Artículo de opinión de José María López Alemany, director de Diariofarma
En los últimos días hemos analizado en Diariofarma el gasto farmacéutico a través de recetas en farmacia comunitaria de 2015. La verdad es que de ese análisis de tablas y datos se podrían extraer infinidad de titulares a cada cual más asombroso. Desde que el gasto en 2015 ha sido exactamente igual que el de 2004, que el gasto per cápita ha sido similar al de 2002 o que en los últimos seis años la inversión per cápita ha caído en 65 euros y 1,14 recetas anuales.
La evolución de las distintas variables del gasto en 2015 con respecto a 2014 no ha supuesto ninguna sorpresa. Están en la misma línea que el año anterior. Moderados crecimientos, del 1,86% impulsados, principalmente por el crecimiento del número de recetas. El precio medio de cada prescripción se sitúa en un escaso 0,31% de variación. Lo interesante viene al ir ampliando el rango de tiempo de comparación. Si comparamos 2015 con los duros años de la crisis, parecerá que este ejercicio ha sido espléndido. Pasar de caídas del 6-8-12% a una subida del 1,86% es muy importante, pero si vamos aún más atrás, seremos conscientes de lo que hemos perdido con la crisis.
La comparación entre los datos de 2009 y los de 2015 no deja lugar a dudas. El gasto por receta ha caído un 19,3%, el número de recetas por habitante lo ha hecho en un 5,68% y el gasto per cápita bajó un 23,85%. Cifras que nada tienen que ver con la variación de -0,23% que ha tenido el Producto Interior Bruto entre 2009 y 2015 (considerando un crecimiento el año pasado del 3,4%), ni con el incremento del 9,8% del Índice de Precios al Consumo (IPC) registrado entre enero de 2009 y diciembre de 2015.
La evolución del gasto y sus parámetros relacionados no tienen, por tanto, su explicación ni en la evolución de los precios ni de la riqueza el país. El control de los gastos en medicamentos ha ido más allá de lo razonable en estos años y mucho más de lo que requería la situación económica, por lo que el ajuste logrado con los medicamentos ha impedido que se realizara un ajuste similar en otros ámbitos económicos de menor importancia que la Farmacia.
Por ese motivo, creo que es momento de empezar a devolver al sector parte de lo que generosamente ha dado a lo largo de estos últimos años. Acabar con las deducciones del Real Decreto-ley 8/2010 del 4; 7,5 y 15% es algo que debería estar en la agenda del próximo Gobierno. Igualmente revisar, a la baja, las aportaciones de la farmacia por el RDL 5/2000 o incluso la tasa a la industria del 2,5% por ventas al SNS. No creo que tenga sentido toda esta ‘fiscalidad’ añadida que solo tiene lugar cuando el comprador es el propio Estado.
No se trata de regresar a crecimientos de dos dígitos, ni mucho menos, pero sí de crecer en línea del PIB mientras se retiran en un periodo relativamente corto todos esos ‘impuestos’ que se han ido aplicando a lo largo de los últimos años y que han debilitado y hecho mucho más difícil de gestionar un sector clave económica y socialmente.
Buen articulo pero todo esto cae en saco roto. Mi experiencia me dice que todo lo que la farmacia ha perdido en estos años ya no se recupera. Todo el mundo sigue pensando que los farmacéuticos ganamos mucho dinero y la mayoría sobrevivimos como podemos.
No se puede estar más de acuerdo. Todos esos RD nos exprimen a los farmaceutios rurales que ya tenemos suficiente con la bajada de precios, el miedo a recetar, pérdida de población, "ayudas VEC" que tardan en llegar sin ser por ello suficientes para dar un empujón, y suma y sigue. Somos la mejor baza para defender el modelo, pero somos los que lo sufrimos.