El Consejo de Colegios Profesionales de Farmacéuticos de Castilla y León (Concyl) ha publicado una nota de prensa para comunicar su adhesión al Día Europeo de Prevención del Cáncer de Piel, que se conmemora este 13 de junio, así como su compromiso con la sensibilización de los ciudadanos para tratar de prevenir la aparición de esta patología que, en ocho de cada 10 casos se puede evitar si se eluden la exposición directa al sol y las quemaduras cutáneas, sobre todo durante la infancia y adolescencia.
En este sentido, aseguran que la red de más de 1.600 farmacias de Castilla y León se convierten "cada año con más intensidad en puntos de información sanitaria y asesoramiento para los ciudadanos", pudiendo contribuir a prevenir el cáncer de piel que, a diferencia de otros tumores, tiene altas tasas de éxito en su curación siempre que se reciba el tratamiento adecuado y que se detecte en sus estadios iniciales.
Desde el Concyl han querido además lanzar consejos a la población, "especialmente ante el riesgo de falsas creencias o relajación ante las medidas preventivas", subrayando que existe una exposición indirecta, un porcentaje de radiación solar que proviene de la reflexión del suelo (agua, arena, asfalto y, especialmente, en la nieve), por lo cual no basta la protección mediante sombreros o gorros.
Además, recuerdan que estar dentro del agua no significa que uno esté protegido del sol, como tampoco lo es la presencia de nubosidad en el cielo, ya que un porcentaje no despreciable de la radiación ultravioleta total atraviesa las nubes. "En días nublados, también hay que protegerse", prosiguen. En este sentido, apuntan que las cremas fotoprotectoras deben renovarse cada cierto tiempo, dependiendo de factores como el ejercicio, la sudoración, el baño en el agua, o las características del producto.
También señalan que el efecto perjudicial de la radiación solar "no es únicamente instantáneo (quemadura
solar) sino acumulativo, determinando la formación de mutaciones en el material genético que se van sumando hasta comprometer la viabilidad celular". Por eso, es importante extremar las precauciones en las partes del cuerpo más sensibles al sol: cara, cuello, cabeza, hombros, escote, orejas, manos y empeines.
Reconocen que, cuanto más joven es el individuo, mejor es la capacidad de reparación del daño inducido por el sol en el ADN, "pero esta capacidad se va perdiendo con el tiempo, lo cual unido a la exposición solar acumulativa determinará la aparición progresiva de lesiones premalignas y malignas en el individuo". Por todo ello, dicen, "la protección solar debe ser muy efectiva en niños (especialmente en menores de seis meses) y adolescentes, ya que
una historia de quemaduras solares en estas edades implica "un mayor riesgo de desarrollar lesiones malignas en el futuro".
Finalmente, llaman a estar informados del índice de luz UV que se da en un área geográfica determinada, para poder evaluar el riesgo de quemadura solar, daño a la piel y, en última instancia, de cáncer de piel, y a tener cuidado con las lámparas de bronceado (incluyendo las camas para bronceado integral), que "no puede considerarse exentas de riesgo, puesto que para ejercer su efecto inductor de la producción de melanina por los melanocitos es necesario que llegue a estos una cierta dosis de radiación UV". "Lo mismo ocurre con el empleo de bronceadores
químicos, como la dihidroxiacetona, que es capaz de reaccionar con las proteínas de las células epiteliales dando lugar a subproductos que oscurecen temporalmente la superficie de la piel", pero "no protege frente a la radiación UV".