Los farmacéuticos están llamados a jugar un papel clave en el cambio de mentalidad de los agentes políticos y gestores, de cara a poner en la agenda política, que es posible ya a día de hoy cambiar el curso de la especie humana.
Así lo ha explicado Juan Carlos Izpisúa, Farmacéutico, director del laboratorio de expresión Génica del Instituto Salk de Estados Unidos, en la conferencia inaugural del VIII Congreso Nacional de Farmacéuticos Comunitarios organizado por la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (Sefac). Una conferencia que bajo el título Medicina Regenerativa ¿Es posible frenar el envejecimiento?, que contó con la colaboración de Menarini y que fue moderada por Rosa Prats presidenta del comité científico de Sefac, quien destacó que Izpisúa es una referencia mundial dentro del campo de la investigación, y su nombre suena dentro de los próximos premios Nobel.
El ponente hizo hincapié en que actualmente tenemos el conocimiento para solucionar gran parte de las enfermedades que, a consecuencia del envejecimiento o por factores genéticos, condicionan la salud de los seres humanos. No obstante, Izpisúa lamentó que esta cuestión “no está en el agenda de los políticos”. Y aquí es donde este investigador ve que los farmacéuticos “tienen una voz muy importante en este campo de la medicina”. Tal y como aseguró, los farmacéuticos tienen la obligación de “llevar a conocimiento de los gobernantes que lo que se hace en los laboratorios puede curar las enfermedades”.
Izpisúa insistió en que “la sociedad debe ser partícipe y conocer que estamos en un momento revolucionario”. A este respecto, el experto aseguró que “hoy no dependemos de Darwin sino del hombre, podemos cambiar el curso de la especie humana”
Para este investigador, el papel de los farmacéuticos en la interacción continua con los pacientes, el transmitir la información, la realización de diagnósticos de determinados factores presentes en la vida, es esencial. A este respecto, consideró que las palabras de la directora general de Cartera Básica de Servicios del SNS y Farmacia, Encarnación Cruz, en su discurso en la inauguración, en relación a las actividades de los farmacéuticos en prevención, “es la clave”.
En relación a las posibilidades de llevar a la realidad todos los avances que son posibles en el laboratorio, Izpisúa se planteó la cuestión como una pregunta. “Todo esto que hacemos, ¿sirve para algo además de satisfacer la curiosidad, puede ayudar a curar las enfermedades?”. Izpisúa se respondió que, ahora mismo, no. “Estamos todavía en un estadio en el que cual no podemos llevar ese conocimiento a la práctica”, los motivos, según él son muchos, aunque “el más importante, es que la mayor parte de nuestra sociedad desconoce que lo podemos hacer”, subrayó.
Por todo ello, consideró que “los farmacéuticos deberán estar en las puertas para realizar estos diagnósticos” y volvió a considerar esencial el papel de este profesional que “deberá liderar esa revolución, ya que la información a la sociedad es fundamental”, subrayó.
‘Fabricación’ de órganos
Durante la intervención Izpisúa abordó diversos temas, desde la creación de órganos, incluyendo la investigación, el desarrollo de las nuevas tecnologías, asegurando que esta convencido que el envejecimiento es el primer factor de riesgo de la enfermedad dado que “la interacción con el medio ambiente hace variar el genoma”. A este respecto, resaltó que los últimos veinte años han sido importantísimos y, actualmente, todas las células de nuestro organismos las podemos educar.
El experto explicó de una manera exhaustiva al gran número de asistentes al acto, todos los experimentos que se están llevado a cabo y los avances tecnológicos al respecto. En este sentido, resaltó que al día de hoy, “se puede modificar nuestro genoma”.Actualmente, se ha logrado “eliminar cualquier célula u órgano” del embrión así como obtener órganos de una especie dentro de otro, subrayó.
De este modo, recalcó que “podremos llegar a controlar la evolución de la enfermedad” e incluso “adelantarnos” a la misma. Por ello, es el momento “más importante” de la historia de la especie humana , y tenemos que “adaptarnos y regularnos nosotros mismos para que esa evolución sea lo más positiva posible, debe determinarse lo que es más beneficioso”. A este respecto, consideró que una de las cuestiones más relevantes a abordar no se refiere a aspectos científico-técnicos sino a los problemas éticos.