Artículo de opinión de José María López Alemany, director de Diariofarma.
Esta semana han sido noticia los precios de los medicamentos innovadores. No es que sea algo extraño, pero en esta ocasión sí que se han juntado diversos asuntos de actualidad que han traído a primera plana, de nuevo, el precio de los medicamentos.
Todo comenzó con la publicación del informe de ‘No es Sano’ en relación al precio de los medicamentos oncológicos. De manera atípica, así como de forma rápida y muy argumentada, Farmaindustria elaboró y difundió un argumentario en el que explicaba algunas de las cuestiones más relevantes que se habían criticado por parte de la asociación.
No obstante, creo que la respuesta de Farmaindustria, siendo desde mi punto de vista correcta, no puntualizó dos asuntos muy importantes que afectan de forma relevante a los precios de los medicamentos. Se trata, por un lado, de los precios reales (confidenciales) de los medicamentos y, por otro, el efecto de las deducciones reguladas por el Real Decreto-ley 8/2010, deducciones del 4%; 7,5% o 15%. Por ese motivo, desde Diariofarma hemos hecho un análisis del impacto que tienen los diferenciales de precio entre los que paga el Sistema Nacional de Salud y los precios visibles de cualquier medicamento.
Dada la confidencialidad de los precios reales que pagan los sistemas sanitarios, que son difíciles de conocer aunque no imposibles, muchos de los estudios que se basan en los precios de los medicamentos y su evolución llegan a conclusiones que no pueden ajustarse a la realidad puesto que parten de datos que no son correctos. De media, según el estudio realizado en Diariofarma, los precios reales que paga el SNS son un 27% inferiores a los precios que se conocen, habiendo casos en los que el descuento supera ampliamente el 70%.
Además, esta misma semana hemos podido conocer la evolución de 2017 a 2018 de los precios de los medicamentos frente al VIH recomendados como preferentes por Gesida. La introducción de los genéricos ha generado un ahorro promedio del 18% según los datos que maneja la Dirección General de Farmacia de la Comunidad Valenciana. Creo que es una muestra clara del ciclo que supone la innovación farmacéutica. El desarrollo y comercialización de medicamentos que hacen cambiar la historia natural de la enfermedad, aunque suponga una inversión importante para los sistemas sanitarios inicialmente, da paso, tras la finalización de las patentes, a un periodo en el que se puede incrementar el acceso gracias a las reducciones de precio propiciadas por la competencia de genéricos y biosimilares.
Evolución del gasto en medicamentos
Por otro lado, creo necesario recordar la evolución en el pasado próximo del gasto en medicamentos. En siete años, entre 2011 y 2017 la evolución del gasto farmacéutico púbico total ha sido de solo del 7%, un 1% anual, cifra que no parece estar disparada a pesar de que en este tiempo se han aplicado importantes medidas de control del gasto a consecuencia de la crisis económica.
Ese tiempo ha coincidido con comercialización de los Antivirales de Acción Directa para la hepatitis C, que ha llegado a suponer hasta 1.200 millones al año o con el lanzamiento de los nuevos medicamentos del ámbito de la inmuno-oncología. Y aún así, el SNS solo ha gastado un 1% más en medicamentos cada año que el anterior.
Por último, me gustaría recordar que el incremento de gasto en medicamentos de los últimos años, que no voy a negar que asciende a una cuantía importante, ha permitido iniciar la erradicación de la hepatitis C, convertir en crónica la condena a muerte que hace 30 años suponía la infección de VIH, alargar de forma importante la vida de pacientes en numerosos casos de cáncer, algunos de ellos sin nuevos tratamientos durante décadas. Por ese motivo, considero necesario que se valore si el incremento llevado a cabo en el gasto ha dado resultados clínicos relevantes. Mi opinión es que sí y deseo que sigan aportándolos en los próximos años ofreciendo ahorros e impactos positivos para la sociedad, más allá del ámbito puramente sanitario.