Durante el 58º Encuentro Anual de la patronal europea de la distribución (GIRP) Ashley Woolmore, responsable de la Red Europea de Datos de QuintilesIMS, ha descrito el análisis de big data como una herramienta de aplicación inmediata para clínicos y enorme potencial en términos de salud pública a medio plazo. El reto, en sus palabras: convertir en útiles y manejables cantidades colosales de información que se recaba en forma de anotaciones personales, dispersas e irregulares.
El camino al que conduce el manejo de big data es, en primer lugar, el incremento de la calidad de la atención con un menor consumo de recursos. Su empleo se inscribe en un marco en el que han coincidido en el tiempo una crisis económica que pesa en los pagadores, un incremento de los avances tecnológicos disruptivos y una serie de intervenciones asertivas sobre el sistema, indicaba.
“A falta de una información precisa, y en un contexto de enorme presión sobre el sistema, en este último aspecto se ha podido ver cómo en ocasiones se adoptan decisiones equivocadas basadas en motivos erróneos”, advertía Woolmore.
Escollos
Las barreras más significativas en el empleo de big data son “como mínimo” cinco, según Woolmore: los datos en sí mismos, la seguridad, los conflictos, la estandarización y la privacidad. “Aún estamos en una época en la que la información se recoge con el fin de ser almacenada, no empleada de forma analítica”, advertía.
También indicaba que es necesario disponer de herramientas “extremadamente sofisticadas” para compartir la información sobre un paciente que transita por diferentes niveles del sistema sanitario a la vez que se protege su privacidad.
El programa CODE
Otro aspecto destacado en la presentación de Woolmore fue la accesibilidad, a la cual QuintilesIMS está dedicando “enormes esfuerzos” para que diferentes actores dispongan de la información, a escalar los datos para su empleo analítico a medida que aumenta su volumen, y para la realización de análisis a demanda.
A modo de ilustración de la complejidad de la tarea y del modo en el que se está abordando, Woolmmore recordaba que en Europa hay unos 2.000 hospitales con servicios de Oncología, y son generadores de información.
El proyecto colaborativo de big data en Oncología en Europa (CODE) (www.code-cancer.com) que QuintilesIMS ha puesto en marcha, está siendo utilizado para construir una infraestructura informativa en diversos países. “Cuando se ven las cosas en el retrovisor es más difícil reaccionar a tiempo, estamos intentando conocer cuáles son las tendencias del futuro”, recordaba.
También ponía de manifiesto que se está llevando a cabo una labor “increíblemente sencilla” en apariencia, y sin duda determinante para la sostenibilidad de los sistemas sanitarios: la combinación de datos de pacientes con datos de terapias. Esto también permitirá la creación de nuevos modelos de acceso más adaptados al valor del producto, contribuyendo a superar las barreras al empleo de terapias que pueden ser extremadamente importantes para grupos específicos de pacientes.