Mientras se mantiene la espera del reconocimiento de la especialidad de Farmacia y Atención Primaria y Hospitalaria, la profesión comienza a establecer su estrategia de cara a mantener un crecimiento “sin complejos” en los próximos años. Los presidentes de las sociedades española, europea y americana apuestan en el 66 Congreso de la SEFH, por un avance “homogéneo” y centrado en el papel que el farmacéutico debe representar en los servicios clínicos.
La presidenta de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), Olga Delgado, asegura que “debemos tener una visión y un desarrollo estratégico común”. Una opinión que comparten Andras Sule, presidente de la European Association Of Hospital Pharmacists (EAHP); y Douglas Scheckelhoff, presidente de la American Society Of Health System Pharmacy (ASHP).
En ese sentido, Delgado asegura que los profesionales de Farmacia Hospitalaria “han logrado obtener el reconocimiento de su figura dentro de los equipos esenciales” y ahora “tenemos una imagen muy clara de hacia dónde queremos ir y los cambios tecnológicos o sociales que podemos manejar en nuestro favor".
El crecimiento de la Farmacia Hospitalaria muchas veces viene determinado por otras especialidades hospitalarias “que demandan tener a un especialista de farmacia en sus propios equipos”. El crecimiento, a juicio de Delgado, “no lo podemos hacer solos”, sino que necesitamos que “sean los propios equipos clínicos quienes demande la presencia del farmacéutico”. La presidenta de la SEFH asegura que actualmente hay unidades que “han invertido parte de sus recursos económicos propios para contar con un farmacéutico en sus filas”.
La integración requiere un grado de especialización cada vez más alto y la constancia de que el funcionamiento dentro del hospital va a ser “en unidades multifactoriales, en las que los equipos comparten la situación de un paciente” y donde “las decisiones se toman por consenso”.
Delgado asegura que el futuro demanda un nuevo perfil profesional, marcado fundamentalmente por “una especialización clínica mucho mayor, un mayor compromiso en la atención al paciente, con un sentido de pertenencia a equipos asistenciales de procesos dentro del hospital y por una actuación farmacéutica basada en los resultados”.
Ello lleva a una mayor especialización en el uso de las tecnologías, así como a atender el nuevo tipo de paciente. Delgado asegura que es preciso avanzar “en nuevos valores” y por tanto a una revisión de las características de la profesión.
Andras Sule, presidente de la EAHP comparte los objetivos y planteamientos que realiza Delgado, si bien durante su intervención ha hecho especial hincapié en que el papel del farmacéutico de hospital está cambiando, al igual que el resto de las profesiones sanitarias.
Según explica, la pandemia “ha aportado nueva tareas y responsabilidades” para el farmacéutico, que además se deben realizar en el contexto de nuevas unidades que han surgido en el hospital y los nuevos circuitos de atención, tanto en la prescripción como en la dispensación de los medicamentos.
En ese sentido, Sule ha demandado una mayor homogeneidad en el desarrollo de la profesión y por ello ha implicado a todas las sociedades nacionales a unirse para la creación de un marco de formación común para la Farmacia Hospitalaria europea.
Como referencia de ese marco común se utiliza el Practice Advancement Initiative 2030 (PAI2030) desarrollado y puesto ya en práctica en los Estados Unidos. En la versión europea se trata por un lado de destacar la importancia de la especialidad y apoyar el desarrollo de la especialidad en aquellos países que no la tienen y de desarrollarla en aquellos que ya la tienen. Igualmente se trabaja en una herramienta legislativa para la directiva de cualificaciones profesionales que facilita el reconocimiento de cualificaciones profesionales que no se benefician del reconocimiento automático.
Douglas Scheckelhoff, presidente de la American Society Of Health System Pharmacy (ASHP) ha explicado que el PAI, ya en práctica en este país desde 2010, es un documento que contiene 59 recomendaciones para lograr un uso óptimo, seguro y eficaz de la medicación; fomentar una orientación aspiracional que sirva como hoja de ruta para el avance de la práctica farmacéutica; y un conjunto de conceptos centrados en el futuro que van más allá de las barreras actuales para realizar los cambios.
Los aspectos clave de este documento son en cinco campos: tratamientos centrados en el paciente; papel del técnico de farmacia, formación y educación; rol del farmacéutico, educación y formación; tecnología y Data Science; y liderazgo en el uso del medicamento y en la seguridad.
Scheckelhoff ha destacado que la PAI norteamericana ha logrado reducir un 33 por ciento las readmisiones en 30 días después del alta hospitalaria cuando el farmacéutico proporciona una gestión integral de la medicación.