejo de las comorbilidades de los pacientes VIH, existen algunas lagunas de conocimiento sobre las causas de este aumento de riesgo de padecer otras enfermedades no relacionadas con el VIH, lo que repercute en peor prevención y tratamiento. En concreto, es especialmente importante en el caso de la enfermedad cardiovascular, el deterioro cognitivo y determinadas neoplasias. Los avances en el tratamiento antirretroviral han mejorado el pronóstico de algunas enfermedades, pero aún existen aspectos que deben mejorar".

En todo caso, Estrada reconoció que “la experiencia de los últimos años con los nuevo tratamientos demuestra que poseen un menor riesgo de complicaciones de carácter cardiovascular que los tratamientos que se usaron en el pasado". Moreno añadió, a este respecto, que, "sin duda alguna, se han producido innovaciones terapéuticas que han mejorado la toxicidad de los fármacos previos y que alcanzan a tener efectos de los que carecían los previos". Como ejemplo, se refirió a los análogos de nucleósidos carentes de toxicidad y de la familia de inhibidores de la integrasa "que gozan de todas las características favorables que se le exige a un medicamento antirretroviral".

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