Aunque los efectos sanitarios derivados de la despoblación son comunes a muchas comunidades autónomas, Galicia mantiene una tendencia mayor que la mayoría de territorios españoles. Así lo asegura Julio Torrado, el portavoz del PSOE en materia de sanidad en el Parlamento de Galicia. El parlamentario apuesta en primer lugar por el fortalecimiento de la Atención Primaria como remedio a esta situación, pero no descarta “sin invadir competencias” utilizar el papel de la farmacia rural como elemento de atención sanitaria.
PREGUNTA.- ¿Cómo valora su partido la situación sanitaria en Galicia?
RESPUESTA.- En Galicia, como en todos los lugares de España llevamos dos años afrontando los problemas derivados de la pandemia, pero trascendiendo de ello, llevamos décadas afrontando varios problemas en el plano asistencial y en el conjunto de la política sanitaria. En estos momentos hay un problema que es la gestión de la Atención Primaria y la búsqueda de soluciones es en lo que estamos trabajando de forma prioritaria en nuestro grupo.
P.- ¿Y por qué Atención Primaria?
R.- No es un problema sólo gallego, pero aquí hay unas situaciones especiales que nos dificultan garantizar un nivel de atención y a las que desde el Gobierno no se están dando muchas respuestas. Tenemos una población muy dispersa, muy envejecida, con una tendencia a la cronicidad mayor que en la mayoría de las CC.AA, y para ellos su dependencia de la Atención Primaria es mayor y tiende a serlo a más con el tiempo.
P.- ¿Cuál es su planteamiento para paliar esta situación?
R.- Nosotros apostamos por una Atención Primaria mucho más resolutiva, y que sea realmente el eje central del sistema sanitario. Junto a ello consideramos la salud mental como otra cuestión fundamental. El año pasado alcanzamos un acuerdo en este campo con el Gobierno, sobre todo en mayor dotación de personal y algunas mejoras de infraestructuras, que se han cumplido en parte. Ahora mismo seguimos siendo la comunidad española con peor ratio en tiempos para acceder a los especialistas de salud mental y a la vez tenemos el dudoso honor de ser una de las comunidades con mayores tasas de suicidio del país.
P.- ¿Y qué papel consideran que en este campo tiene la farmacia?
R.- A nivel de farmacia, comprendemos que la gestión farmacéutica es compleja. Entendemos que el farmacéutico es un aliado del sistema sanitario y por ello es preciso fomentar una relación simbiótica con la Administración. Eso es lo que tratamos de expresar en nuestra participación en la ley de farmacia de 2019 en la que negociamos nuestro apoyo con el Gobierno. A pesar de que el Ejecutivo tenía mayoría absoluta, nosotros entendimos que la ley era aceptable, aunque tenía algunas cosas mejorables.
P.- ¿Qué pueden aportar los farmacéuticos a la mejora del sistema de salud gallego?
R.- Siempre hemos procurado ir de la mano de los farmacéuticos. Ahora no es el momento para hacer el marketing que hace el Gobierno autónomo. No es tiempo de maquillajes, sino de reconstrucción. Primaria, es un modelo medicocentrista y la saturación del médico está provocando el colapso del sistema. Nosotros somos favorables a dar más participación a otros profesionales sanitarios, como los de enfermería, pero también en trabajar en equipos multidisciplinares más amplios, que generen dinámicas de colaboración más intensas, y que estén vinculados a otras cuestiones que son fundamentales, como la conectividad de los centros.
P.- ¿A qué profesiones se refiere?
R.- Especialmente consideramos que enfermería es una profesión infrautilizada en el sistema sanitario, porque no se le permite desarrollar las posibilidades que formativamente tienen estos profesionales. Consideramos que podrían aportar mucho en solucionar tareas más burocráticas. Un médico probablemente dedique el 30% de su tiempo a procedimientos burocráticos. Muchas veces se podría recuperar ese tiempo con profesionales debidamente formados que estuvieran asistiendo en esa labor. Con eso no solamente recuperaríamos ese tiempo, sino que además haríamos que la atención girase en torno a las necesidades de la población y no a las necesidades del sistema. Ahora mismo estamos trabajando para que el sistema pueda encajar lo que le viene encima, cuando deberíamos cambiar el modelo y ponerlo para que sea capaz de ofrecer lo que se necesita.
P.- ¿Y la farmacia?
R.- Sin querer invadir competencias entre profesionales, si es verdad que tenemos que aprovechar las dinámicas que puedan surgir para mejorar la atención. En eso la farmacia rural es un ejemplo claro. Para un paciente, el farmacéutico es el profesional sanitario más cercano. Ante un problema no excesivo las personas van a la farmacia para preguntar. Por ello, sin ánimo de afectar a la competencia, el farmacéutico, en colaboración con los demás profesionales sanitarios, puede ejercer una cierta labor en la supervisión de estas personas que puede ser muy aprovechable para el sistema.
P.- Entiendo que la proximidad es un factor determinante
R.- El farmacéutico es un contacto mucho más frecuente que el de otros profesionales de salud y por tanto, ahí tenemos una estrategia que podemos desarrollar, sobre todo en el caso de las situaciones de dispersión poblacional pueden ser una solución. Francia ha utilizado a los carteros como personas que pueden ejercer una vigilancia a las personas que viven en entornos más alejados; nosotros tenemos a los farmacéuticos, que pueden aportar muchísimo más que esos trabajadores y ser un elemento clave porque tienen que tienen conocimientos y capacidad para realizar esa supervisión.
P.- ¿Y además del mundo rural y la Atención Primaria, en que otros campos están trabajando en su labor de oposición?
La lista sería muy amplia. A modo de ejemplo, estamos trabajando en la vigilancia de las listas de espera en los hospitales. Creemos que hay un problema de gestión, que ha sido denunciado por organismos independientes, porque el sistema se está alterando para registrar los tiempos de manera que favorezcan los intereses oficiales. Por ejemplo, una persona que tiene que esperar seis meses para acceder a una prueba diagnóstica, sólo le cuentan el último mes desde que le han dado cita, pero nadie cuenta el tiempo que realmente está esperando. Las listas de espera estructurales no se conocen. Pero además de eso creemos que existe una infrautilización de recursos. Es posible hablar de ampliaciones de la atención en los hospitales públicos. No tiene sentido que parte de la actividad se paralice por la tarde. Esto es algo inexplicable para el ciudadano; que por un lado haya lista de espera y por otro que se cierre el servicio a partir de una hora. Nuestro objetivo en definitiva es hacer una sanidad centrada en las necesidades de los pacientes, no en las necesidades de la Administración