Los asistentes a la Reunión del Grupo Andaluz de Endocrinología Pediátrica (GAEP), celebrada por Merck en Cádiz este fin de semana, abordaron los trastornos del crecimiento, concluyendo que es un campo en el que aún queda mucho por descubrir. Entre otras cuestiones, se habló de la necesidad de mejorar el conocimiento de las causas, y también sobre cómo mejorar la adherencia al tratamiento.
Pablo Ruiz, médico adjunto de Endocrinología Pediátrica en el Hospital Puerta del Mar, de Cádiz, señaló que, una vez el tratamiento se ha establecido, es fundamental la adherencia y su monitorización: "No hay peor tratamiento que el que no se hace. En ocasiones, si un tratamiento no está dando resultado, se puede interrumpir o modificar la dosis pensando que no está siendo efectivo, cuando en realidad lo que está fallando es la adherencia".
Y es que, el tratamiento con hormona de crecimiento se administra una vez al día, 6-7 días a la semana. En este sentido, Alfonso Lechuga, de la Unidad de Endocrinología Pediátrica del Hospital Puerta del Mar, de Cádiz, y profesor de Pediatría en la Universidad de Cádiz, asegura que "si se pierden dosis, se pierde potencial de crecimiento, sobre todo en la pubertad, que es cuando más falla la adherencia, ya que los padres del paciente no están tan pendientes como cuando el paciente es más pequeño, y esto puede llevar a perder parte del estirón puberal".
Por este motivo, este especialista cree que es importante tener en cuenta la posibilidad de monitorización del cumplimiento a la hora de tomar la decisión sobre el mejor tratamiento en determinados pacientes, y señala que "no basta con monitorizar la dispensación, sino que es necesario contar con dispositivos que nos permitan monitorizar la administración de la mejor forma posible".