La nueva variante mpox 2024 ha sido identificada en varios países de África, como la República Democrática del Congo, y ha empezado a extenderse a otros continentes, con un caso en Suecia y otro en Tailandia. Las autoridades sanitarias están vigilantes, aunque el riesgo en el momento actual para los ciudadanos de la Unión Europea es bajo.
Maite de Aranzábal, coordinadora del Grupo de Cooperación de AEPap, señala que, ante la posible amenaza de la epidemia de mpox “AEPap ha tomado una postura activa para proteger a la población infantil mediante medidas preventivas y educativas. Pero, además, queremos subrayar la importancia de apoyar la vacunación en África, tanto por un deber humanitario como por la necesidad de detener la propagación del virus”.
Los pediatras de Atención Primaria están particularmente preocupados por el aumento de casos de Mpox entre niños y niñas en el continente africano. “Este grupo es especialmente vulnerable debido a su sistema inmunológico en desarrollo y a su mayor exposición en entornos donde el contacto cercano es común, como escuelas y hogares”.
A diferencia del brote del año 2022, explica Cristina Rodríguez, del Grupo de Patología Infecciosa de la AEPap, los casos afectan a todos los grupos de edad, con mayor afectación de niños, existiendo regiones en las que se han reportado un gran número de casos en población pediátrica. Son precisamente los niños más pequeños y las personas inmunodeprimidas (como los afectados por el VIH) los que presentan un mayor riesgo de enfermedad grave y de mortalidad. Se desconoce de forma exacta la incidencia real de la enfermedad en niños y adultos en estas zonas, existiendo incertidumbre sobre la mayor transmisibilidad, gravedad o mortalidad de estas nuevas variantes.
El mecanismo de transmisión en humanos se produce de persona a persona por contacto estrecho con las lesiones cutáneas, fluidos corporales, gotas respiratorias, objetos contaminados, a través de la placenta o por relaciones sexuales. Puede haber, en las zonas endémicas, transmisión por mamíferos infectados, principalmente roedores o primates.
Los síntomas iniciales son: fiebre, cefalea, malestar, cansancio, y posteriormente se desarrolla una erupción en la cara y las extremidades, con pústulas. Los síntomas suelen durar entre dos y cuatro semanas.
No hay tratamiento específico, aunque sí vacunas y algunos antivirales contra la viruela, que se pueden administrar.
En España, existe un número limitado de envases vacunales, por lo que, si no se producen cambios en la evolución de la epidemia, se utilizarán para contactos de riesgo con posterioridad a la exposición. El presidente de la AEPap, Pedro Gorrotxategi, recuerda que la vacuna “está aprobada para el uso en adultos y adolescentes a partir de los 18 años, por falta de datos específicos sobre su seguridad y eficacia en los menores. Pero, en caso de que fuera necesario podría ser evaluado individualmente y desde salud pública”.