La nicotina es la sustancia principal responsable de los efectos placenteros del tabaco, se ha demostrado que genera adicción pues origina una serie de comportamientos sensoriales placenteros.
La terapia sustitutiva o de reemplazo consiste en administrar cantidades limitadas y fijas de nicotina que reemplazan parte de la proporcionada por el tabaco y ayuda así, a reducir la intensidad de los síntomas del síndrome de abstinencia relacionado con el cese del consumo de tabaco, que pueden incluir nerviosismo. alteraciones del estado de ánimo del sueño o incluso cambios de peso.
Por ello, está aprobada como tratamiento de la dependencia del tabaco en adultos, con el objetivo de dejar definitivamente el tabaco y preferiblemente, como apoyo a una terapia conductual.
Está disponible en cuatro formas farmacéuticas. Los chicles y los comprimidos para chupar ,en su mayoría con sabor a menta, así como el aerosol para pulverización bucal están dosificados para aportar algo más de la mitad de la nicotina procedente del consumo de un cigarrillo. Suelen emplearse a demanda, cuando apetece un cigarrillo hasta un determinado número máximo de administraciones diarias.
Por su parte, los parches transdérmicos varían en la concentración y velocidad de absorción de la nicotina, según el fabricante. Y, generalmente se utilizan de forma complementaria con los chicles.
Para asegurarse de la posología correcta, se recomienda siempre consultar al farmacéutico de confianza. Se deben usar en fumadores con dependencia moderada o alta, y motivados para el abandono del tabaco. No se recomienda en fumadores de menos de 10 cigarrillos al día o equivalente. Se suele aconsejar reducir de forma gradual la dosis de nicotina conforme se va avanzando en la deshabituación tabáquica recomendándose, por lo general, tratamientos de 8 o 12 semanas.
No hay diferencias significativas en la eficacia a largo plazo entre las distintas formas farmacéuticas y vías de administración, con cifras de en torno al 15- 25 % de éxito.
En general es un fármaco bien tolerado y las reacciones adversas más habituales se limitan a trastornos digestivos, náuseas, vómitos, dispepsia y neurológicos, dolor de cabeza o insomnio, pero si se administra una terapia sustitutiva de nicotina se recomienda evitar el consumo de tabaco ya que puede darse una sobredosis de nicotina que puede cursar con náuseas, aumento de salivación, dolor abdominal, sudoración o dolor de cabeza, entre otros síntomas.
Por el posible riesgo de depresión en personas que dejan de fumar e incluso en aquellos que no utilicen ningún tratamiento para ello, es aconsejable que consulte siempre a tu médico o farmacéutico si notas cambios de humor, irritabilidad u otros síntomas de depresión.
Y, recuerda pregunta siempre a tu farmacéutico de confianza. Él te informará sobre los efectos y las dosis de la terapia sustitutiva de nicotina y sobre cualquier otra duda que tengas.
Recuerda, ante cualquier duda acude a tu farmacia, y consulta a tu farmacéutico.