Artículo de opinión de José María López Alemany, director de Diariofarma
El gasto farmacéutico ha subido un 10% durante el pasado mes de agosto con respecto al mismo mes del año anterior. A nadie se le escapa que esa situación si fuera reiterada haría insostenible la prestación farmacéutica y el propio Sistema Nacional de Salud (SNS). Pero más allá de analizar los datos de un único mes, o varios, creo que es necesario tomar distancia y observar lo que ha ocurrido en los últimos años.
En la última década el comportamiento del gasto en medicamentos a través de recetas ha experimentado tres etapas claramente diferenciadas.
La primera de ellas llega hasta mayo de 2010. Es un periodo en el que había un crecimiento continuo y permanente en cifras entre el 5 y el 7% anual. De este modo, el gasto farmacéutico facturado por las farmacias en España creció entre enero de 2004 y mayo de 2010 en un 42%. Este incremento fue debido principalmente a la subida del número de recetas, que creció un 34,3%, mientras que el gasto medio por prescripción, subió el 5,7% en seis años, es decir, un crecimiento inferior al 1% anual.
En mayo de 2010 se alcanzó el registro récord en materia de gasto farmacéutico, al llegar a los 12.716 millones de gasto interanual.
Impacto de los RDL
El segundo periodo abarca desde mayo de 2010 a junio de 2013, que es cuando ejercen su efecto los diferentes reales decretos-ley que se aprobaron (RDL 4/2010; 8/2010; 9/2011; 16/2012). Los primeros de ellos afectaron al gasto medio, aunque también se observó una moderación en la demanda de recetas y el último, aunque afectó a ambas variables, ejerció su efecto especialmente en el número de recetas. En esos tres años el número de recetas cayó un 1,3% el gasto medio por cada prescripción un 21,1% y el gasto farmacéutico un 30%.
Al finalizar este periodo, nos situamos en cifras de número de recetas y gasto no vistas desde hacía años. En concreto, el gasto farmacéutico se situó en valores de enero-febrero de 2004 y el número de recetas en registros similares a los de octubre-noviembre de 2007. Por su parte, el gasto medio por receta quedó en cifras que se daban en 1999.
El tercer periodo es en el que nos encontramos ahora mismo. Es un periodo en el que, lógicamente, se tiene que registrar una recuperación del gasto y de la demanda. La aparición de innovaciones, la evolución demográfica e incluso la eliminación de facto por parte de algunas comunidades autónomas de elementos disuasorios de la demanda, como el copago en pensionistas, hacen que el gasto suba. No obstante, es necesario poner de manifiesto que en estos tres últimos años el gasto farmacéutico se ha mantenido en crecimientos discretos y ha subido solo un 10,4%, las recetas un 6,8% y el gasto medio un 3,3%.
En los primeros ocho meses de 2016 el gasto farmacéutico ha subido un 4,61%. Es una cifra superior a las variaciones a las que estábamos acostumbrados, es cierto. Pero no es menos cierto que las cifras en las que nos estamos moviendo son las que se registraban hace más de 10 años. En concreto, el gasto interanual registrado en agosto pasado (9.825 millones) es similar al que hubo en mayo de 2005. Por su parte, el número de recetas, 897 millones en los últimos doce meses, es una cifra similar a la de marzo de 2009.
Comparación con la evolución de la economía
Pero no solo eso. Para hacer un análisis más profundo de la evolución del gasto farmacéutico, creo que es necesario compararlo con la que han tenido las variables macroeconómicas en un periodo largo.
En este caso, hemos comparado la situación existente en 2002 con la de 2015. Al analizar cómo han variado parámetros como el Producto Interior Bruto (PIB); el Índice de Precios al Consumo (IPC o inflación); el gasto público total (de todas las administraciones) o el gasto sanitario total con la variación del gasto en farmacia, se observan unas diferencias muy sustanciales.
Mientras que en estos 13 años el PIB ha crecido un 44,3%; la inflación un 35%; el gasto público total un 61,9% o el gasto sanitario público total un 65,3%; el gasto en medicamentos a través de receta ha crecido un 22%, cifra sensiblemente inferior. Es cierto que si se sumara el gasto hospitalario el incremento del gasto farmacéutico total habría sido muy superior, pero la ausencia de información disponible hace difícil cuantificarlo.
Por todo ello, reiterando que un crecimiento sostenido en el tiempo de las cifras que se han observado en los últimos meses no sería sostenible, creo que es perfectamente asumible por el sistema y por la sociedad el montante actual que tiene la prestación farmacéutica. Se trata de una prestación que salva vidas, mejora la calidad de vida y prolonga su duración y supone solo 2,1 euros de cada 100 que gastan el conjunto de administraciones.
Eso sí, también considero que el sistema deberá seguir desarrollando líneas de trabajo de eficiencia y control del gasto para garantizar la sostenibilidad del sistema, la correcta asignación de recursos y maximizar los resultados en salud en virtud de la inversión realizada. Ese es el reto.