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La reducción del uso de benzodiacepinas, clave en el abordaje de la salud mental juvenil en AP

Las indicaciones sobre prescripción de estos fármacos entre adolescentes es una de las recomendaciones de la guía ‘Qué hacer y no hacer en la atención a la adolescencia’, elaborada por Semfyc e incorporadas a la iniciativa ‘No Hacer’ del Ministerio de Sanidad.

El IV Barómetro Juvenil de Bienestar y Salud del 2023, el 59% de los jóvenes españoles de entre 15 y 29 años admite haber tenido problemas de salud mental y dos de cada diez jóvenes de entre 14 y 18 años admite haber consumido ya benzodiacepinas según Estudes. Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, desde Semfyc se ha defendido la necesidad de abordar las causas, consecuencias y posibles soluciones para mejorar el bienestar emocional de la población infantojuvenil que llega a las consultas de Atención Primaria con cuadro clínicos del ámbito de la salud mental.

 “Las benzodiacepinas están prácticamente en todas las casas, y se ha normalizado su uso, incluso en el ámbito familiar se les dan sin ser prescritas como un analgésico sin tener en cuenta sus efectos ni riesgos”, alerta Idoia Jiménez, coordinadora del grupo de trabajo Atención al Adolescente de la semfyc quien destaca un preocupante aumento en el consumo de benzodiacepinas entre los jóvenes. Asimismo, añade que los riesgos de su consumo: “la dependencia, confusión, trastornos de ánimo y de la memoria”. “Tener acceso a benzodiacepinas pueden facilitar en adolescentes de riesgo los intentos de suicidio”, explica Jiménez.

De hecho, las indicaciones sobre prescripción de estos fármacos entre adolescentes es una de las recomendaciones de la guía ‘Qué hacer y no hacer en la atención a la adolescencia’, elaborada por el Grupo de Trabajo de Atención al Adolescente de la semFYC, incorporadas a la iniciativa ‘No Hacer’ del Ministerio de Sanidad.

La indicación formulada por este grupo es clara: “Se recomienda no prescribir benzodiacepinas en población adolescente de 10 a 21 años ante problemas de ansiedad o insomnio, exceptuando los problemas neurológicos o psiquiátricos graves”. En este contexto, la coordinadora del Grupo de Trabajo de Salud Mental de la semfyc, Luz de Myotanh Vázquez, señala que "se debe considerar el daño que pueden causar en los adolescentes. Esto nos debe llevar a implementar la prevención cuaternaria. Muchos psicofármacos tienen efectos secundarios que posiblemente sean peor tolerados por los adolescentes que por los adultos”.

Más consultas

Más allá del consumo de fármacos, los datos del Sistema de Información de AP (SIAP) relativos a la frecuentación de las consultas programadas de Medicina Familiar y Comunitaria en AP para población infantojuvenil han crecido en la última década: en 2014, el grupo de edades entre 15 y 19 años solicitó entorno 5,6 millones de consultas y el de 20 a 24 años 6,6 millones, en 2023 estas cifras habían aumentado un 15% ambos grupos, para situarse en 6,5 millones y 7,4 millones, respectivamente.

En estos últimos años hay más cifras que han marcado la alarma. Fue el Informe Nacional de Estadística, de 2023 donde se señaló que 4.000 personas se quitaron la vida en España y era el suicidio la primera causa de muerte no accidental entre los jóvenes. Una parte de la intervención preventiva recae en Atención Primaria y Luz de Myotanh Vázquez, subraya: “Somos la primera línea en la detección y prevención de problemas de salud mental infantojuvenil”. Según la especialista, la pandemia de Covid-19 ha exacerbado estos problemas, alterando las dinámicas sociales y educativas, y afectando el desarrollo emocional de los adolescentes.

En un sentido similar se expresa Asensio López, coordinador del Programa de Actividades de Prevención y Promoción de la Salud (PAPPS) de la semFYC, quien coincide y añade que “la pandemia ha incrementado las situaciones de soledad y aislamiento social, disminuyendo las habilidades sociales y aumentando los cuadros de ansiedad y depresión en algunos niños y jóvenes”. Efectivamente, durante la pandemia y, sobre todo, el año posterior, las consultas de los más jóvenes marcaron su tope, con 7,9 millones de visitas por parte de los jóvenes de 15 a 19 años y 9,1 millones, los del grupo de edad entre 20 y 24.

En el análisis cualitativo de las patologías en consulta, según los datos de la Base de Datos Clínicos de Atención Primaria (BDCAP), la crisis de salud mental entre los jóvenes en España se ha vuelto alarmante, evidenciada por el aumento de patologías como los trastornos del sueño, problemas de alimentación, la ansiedad y la depresión.

Se han triplicado en 2022 en el grupo de 15 a 19 años con respecto al 2014, con un aumento más notable desde el inicio de la pandemia de COVID-19, pasando de 48.309 casos en 2020 a 61.959 en 2022; un aumento del 28,26% entre estos dos años.

En el grupo de 20 a 24 (22.084 casos en 2014 y 60.511, en 2022) se han triplicado y de 25 a 29 años (32.755 casos en 2014 y 69.883, en 2022) se han duplica. El grupo de 30 a 34 años muestra un 76% de aumento (de 55.945 a 98.416).

Depresión

Entre 2014 y 2022, el grupo de 15 a 19 años ha experimentado un incremento del 148% de los trastornos de depresión (pasando de 9.471 casos, en 2014, a 23.467, en 2022) y del 85% en los jóvenes de 20 a 24 años (pasando de 21614, en 2014, a 40.030 en 2022).

Los trastornos de ansiedad han experimentado un incremento en los más jóvenes, pasando de 45.493 casos en 2014 a 125.182 en 2022 en el grupo de 15 a 19 años, y en los de 20 a 24 años, los casos aumentaron de 90.092 a 211.942.

En el grupo de 15 a 19 años, los casos aumentaron de 11.398 en 2014 a 19.346 en 2020, lo que representa un incremento del 69,5%, aunque se observó una ligera disminución a 17.118 en 2022.

 Estrategias desde AP

Más allá de la detección y el abordaje inicial, para Luz de Myotahn Vázquez la clave es la prevención y esta pasa por un abordaje también desde la comunidad. Esta médica resalta la importancia de la educación y formación en salud mental en colegios e institutos, así como la creación de puntos de apoyo comunitarios y espacios web informativos. “Es crucial reforzar las unidades de salud mental infantojuvenil con más recursos humanos y económicos, y apoyar a los familiares que lidian a diario con los problemas de sus hijos”, afirma. Por su parte, Asensio López afirma que “es necesario implantar programas de prevención y detección precoz para los jóvenes en mayor riesgo”.

 Luz de Myotanh Vázquez añade que “las estrategias no deben pasar solamente por una cuestión médica, pues hay muchos agentes implicados: Las médicas de familia solamente somos un eslabón más en la cadena de posibles actuaciones”. Propone que colegios e institutos ofrezcan formación a las familias y alumnado sobre salud mental y salud basada en las emociones, y que se establezcan buenos protocolos de actuación para la coordinación con el colegio, trabajo social, sanitarios e inclusive con la policía ante casos de ciberacoso.

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