Terapéutica

La pediatría española anima a seguir mejorando el calendario infantil de vacunaciones

El Congreso de la AEPap advierte de los especiales riesgos de la población infantil ante el cambio climático

El 20º Congreso de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) que ha tenido lugar desde el 7 al 9 de marzo en Madrid, ha contado con profesionales especialistas en infecciones, vacunación y cambio climático, temas que han formado parte de las ponencias durante estas jornadas.

El año 2023 estuvo lleno de buenas noticias sobre la vacunación infantil en nuestro país. Las novedades en el calendario ministerial común para toda la vida, respecto a la infancia, fueron la incorporación de la vacuna financiada frente al meningococo B en el lactante, la inclusión de los adolescentes varones en la vacunación del papilomavirus y la vacunación universal antigripal de los menores de cinco años años y la inmunización de los bebés más pequeños y los recién nacidos frente al virus respiratorio sincitial, causante principal de las temidas bronquiolitis.

El calendario de vacunaciones siempre es mejorable y el siguiente paso, muy esperado y anunciado recientemente, ha sido la inclusión, en el calendario financiado español, de la vacunación frente al rotavirus, principal causante de gastroenteritis y de ingresos por esta causa entre los más pequeños, y que será general antes de acabar 2025. “España es, afortunadamente, uno de los países del mundo con más altas coberturas en vacunación infantil. Un país donde los niños, en la sanidad pública, están atendidos por pediatras de atención primaria y, es muy posible que ambos hechos estén relacionados”, asegura Manuel Merino, pediatra de AP del Centro de Salud El Greco de Getafe, Madrid y asesor interno del Comité Asesor de Vacunas de la AEP.

Una de las novedades comentadas es que en el último año la vacuna de la gripe se ha ofrecido por primera vez a menores de hasta cinco años esta temporada. “Esta iniciativa busca tanto disminuir la carga de enfermedad en los más pequeños, como frenar el contagio de la gripe a los abuelos y a otras personas de edad. Si la cobertura de vacunación infantil no es suficiente, este efecto de protección de las personas mayores se ve disminuido”, apunta Merino.

Además de la prevención, a través de la vacunación, otro de los temas relacionado con las enfermedades infecciosas tratados durante el Congreso de AEPap ha estado relacionado con la proliferación de las resistencias a antibióticos. Su desarrollo está directamente relacionado con su consumo, de tal forma que en poblaciones con alto consumo de antibióticos se detectan altas tasas de resistencia. En este sentido, la figura del pediatra de AP, también como principal responsable de la salud infantil en España, cobra especial relevancia.

El consumo de antibióticos no es igual en todos los grupos de edad. Desde el Grupo de Patología Infecciosa de AEPap aseguran que “de acuerdo con datos de 2021 del Ministerio de Sanidad, los grupos de población con mayor consumo fueron los mayores de 75 años, en los que el 31,3% recibió al menos un envase de antibiótico, seguido por el grupo de 0 a 4 años con un 29%.  En el total de la población el dato fue del 20,5%. Por otro lado, los dos grupos de población con menor consumo de antibióticos fueron los de 10 a 14 años y los de 5 a 10, un 11,9% globalmente para ambos”. Por tanto, entre los grupos de edad con menor consumo también se encuentran dos de los tratados directamente por pediatras de AP.

Con respecto a la proliferación de resistencias, entra en juego el papel de la automedicación. El uso de antibióticos sin prescripción médica no depende solo de una posible mala práctica de dispensación libre en farmacias, sino también de la utilización de fármacos sobrantes que se almacenan en botiquines domiciliarios.

En relación a la prescripción por parte de profesionales, hay que tener en cuenta que los primeros años de vida son una etapa en la que los niños se exponen a múltiples agentes infecciosos. Aunque sabemos que la mayoría de los procesos infecciosos pediátricos son de etiología viral, ante un paciente concreto muchas veces es difícil saber si se trata de un proceso viral o bacteriano”, señalan desde el Grupo de Patología infecciosa. La hiperfrecuentación y la alta presión asistencial también son factores determinantes.

Cuando se dispone de pruebas de diagnóstico rápido que ayudan a diferenciar estos procesos (por ejemplo, en la faringoamigdalitis estreptocócica), se ha conseguido disminuir la prescripción de antibióticos. Como ejemplo concreto y de plena actualidad cabe citar que ante el aumento de casos de tosferina que se están registrando en España, el acceso a PCR para detectar tosferina desde Atención Primaria podría evitar muchos tratamientos antibióticos. El papel de los pediatras se desarrolla en dos ámbitos: mejorando la prescripción, para lo cual es imprescindible la formación y actualización continuas, y educando a la población para aumentar su conocimiento con respecto a lo que son y para qué sirven los antibióticos. “Este aspecto es fundamental porque tiene impacto en toda la población y no solo en la población pediátrica”, puntualizan desde el Grupo de Patología Infecciosa de AEPap.

Cambio del clima

Además de la vacunación y el uso de antibióticos, el Congreso de AEPap ha tratado un tercer factor que puede ser clave en los próximos años en el campo de la patología infecciosa en la infancia: el cambio climático.  Carlos Mediano Ortiga, responsable de Medicus Mundi, ha sido el responsable de la conferencia de clausura del Congreso sobre este asunto. Afirma que el cambio climático es una realidad que afecta a la población infantil debido a que se trata de un grupo especialmente vulnerable. En concreto, las olas de calor suponen un mayor riesgo de mortalidad en los lactantes, y provocan un aumento de enfermedades renales, respiratorias (especialmente el asma) e infecciosas en la infancia.

El aumento de las precipitaciones se asocia con tasas de mortalidad infantil más altas en general y tiene efectos a largo plazo en la salud infantil debido a la falta de nutrición adecuada y la propagación de enfermedades transmisibles. Igualmente, las sequías prolongadas y los incendios forestales afectan a la nutrición infantil, especialmente en entornos vulnerables, pero también empeoran la salud respiratoria, la salud mental, y las enfermedades infecciosas entre los más pequeños”. Como ejemplo, Mediano Ortiga destaca que, se estima que la mortalidad de menores de cinco años por la malaria puede aumentar en los países del África subsahariana entre un 10% y un 15% debido al calentamiento global.

La Atención Primaria tiene un papel crucial en la lucha contra el cambio climático. “Se debe preparar a los profesionales para atender estos efectos en la salud de la población infantil. Debemos comprender que el cambio climático no es algo que nos afectara en el futuro, sino que está ya aquí. La Atención Primaria no es solo el primer nivel de atención, sino que es un espacio de participación de la comunidad en su salud, y puede ayudar a tener diagnósticos comunitarios” apunta Carlos Mediano.

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