Política

Farmaindustria: “Andalucía no puede cerrar la puerta a las innovaciones”

La patronal de la industria innovadora se ha mostrado muy crítica con la ‘Guía Farmacoterapéutica de referencia para la prescripción en receta' del Servicio Andaluz de Salud. El director Técnico de Farmaindustria, Emili Esteve, considera que desde el primer párrafo "se pone en duda el valor de la innovación". Por eso, reclama de Andalucía que no "cierre las puertas" a la misma.
Emili Esteve, director Técnico de Farmaindustria
Emili Esteve, director Técnico de Farmaindustria

Farmaindustria considera un error no reconocer lo que aporta la innovación al avance de la terapéutica, tal y como se vislumbra desde el primer párrafo de la ‘Guía Farmacoterapéutica de referencia para la prescripción en receta', editada por el Servicio Andaluz de Salud (SAS), y cree que la región “no puede cerrar la puerta a las innovaciones”. Así lo ha explicado el director Técnico de la patronal farmacéutica, Emili Esteve, en declaraciones a Diariofarma en las que asegura que “circunscribir la terapia a estos medicamentos esenciales es propio de países en vías de desarrollo que no pueden acceder a la innovación” por cuestiones económicas.

Según Esteve, el documento presenta un “sesgo muy importante” ya que desde el primer párrafo “se pone en duda el valor de la innovación”. Ese primer párrafo señala que “la aparición de nuevos medicamentos no implica necesariamente una innovación y mejora terapéutica respecto a los ya existentes”. Ante esta afirmación, el director Técnico de Farmaindustria recuerda que “la innovación es una buena noticia, es algo crítico, es el progreso y algo a destacar”. Por ello, reclama de los autores de un guía de prescripción, “un cierto respeto” por la misma.

Otro de los elementos con los que se justifica la guía es la reducción de la variabilidad. Contra este argumento Esteve explica que en Andalucía se fomentó la variabilidad con la prescripción por principio activo y luego se luchó contra ella con las subastas. En cualquier caso, para él “desde el punto de vista técnico, lejos de ser criticable, es buena” ya que no hay que obligar a un prescriptor a cambiar un tratamiento que mantiene al paciente estabilizado.

 

Un ensayo clínico eliminando la innovación

Para Esteve, la situación que se va a dar en Andalucía es similar a la de un ensayo clínico para determinar “qué pasa con los resultados en salud si se cercenan 10 años  de innovación”. Se trata de una situación en la que al representante de la patronal no le gustaría encontrarse y sufrirlo. Según él, “no se sabe qué va a ocurrir con los resultados en salud si todos los pacientes se tratan con un único iECA y no con el espectro de medicamentos disponibles”.

Entrando en otro de los aspectos polémicos de la guía, al respecto de las Alternativas Terapéuticas Equivalentes, Esteve se pregunta “¿qué es? y ¿quién tiene en Andalucía autoridad para hacer que sea indistinto el uso de un medicamento y otro?” En este sentido recuerda que “esto es discutible incluso en algunos genéricos como en medicamentos de estrecho rango terapéutico, los de liberación modificada, etc.” Es más, según explica el representante de la industria, “lo más aproximado a la equivalencia es cuando se hace un medicamento biosimilar, donde se hace un estudio de comparabilidad y aun así, Europa no se manifiesta y los americanos no lo otorgan tan fácil”.

Más allá, considera que “todo el argumento de seguridad, variabilidad, incertidumbre es el que precede a una razón que es la de minimizar los costes”, por lo que se trata de un asunto que tal y como explica, se debe “asumir lo que supone desde el punto de vista político”. Por ello, Esteve plantea sus “dudas de que la información sea, como los autores dicen en la presentación, objetiva” y considera que se ha producido un “sesgo que debilita el mensaje”.

 

Dudas sobre la metodología: ¿Han participado médicos?

En este sentido, señala las dudas que le plantean la metodología utilizada. “No se puede saber cómo se ha hecho la guía” ni quien la ha hecho o si han intervenido otros agentes como médicos especialistas ya que se han omitido los cargos de los autores. “Y si no han intervenido médicos, ¿por qué?”, se pregunta Esteve. Del mismo modo, se lamenta que tampoco se ha dado participación a la industria farmacéutica.

A pesar de todo, este experto considera lícito que la administración indique sus preferencias de prescripción en función de las patologías, pero señala que “lo normal sería que el regulador fuera convincente y explicativo, pero no puede ir más allá ya que la guía hace iguales cosas que no lo son”. Es más, según Esteve, esta guía podría ser la “antesala de la simplificación de los medicamentos haciendo iguales por razones económicas principios activos que son distintos por razones científicos”.

Para finalizar, el representante de Farmaindustria ha señalado que valora el trabajo realizado por la Asociación Andaluza de Farmacéuticos de Atención Primaria (AAFAP), pero considera que lo recogido en la guía “ni de lejos es lo que deben hacer los médicos”.

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