La prescripción de medicamentos adicionales a un paciente para aliviar síntomas iatrogénicos no identificados como tales, de forma que se desencadenan nuevas prescripciones es una práctica perniciosa que cada vez es más frecuente. Un artículo publicado por especialistas argentinos en la revista 'Medicina' propone un nuevo algoritmo con cinco preguntas para detectar la práctica y corregirla a tiempo.
Las preguntas que proponen son las siguientes:
- ¿Se mantiene el tratamiento con el mismo fármaco o uno de similares características tras la aparición de efectos adversos?
- ¿Existe una posibilidad de modificar la vía de administración del fármaco?
- ¿Tiene alguno de los fármacos prescritos una capacidad elevada de unión a proteínas (>80%), un aclaramiento bajo (<30%) o se han documentado cambios farmacocinéticos asociados a falta de eficacia o seguridad?
- ¿Se ha prescrito alguna terapia con margen de seguridad estrecho?
- ¿Hay en el plan de prescripción algún fármaco asociado con casos de alergia medicamentosa, o incluido en estudios de seguridad específicos?
Responder de forma positiva a cualquiera de estas preguntas es una forma de identificar posibles prescripciones en cascada que se pueden corregir, de acuerdo con los investigadores.
Su propuesta se basa en el análisis de ocho casos identificados de prescripción en cascada. En su selección no se tuvo en cuenta la edad de los pacientes ya que, según razonan, “se trata de un problema que puede presentarse en pacientes jóvenes o añosos”.
Por otro lado, los autores admiten que sería necesario comparar este algoritmo con algún otro procedimiento de objetivos similares para evaluar su eficacia, si bien admiten no haberlo encontrado.
También consideran que sería interesante profundizar en el abordaje de la prescripción en cascada incluyendo variables como número de fármacos administrados a cada paciente y severidad de la enfermedad con un número de pacientes más amplio y significativo.
Finalmente, presentan su propuesta como una herramienta sencilla para atajar un problema cada vez más frecuente por efecto de la polimedicación y el aumento en la prevalencia de enfermedades crónicas en pacientes de edad avanzada, e incluso un modo de concienciar a los profesionales sanitarios sobre la cuestión, aun a sabiendas de que el algoritmo tiene sus limitaciones.