Aunque los biosimilares se han convertido en una opción terapéutica cada vez más relevante para la artritis reumatoide, su penetración en mercados fuera de Europa es modesta cuando se compara con la de los genéricos. La culpa la tienen las reticencias de los clínicos, según un informe de GlobalData.
El análisis de GlobalData, se basa en un sondeo entre reumatólogos norteamericanos, japoneses, australianos y europeos (españoles, franceses, alemanes, italianos y británicos).
Como explica Rose Joachim, parte del equipo que llevó a cabo el sondeo, éste muestra que la prescripción de biosimilares está más extendida en Europa. Mientras que el 69% de los facultativos europeos declaran haber prescrito biosimilares al menos a la mitad de sus pacientes con artritis reumatoide, menos del 25% de los especialistas del resto de áreas geográficas lo hace en dicha proporción, según sus propias respuestas.
“Este resultado muestra el éxito de los esfuerzos por incrementar el empleo de biosimilares en Europa, y sugiere que hay escollos considerables por superar en Estados Unidos, Japón y Australia”, indican los autores.
Los encuestados señalaron como principales obstáculos el limitado número de biosimilares disponibles, la ambigüedad regulatoria y las dificultades con las aseguradoras de salud.
“Aunque el acceso al mercado podría ser un factor en Australia y Japón, es difícil que este factor explique por sí solo el bajo empleo de biosimilares. Comparados con Estados Unidos, ambos países tienen sistemas de salud públicos que promueven de forma activa la prescripción de biosimilares”, reflexiona Joachim.
El sondeo sugiere que los menores índices de prescripción de biosimilares en Japón y Australia pueden deberse a una preferencia constante por los productos de referencia. De acuerdo con sus resultados, el 43% y el 30% de los facultativos de estos países admitieron esta preferencia, respectivamente.
Según Joachim, en Estados Unidos la promoción de los biosimilares debería centrarse en mantener la política de precios competitivos y la presión de la industria para alcanzar un marco regulatorio más favorable. En Australia y Japón, es crucial desarrollar campañas informativas y educacionales para convencer a los médicos de que los biosimilares son seguros, eficaces, fiables y tienen un a gran calidad.