A día de hoy, 30 organizaciones no gubernamentales y de la sociedad civil de 17 países europeos han presentado una oposición a la patente de Sovaldi (sofosbuvir) ante la Oficina Europea de Patentes (EPO). Entre ellas, 10 delegaciones de la red internacional de Médicos del Mundo, 13 de la red de Médicos sin Fronteras en Europa, cinco organizaciones sociales nacionales (entre ellas la española Salud por Derecho) y la Alianza Europea para la Salud Pública (EPHA).
El procedimiento iniciado, que sucede a otro que puso en marcha Médicos Del Mundo en 2015 por el que se obligó a Gilead a introducir enmiendas en la documentación de solicitud de una de sus patentes, se sustenta en el argumento de que el compuesto base no supone una invención y que, por lo tanto, la compañía farmacéutica no cumple con los requisitos de patentabilidad por el Convenio Europeo de Patentes. "Si se resuelve con éxito, la oposición podría acelerar la entrada de medicamentos genéricos en Europa, además de generar argumentos legales para ayudar a los Estados a empoderarse en las negociaciones con Gilead", señalan desde Salud por Derecho.
"Cerca de 80 millones de personas en todo el mundo viven con Hepatitis C y este fármaco tiene la capacidad de curarlas. Sin embargo, el alto precio que ha impuesto Gilead está impidiendo el acceso al tratamiento para todos aquellos que lo necesitan y la futura erradicación de la enfermedad", asegura Vanessa López, directora de Salud por Derecho.
Una vez conocida la noticia, este periódico se ha puesto en contacto con fuentes de la delegación española de este laboratorio con sede en Foster City (California) desde donde han confirmado el conocimiento de las acciones legales emprendidas por estas entidades aunque han rehusado hacer declaraciones.
¿Y quién contribuyó a "empoderar" al laboratorio frente a la sanidad pública en pleno proceso de decidir la financiación y de posible reducción de precios? Un partido político (Podemos) que dice defender la sanidad pública. Su actuación en ese caso es ejemplo de lo que no hay que hacer nunca: usar la financiación de los nuevos fármacos -o las vacunas- como herramienta partidista.