Según datos de la encuesta EDADEs 2022, elaborada por el Plan Nacional sobre Drogas del Ministerio de Sanidad, el 9,7% de la población española habría consumido benzodiacepinas con o sin receta en los últimos 30 días, mientras que el 7,2% de la población reconoce consumir a diario estos fármacos. Estos datos sitúan a España, según datos de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), como el país del mundo con mayor consumo de benzodiacepinas.
“Está demostrado que estos medicamentos son útiles durante un tiempo determinado, entre 2 y 4 semanas, cuando las medidas no farmacológicas son insuficientes en los casos de crisis de ansiedad, cuando sea crucial el control de los síntomas, o en insomnio grave que interfiere con la vida cotidiana”, ha explicado Ingrid Ferrer López, farmacéutica de atención primaria del Servicio Andaluz de Salud durante su intervención en el 26º Congreso de la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (Sefap), que se celebra en Santander.
Sin embargo, ha matizado, un uso continuado de estos hipnosedantes que, a menudo, se recetan para dormir mejor por su efecto ansiolítico, hipnótico y relajante muscular, hace disminuir el efecto beneficioso de estos fármacos “e incrementa el riesgo de accidentes, caídas y el deterioro cognitivo, por lo que su balance beneficio/riesgo a medio y largo plazo es desfavorable”.
En ese sentido, Ferrer López ha presentado los resultados del programa educativo y de concienciación BenzoStopJuntos: Vivir sin tranquilizantes es posible, puesto en marcha por la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía con el asesoramiento de la Escuela Andaluza de Salud Pública y del que la farmacéutica de atención primaria es coordinadora. Según datos recientes, en la comunidad andaluza una de cada diez personas es consumidora crónica de benzodiacepinas. De ellas, una de cada dos son personas mayores de 65 años y siete de cada diez son mujeres.
“El programa está dirigido a ciudadanos que presentan un uso crónico (más de cuatro semanas) de benzodiacepinas para tratar la ansiedad y/o el insomnio y que no presenten trastorno mental grave o que estén en situación paliativa. Son estos pacientes los que presentan un marcado beneficio riesgo negativo a medio y largo plazo, así como aquellos en los que se están medicalizando problemas de la vida diaria”, ha señalado la coordinadora del programa, que ha explicado que el programa consiste en ofrecer información y un material educativo a estos pacientes en las consultas que realicen a su médico de cabecera, enfermero, trabajador social o profesionales de salud mental, entre otros, así como en las oficinas de farmacias comunitarias, que también se han implicado a través del Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CACOF).
El programa BenzoStopJuntos es una adaptación de uno existente en el ámbito de la salud en Canadá y entre los materiales se incluye un auto-test para medir el grado de dependencia a estos fármacos, así como un directorio de las guías de autoayuda para la depresión y los trastornos de ansiedad del Servicio Andaluz de Salud y una sugerencia de pauta de deshabituación. “Incorporar esta intervención breve en la práctica clínica habitual, hacer conscientes a la población del problema informando a los pacientes de las ventajas, inconvenientes y alternativas sobre las benzodiacepinas, y trabajar en equipo es parte de la solución para sensibilizar a la población. Hacerles saber que los profesionales están preocupados por el uso crónico de estos fármacos es el primer paso para promover un cambio sin demonizar las benzodiacepinas, pues en algunos casos son útiles”, ha argumentado.
Reducción del consumo crónico
Como ha explicado Ingrid Ferrer López, el objetivo de esta intervención comunitaria educativa no es la deprescripción de benzodiacepinas, sino la mejora del conocimiento que los pacientes tienen sobre estos fármacos para reducir su consumo a partir de la información. El programa BenzoStopJuntos se inició durante los años 2018-2019 en el contexto de un estudio de investigación promovido en cinco centros de salud y las farmacias comunitarias del entorno del Distrito Sanitario Sevilla. Allí, gracias al apoyo conjunto de profesionales médicos, enfermeros y farmacéuticos, se llegó a evitar el uso crónico de benzodiacepinas en 1 de cada 3 pacientes intervenidos a los 6 meses, mejorando además la calidad de vida y el conocimiento sobre estos fármacos.
“Tras estos resultados se comenzó a plantear su generalización en Andalucía, pero la pandemia nos puso a atender otros asuntos más urgentes. Ya en el año 2022 se retomó la iniciativa y se pilotó la implantación de la estrategia de despliegue para toda Andalucía en 15 centros de Atención Primaria durante nueve meses, abarcando todas las provincias andaluzas. En esta fase, con la ayuda de los farmacéuticos de atención primaria y de los colegios de farmacéuticos, se ha logrado reducir el consumo de las benzodiacepinas en un 2,8% respecto al registrado el año anterior”, ha informado la coordinadora, que ha destacado que uno de los grandes pilares del programa es “el amplio respaldo y consenso profesional” con el que cuenta, como demuestra el hecho de que a BenzoStopJuntos se hayan sumado 16 entidades profesionales -entre sociedades científicas y consejos de colegios profesionales-.
Ferrer López, que ha querido destacar el papel de los farmacéuticos de atención primaria en el programa (“somos una figura clave para el engranaje de muchas de las piezas del programa y, por extensión, del sistema sanitario”), ha concluido su intervención señalando que BenzoStopJuntos es una estrategia “generalizable” a otras Comunidades Autónomas españolas: “Es una intervención breve y que mantenida en el tiempo hará que la población se sensibilice de que vivir sin tranquilizantes es posible. Esperamos entre todos invertir ese consumo ascendente de benzodiacepinas que tenemos desde hace años en España”.