La Sociedad Española de Farmacología (SEF) ha analizado la Guía Farmacoterapéutica de referencia para la prescripción en receta del Servicio Andaluz de Salud (SAS) y ha llegado a la conclusion de que el abordaje que realiza a 20 indicaciones con 43 fármacos es “simplista”. Así se recoge en el editorial que la presidenta de la sociedad, María Jesús Sanz, publicará en el próximo número de su revista ‘Actualidad en Farmacología y Terapéutica’.
Sanz asegura que “en algunos casos la selección del fármaco de elección parece no tener un fundamento científico sólido”, circunstancia que considera “lo más llamativo de la guía”. Pero no solo. También destaca, como publicó Diariofarma,que de los fármacos seleccionados, “sólo hay uno que se incorporó al mercado en el siglo XXI”, los demás llevan décadas en el mercado, que aunque en principio no es criticable, explica Sanz, “se ignoran nuevas e innovadoras especialidades farmacéuticas, incorporadas al arsenal terapéutico en estos últimos años, que han supuesto un gran avance en la calidad de vida de muchos pacientes”.
Las presidenta de la SEF se cuestiona en su escrito la razón por la que, como docente de Farmacología, debe “transmitir tanto conocimiento farmacológico a nuestros alumnos si con escasos fármacos parece estar mucho resuelto”, la respuesta la da ella misma ya que indica que “los especialistas sabemos que esto no es así, máxime cuando globalmente se aspira a adoptar una medicina personalizada”.
Igualmente se pregunta “para qué es necesaria la investigación biomédica en campos tan relevantes como la diabetes, las dislipidemias, las patologías cardiovasculares o la artritis o por qué diversas entidades públicas financian nuestros proyectos de investigación y respaldan las Guías de Práctica Clínica Internacionales que parecen haber sido ignoradas en la elaboración de este documento”. E incluso critica que entre los profesionales que han elaborado la guía, no se encuentre ningún profesor de Farmacología o miembros de la SEF.
Sanz no se para solo en la crítica a la Guía ya que realiza una propuesta en relación al objetivo de reducción de costes en la Sanidad Pública. Tal y como indica, “se deberán hacer estudios más profundos de coste/efectividad en los que se evalúe no sólo el coste del fármaco sino el impacto social y económico derivado del padecimiento de determinadas patologías o el coste de las comorbilidades derivadas de un inadecuado tratamiento de las mismas”.
Este editorial no es la única crítica que recoge la Guía del SAS en la última edición de la revista de la sociedad. También se recoge un análisis realizado por Carlos Sánchez Ferrer, miembro de la SEF, sobre el apartado de insulinas y otros antidiabéticos. En el análisis realizado Sánchez Ferrer compara las indicaciones, guías y documentos internacionalmente aceptados con lo recogido en la Guía del SAS.