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Un método para un manejo más seguro de medicamentos peligrosos

Marisa Gaspar y Rubén Achau, del Servicio de Farmacia del Hospital Intermutual de Levante, explican a Diariofarma su procedimiento para aumentar la seguridad en el manejo de medicamentos peligrosos.
Imagen de los impulsores del procedimiento para mejorar la seguridad en el manejo de medicamentos peligrosos en el Hospital Intermutual de Levante.

Fruto de "la alarma social generada en torno a los riesgos para la salud de los profesionales sanitarios durante el manejo de determinados medicamentos", los responsables del Servicio de Farmacia del Hospital Intermutual de Levante han desarrollado un procedimiento para aumentar la seguridad de éstos, el cual ha sido detallado a Diariofarma por los farmacéuticos especialistas Marisa Gaspar y Rubén Achau. Así, aunque éstos reconocen que evitar los riesgos al 100% es misión imposible, por el mismo hecho de que la evidencia sobre su peligrosidad está en constante evolución, aseguran que "contar con procedimientos de trabajo específicos permite a los responsables del hospital cumplir con las obligaciones legales en materia preventiva y proporciona a los trabajadores un medio más adecuado para evitar la peligrosidad de algunos medicamentos".

El punto de partida de este proyecto es el listado de medicamentos peligrosos del National Institute for Occupational Safety and Health (NIOSH), que establece tres grupos o listas de medicamentos peligrosos a los que después cada hospital puede adecue sus protocolos. Sobre esta base, procedieron, en primer lugar, a la definición de medicamento peligroso, teniendo en cuenta el riesgo químico relacionado con la actividad carcinogénica, teratogénica, genotóxica y tóxica sobre el proceso reproductivo, o sobre un órgano concreto a dosis baja, o simplemente por tratarse de un fármaco similar a otros con este tipo de riesgos.

Los pasos siguientes fueron la definición e identificación de procesos (concluyeron que había seis procesos implicados en la manipulación: selección, recepción, transporte y distribución, preparación, administración y tratamiento de residuos) y, hecho esto, la elaboración de recomendaciones generales para cada una de ellos; así como la detección, selección y establecimiento de recomendaciones específicas para el manejo durante la preparación y la administración de los medicamentos peligrosos que estaban incluidos en la guía farmacoterapéutica del centro. En el caso del Hospital Intermutual de Levante fueron un total de 30 (29 incluidos en la lista de NIOSH y otro, acenocumarol, que no lo estaba, pero que se incluyó por su similitud con warfarina).

De todos ellos, se encontraron alternativas más seguras para un total de seis, cinco de las cuales eran formas orales sólidas susceptibles de fraccionamiento o trituración para facilitar la deglución, optándose por la elaboración de fórmulas líquidas en cabinas de seguridad. A este respecto, Gaspar y Achau señalan que, "sin lugar a dudas, disponer de otro medicamento igualmente eficaz y seguro, que no esté incluido en el listado de medicamentos peligrosos, o de una forma farmacéutica que minimice la exposición al medicamento (por ejemplo, bolsas con el fármaco prediluido en lugar de viales con el fármaco liofilizado), siempre debe de ser la primera opción en la evaluación de riesgos y adopción de medidas".

El siguiente paso fue el de la categorización del riesgo durante la preparación y administración y el desarrollo e implantación de un sistema de identificación. De esta forma, los medicamentos peligrosos incluidos en la guía farmacoterapéutica del hospital se clasificaron en cuatro categorías de riesgo, y para cada categoría se establecieron unas medidas comunes de manejo. Para diferenciar cada clase, se ha fijado un sistema de colores (verde, amarillo, azul y rojo), indicando, de menor a mayor, los grados de protección durante la administración. Un total de 16 fármacos, de la lista de 30, llevan pegatina verde, 10 la llevan amarilla, ocho azul y dos roja.

Junto a estas acciones, se ha precisado, y se sigue precisando, una labor de información y formación a los profesionales y, en ese sentido, tanto Gaspar como Achau reconocen que esa difusión debe hacerse a "todo el personal que está en contacto con los medicamentos peligrosos en todos los procesos en los que se manipulan, los cuales implican a celadores, técnicos de Farmacia, auxiliares y personal de Enfermería y también a los encargados de la limpieza, etc.". De esta forma, aseguran, "se puede minimizar al máximo el riesgo en la manipulación de medicamentos peligrosos", lo que genera seguridad a los profesionales y evita que éstos se nieguen la realización de estas actividades, como ha pasado en otros centros.

Panorama general de la gestión de riesgos 

En lo que respecta a la necesidad de implantar sistemas parecidos en otros hospitales de la Península, los especialistas aseguran que hay centros que han desarrollado sus propios procedimientos con base en sus necesidades y recursos disponibles, y otros están en proceso. "De hecho, a raíz de la difusión del proyecto hemos recibido múltiples consultas y visitas de profesionales de otros centros para conocer nuestro sistema", admiten.

Pero más allá de iniciativas individuales, y teniendo en cuenta la publicación, por parte del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT), del Documento Técnico 'Medicamentos Peligrosos. Medidas de Prevención para su preparación y administración', Gaspar y Achau echan de menos una normativa estatal que establezca con claridad unas directrices comunes. La inexistencia de esta normativa se debería, en su opinión, no tanto al desinterés, sino a "la dificultad de llegar a consensos, ya que estamos hablando de unas medidas que suponen una inversión en infraestructuras y equipos con un importante coste para el Sistema Nacional de Salud". En todo caso, no dudan "de que la normativa llegará en breve".

 

 

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