Las innovaciones terapéuticas, como los nuevos medicamentos, nuevos dispositivos y equipos médicos o nuevas soluciones tecnológicas aplicadas a la salud, son vistas por los profesionales sanitarios como un elemento clave para la mejora de la salud de los resultados clínicos y de la calidad de vida de los pacientes.
De acuerdo con una encuesta realizada por Hiris de la Sanidad sobre un panel independiente, cuyo objetivo es ofrecer una visión de la sanidad española tal como la perciben profesionales de todas las especialidades sanitarias y directivos de toda España, la valoración de la relevancia de la innovación terapéutica ha alcanzado un 8,34 sobre diez y ha mejorado ampliamente la valoración recibida en mayo del año pasado (7,06), cuando se repitió la misma encuesta.
Las valoraciones realizadas abordan los beneficios que aporta la innovación terapéutica, en relación con la mejora de los resultados clínicos del paciente -supervivencia, seguridad, mejoras funcionales, etc.-, alcanzan un 8,5 sobre 10. Por su parte, la aportación al conocimiento y la ciencia médica ha registrado un 8,4 y la mejora de la calidad de vida de los pacientes (8,2). Un punto por detrás quedan la mejora de la eficiencia y sostenibilidad global del sistema (7,3) y la generación de empleo y crecimiento de la economía. (7,2).
A una considerable distancia de estos parámetros se encuentra el grado de satisfacción de los profesionales con el acceso a los medicamentos y tecnologías innovadores en España, con una puntuación de 6,2, que se mantiene estable respecto del año pasado.
Los profesionales sanitarios mantienen que la mayor barrera para el acceso a la innovación en salud es la falta de financiación sanitaria suficiente. El precio de los medicamentos y tecnologías innovadores sube cuatro puestos desde mayo del año pasado, y se posiciona como la segunda mayor barrera. En tercer lugar, aparece la falta de equidad entre territorios y entre centros del mismo territorio, y en cuarto lugar la variabilidad en la práctica médica, lo cual genera que la prescripción esté condicionada por el médico que atiende al paciente y no solo por la necesidad del paciente. Esta falta de acceso es vista por los profesionales como una “pérdida de oportunidad” para cambiar el curso de la enfermedad de los pacientes.
Para mejorar el acceso, los profesionales demandan una revisión profunda de los sistemas de evaluación de medicamentos y tecnologías, reducir los plazos de incorporación a la cartera, implementar programas de acceso temprano o adecuar los informes de posicionamiento terapéutico (IPT) y las guías farmacoterapéuticas a las recomendaciones de las sociedades científicas.
Nicolas Gonzalez Casares: