El ministro de Sanidad en funciones, José Miñones, ha anunciado que España va a impulsar un acuerdo en el Consejo Europeo para aprobar unas conclusiones que aseguren un marco homogéneo de actuación en la UE en torno a la salud mental, una cuestión prioritaria en el marco de la Presidencia española del Consejo de la UE.
Así lo ha puesto de manifiesto en la V Cumbre Mundial en Salud Mental, que se desarrolla en Buenos Aires, y en la que participan el director general de Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom; el director de la Organización Panamericana de Salud (OPS), Jarbas Barbosa; el director general del Comité Internacional de la Cruz Roja, Robert Mardini, y la ministra de Salud argentina, Carla Vizzotti.
El ministro ha recordado que este trabajo arrancó el pasado mes de julio coincidiendo con dos hitos relevantes: la publicación por parte de la Comisión Europea de una Comunicación sobre salud mental y el compromiso de financiación por valor de 1.230 millones de euros. Asimismo, ha añadido que en esta Reunión de Ministros y Ministras de Sanidad (RIM) de la UE, todos los Estados Miembros coincidieron en la necesidad de actuar de manera conjunta, aplicando medidas concretas a partir de la comunicación de la UE publicada.
Miñones ha resaltado que es una oportunidad para “liderar una reflexión estratégica” sobre el refuerzo que la UE debe priorizar entorno a las políticas sanitarias, priorizando en los adolescentes y la relación tecnológica; adultos y entornos laborales, o mayores y la soledad.
El ministro ha indicado que el Gobierno de España ha incluido esta cuestión en la agenda política como una prioridad de Estado.
La pandemia, ha comentado, “ha sido un punto de inflexión en cuanto a la salud mental, que está pasando de ser una epidemia silenciada a formar parte del debate y la lucha frente al estigma y el tabú asociado a la enfermedad en un desafío para buscar soluciones”.
También ha apuntado la necesidad de proteger a los colectivos más vulnerables como la juventud o de afrontar el fenómeno de la soledad no deseada de las personas mayores y su impacto en la salud mental, una necesidad evidente y urgente, que aún no se aborda en la mayoría de los planes estratégicos.