El Sistema Nacional de Salud en España debe evolucionar hacia un modelo de financiación basado en la actividad y en la complejidad asistencial para los hospitales, además de en los resultados. En la misma línea, sería recomendable generalizar el sistema de financiación per cápita en la atención primaria de salud, ajustado por las características sociodemográficas y sanitarias de la población asignada en cada centro de salud.
Estas son algunas de las conclusiones del informe ‘Financiar los servicios asistenciales por actividad y resultados. Hacia una política sanitaria basada en la evidencia y el valor’, elaborado por el Institute for Healthcare Management de Esade y Antares Consulting, con el apoyo de Gilead. El estudio analiza los modelos de financiación de los hospitales y muestra las diferencias entre los sistemas de pago de España y la mayoría de los países europeos.
En España, predominan el sistema de pago por presupuesto (sobre todo, en los hospitales públicos), donde Cataluña es la única comunidad autónoma en la que se ha avanzado hacia el pago por proceso o los Grupos Relacionados por el Diagnóstico (GRD). Esta última vía, en la que España fue pionera, no se ha asentado en nuestro país. Esto supone una diferencia con la mayoría de los países europeos, donde en los últimos treinta años se ha evolucionado hacia sistemas de pago por actividad en la atención primaria y hospitalaria. A eso se han sumado los sistemas de pago basados en criterios de valor y de resultados.
“España ha ido en dirección contraria de lo observado en los sistemas sanitarios europeos”, defienden los autores del informe, Manel Peiró, profesor de Esade y director del Institute for Healthcare Management de EsadeGov, y Joan Barrubés, socio de Antares Consulting. Por ello, recomiendan evolucionar de un modelo de financiación de la asistencia sanitaria basado en el presupuesto a un modelo de financiación por actividad, por complejidad asistencial y por resultados en todos los niveles asistenciales: centros de salud, hospitales de agudos y de media estancia.
Este cambio de modelo se sustenta, según los autores del estudio, en el refuerzo y la mejora de los mecanismos de transparencia y rendición de cuentas a ojos de los ciudadanos, en la necesidad de acompañar el desarrollo de un modelo de asistencia sanitaria basado en el valor y en la necesidad de garantizar una asignación de recursos equitativa entre todas las organizaciones sanitarias del Sistema Nacional de Salud. “Es fundamental que, dentro de cada comunidad autónoma, el sistema de financiación de las prestaciones sanitarias de todas las organizaciones sanitarias se base en un mismo modelo de financiación, con el fin de asegurar la equidad en la asignación de los recursos públicos”, sostiene el informe.
Para completar el cambio se requiere de una base técnica muy sólida que permita la comparabilidad y el análisis de buenas prácticas, de un liderazgo sólido, sostenido y compartido por la autoridad sanitaria, y de un mejor gobierno y de transparencia de gestión en las organizaciones sanitarias públicas. Este último punto va en la misma línea de las conclusiones para la reconstrucción social y económica del Congreso de Diputados, donde se abogaba por profesionalizar la gestión de las organizaciones sanitarias o reforzar las estructuras de participación de los profesionales. Por último, los autores del informe defienden la importancia del tiempo de ejecución, clave para no aumentar la diferencia con los países europeos debido al retraso del nuevo modelo de financiación.
El informe se enmarca en la iniciativa SanEV, cuyo objetivo es crear un espacio de reflexión para contribuir a la definición e implantación de políticas sanitarias basadas en la evidencia. El proyecto SanEv nace de la colaboración del Institute for Healthcare Management de EsadeGov y de Antares Consulting que, con el apoyo de Gilead, trabajarán cada año en un tema de interés para analizar los cambios y reformas existentes sobre las políticas sanitarias. Otra de sus metas es contribuir a mejorar la calidad de las medidas y decisiones adoptadas al compartir, discutir y difundir las experiencias de éxito y su impacto en los ciudadanos. Por último, su finalidad es generar un impacto positivo en las competencias y el conocimiento de los directivos y los profesionales que trabajan en los Servicios Regionales de Salud.