Biosim ha recibido con satisfacción la publicación del nuevo acuerdo marco de adquisición de medicamentos biosimilares impulsado por el Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa), pero ha advertido que el texto mantiene importantes limitaciones que pueden comprometer su eficacia en la práctica clínica.
Según ha explicado a Diariofarma su directora general, Encarna Cruz, este nuevo proceso de contratación “es completamente distinto al anterior porque ha habido diálogo previo y eso es diferencial”. En su opinión, se trata de un cambio de cultura institucional que ha permitido a la organización trasladar propuestas concretas, muchas de las cuales se han visto reflejadas en el texto final del pliego.
Entre los aspectos más valorados por Biosim se encuentra la incorporación de criterios no exclusivamente económicos, como las cláusulas medioambientales, que suponen una novedad respecto a ediciones anteriores. También ha celebrado que se haya optado por un sistema de adjudicación múltiple, lo que permitirá que varios medicamentos queden homologados por cada principio activo, ofreciendo más flexibilidad a las comunidades autónomas que se adhieran al acuerdo.
No obstante, Cruz ha lamentado que el criterio económico siga teniendo un peso del 70%, mientras que los criterios de calidad representan tan solo el 30%. A su juicio, este desequilibrio va en contra del espíritu del anteproyecto de ley de medicamentos, que plantea una ponderación contraria: un 80% para la calidad y un 20% para el precio. “Nos hubiera gustado ver reflejado ese enfoque más equilibrado”, ha subrayado.
Pero donde la directora de Biosim ha puesto el acento es en las trabas administrativas que dificultan la prescripción de biosimilares, incluso cuando estos forman parte de los medicamentos adjudicados. El problema reside, según explica, en el sistema de prelación obligatorio que establece el pliego.
De acuerdo con el documento, los medicamentos incluidos en cada lote del acuerdo marco se ordenan por puntuación y ese orden determina su prioridad de compra. Para prescribir un medicamento distinto al primero del listado, aunque esté también homologado, el profesional clínico debe justificarlo previamente con un informe técnico, elaborado por el servicio de farmacia hospitalaria y validado por la dirección médica del centro.
“No puede ser que prescribir un biosimilar sea más difícil que una innovación”, denuncia Cruz. A su juicio, esta obligación de justificación previa “desincentiva claramente su uso clínico”, ya que añade una barrera burocrática que no existe para otros tipos de medicamentos.