En un reciente encuentro sobre ensayos clínicos descentralizados (DCT, por sus siglas en inglés) organizado por el rotativo The Financial Times, responsables de estos proyectos en Bayer (Angela May), Biogen (Jane Twitchen), AbbVie (Stephanie Manson) e Icon (Harpreet Gill), han compartido su experiencia y han destacado el papel de los farmacéuticos comunitarios en este contexto.
En los DCT, la idea es “hacer la vida más fácil a los pacientes y a los profesionales”, con pruebas que se llevan a cabo “en la comunidad” y que sobre todo se piensan para que la recogida de evidencia no suponga una carga, sino una ayuda. La ventaja más inmediata es que los pacientes que se reclutan en estas investigaciones no necesitan desplazarse a los centros de referencia con tanta frecuencia como sucede en los estudios convencionales.
Twitchen hizo hincapié en la necesidad de atender a asuntos prácticos, en cómo llegar a los pacientes sin ser un inconveniente. Tienen ejemplos de experiencias muy positivas en pacientes de pediatría con epilepsia y en un estudio sobre portadores presintomáticos de genes que predisponen a ciertas enfermedades. En este último, los profesionales de las farmacias comunitarias participan en la recogida de muestras. “La cuestión es ofrecer más opciones al paciente”, ha dicho.
Gill añadía que con las directrices de reguladores como la EMA y la FDA se está sabiendo cada vez mejor cómo elaborar protocolos en los que se involucra la comunidad en la que viven los pacientes, con las farmacias y los centros de salud como elementos fundamentales. En su opinión, el hecho de que sea necesario ofrecer formación adicional no es un inconveniente sino una oportunidad colectiva.
Ensayos más eficientes
Se ha apreciado en el debate un claro consenso sobre la utilidad de los DCT no solamente para los pacientes y los profesionales, sino para conseguir estudios más eficientes.
La fase de reclutamiento, y la capacidad de retener a los pacientes en un ensayo, son más fáciles en este tipo de protocolos. Cuando están bien diseñados -aseguran- se consiguen pacientes con más facilidad, y la tasa de abandono se reduce sustancialmente. De ahí el ahorro.
Según Gill, incluso aunque el coste sea similar al de otro tipo de ensayos, los DCT ofrecen una retención de pacientes que se traduce en ahorro a largo plazo. De hecho, ella recomienda mantener la vista en el futuro para estimar el valor -económico- de la descentralización.
Estando de acuerdo, la responsable de DCT en Biogen, Jane Twitchen, añadía que esta fórmula permite llegar al mercado con algo de anticipación.
Angela May era más específica al decir que “incluso un número relativamente pequeño de pacientes que se recluta con más facilidad puede traducirse en cifras elevadas si pensamos en una diferencia de meses para completar un estudio; si podemos acabar antes, la ganancia financiera es importante, además de que el medicamento llega antes a las personas que lo necesitan”.