Los procesos evaluadores de la innovación pueden hacer que las nuevas terapias tarden hasta tres años en estar disponibles, pero además es importante actualizar los IPT (informes de posicionamiento terapéutico) a medida que se obtiene nueva evidencia, indica Joel Sabaniego, responsable de acceso al mercado de Angelini Pharma Iberia.
La actualización de los IPT particularmente importante cuando se trata de necesidades especiales y se ha generado evidencia científica que puede facilitar el acceso a las terapias.
Las dificultades en el acceso son diferentes en cada entorno, con limitaciones que en ocasiones guardan relación con criterios de ensayos clínicos, pero que también son “arbitrarias o puramente económicas” en algunos escenarios, apunta.
Asimismo, en opinión de Sabaniego la armonización de criterios sería ideal. “Si en los IPT participan las comunidades autónomas, no parece que sean necesarias evaluaciones adicionales, menos aún con Revalmed en marcha”, añade.
Con respecto a la salud mental, afirma que estamos en un ambiente en el cual se entiende que el cuidado de la salud no es únicamente el fármaco, pero matiza que “el primer paso para mejorar la atención en trastornos graves es el control de los síntomas”.
Por eso señala lo importante que es que los pacientes sin alternativas dispongan de nuevas opciones terapéuticas, más aún cuando se acaba de dar a conocer el plan nacional de salud mental, con varias líneas de trabajo, una de las cuales está específicamente dirigida a niños y adolescentes.
“Si no disponemos de nuevas terapias, no podremos dar respuesta a estas necesidades, es importante aprovechar las nuevas herramientas y contar con alternativas de tratamiento”, razona. En cuanto a la población infantil y juvenil, asegura que “son un grupo vulnerable, y prestar atención a nuevas opciones no es una innovación menor”.
Angelini Pharma ha presentado recientemente la nueva indicación de hidrocloruro de lurasidona (comercializado como Latuda) para el tratamiento de la esquizofrenia en adolescentes a partir de 13 años. Desde la compañía han destacado que se trata del primer antipsicótico de segunda generación que ha demostrado eficacia a partir de esta edad con un perfil de tolerabilidad favorable, y que es el primer fármaco innovador en este rango de edad un periodo de tres décadas.
Muchos trastornos mentales no contaban con fármacos con indicación específica para el segmento infanto-juvenil: un gran obstáculo teniendo en cuenta que muchos de estos trastornos, entre ellos la esquizofrenia, pueden comenzar a manifestarse en estas edades.
Esta nueva indicación evidencia que se ha superado un filtro muy importante en lo que respecta a la seguridad y tolerabilidad del fármaco porque, si bien la eficacia entre población infanto-juvenil y adulta no es muy distinta para los antipsicóticos, no sucede de igual manera con los efectos secundarios, que suelen ser mucho más significativos entre la población más vulnerable.