Artículo de opinión de José María López Alemany, director de Diariofarma.
No es por echar más leña al fuego, que no es necesario, ya arde lo suficiente el ambiente farmacéutico (y enfermero). Pero creo que la última acción de los enfermeros, en contra de los farmacéuticos, ha superado todos los límites.
No se han conformado con denigrar a una profesión hermana, negando su capacidad de ofrecer servicios asistenciales de calidad a los pacientes. No solo ha tirado de demagogia al señalar que concertar estos servicios es privatizar la sanidad. No solo ha ninguneado a los farmacéuticos rechazando y criticando la denominación de farmacia comunitaria. Lo último ha superado todos los límites: han encargado una mega encuesta, con su mega coste, a 800 pacientes crónicos y sus cuidadores con el único objetivo de denigrar a los farmacéuticos con la excusa de que los usuarios muestren sus preferencias acerca de los cuidados domiciliarios que se les presta. Creo que no es de recibo trasladar una absurda guerra laboral y de competencias a los pacientes.
No descubro la pólvora si digo que las encuestas son como las estadísticas. Dirán lo que quiera que diga el que maneje los números. Pero en este caso, no solo se ha cocinado la estadística. Creo que el planteamiento de las preguntas, y mucho más de las opciones de respuesta, encerraba un encaminamiento claro del resultado de la misma.
¿Quiénes son las personas de la farmacia?
¿Cómo se puede preguntar a alguien que “si de usted dependieran las visitas a las casas de enfermos crónicos y mayores, las debería hacer: a) las enfermeras/os; b) no son necesarias esas visitas, salvo en caso de mucha necesidad; c) las personas de las farmacias”. ¿Quienes son ‘las personas de las farmacias? ¿Los que limpian en ellas? ¿Los que pasan por ahí? ¿Cualquiera? ¿Se puede ser más despectivo? Seguro que sí, pero creo que sería difícil.
En otra pregunta de la encuesta se pide al paciente que muestre su acuerdo o desacuerdo con la frase: “En vez de que la sanidad pública pague el servicio a las farmacias se deberían contratar más enfermeras/os para atender mejor a los enfermos”. Un 2% de ignorantes no debieron entender la pregunta (o serían los propios farmacéuticos y sus familiares) y se mostraron en contra. ¿Cómo es posible que alguien no quiera más recursos “para atender mejor a los pacientes”? Si se plantea la disyuntiva entre pagar dinero al farmacéutico o atender mejor a los enfermos, no creo que muchos, como así ha sucedido, elijan pagar a la farmacia.
Y la pregunta estrella de la encuesta tampoco se escapa de una redacción y exposición que encarrila la respuesta. Se plantea al paciente una disyuntiva sobre si quiere que en su casa le visite un médico o enfermero frente a que los haga un farmacéutico, sin plantear hipotéticas situaciones, y se realiza de forma farragosa en una pregunta de más de 70 palabras en la que no se nombra al medicamento (solo el ‘tratamiento’) y en la que ya se avisa que hay “cierta polémica”. ¿Qué va a contestar el hombre? Yo también habría contestado que a mí me visite el médico. Si alguien me tiene que visitar en mi condición de enfermo, está claro, que sea el médico si solo puedo elegir a un profesional. Pero claro, porque la pregunta se plantea de forma que parece excluyente y no lo es ni lo puede ser. Debe ser una labor de equipo cada uno ejecutando su tarea en cada momento.
La lucha que están ejecutando los enfermeros me recuerda a la que tenían la Organización Médica Colegial (OMC) hace no mucho tiempo contra los medicamentos al contraponer el gasto en su mejor herramienta de trabajo a los salarios de los profesionales. Pero más allá de insultos y desprecios, creo que el debate debe centrarse en las necesidades reales de los pacientes y en la eficiencia de la inversión que se realiza en Sanidad.
375 horas de farmacología en farmacia frente a 150 en enfermería
A este respecto, hay varios hechos que creo que son incontestables: 1) pensar en el paciente y en la eficiencia del sistema es lo que debe regir las decisiones que se tomen; 2) los farmacéuticos son los auténticos expertos en el medicamento: solo en el grado, tal y como explicó recientemente el presidente del COF de Madrid, Luis González, reciben 825 horas y 33 créditos de formación en farmacología frente a las 150 horas y 6 créditos de la enfermería o las 375 horas y 15 créditos de medicina; 3) la farmacia española tiene una extensa red que alcanza todos y cada uno de los rincones de la geografía nacional; 4) hay muchas actividades que no se realizan y que mejorarían la asistencia a los pacientes, por lo que hay sitio para todos y más; 5) en la farmacia, como en la enfermería o en cualquier otro ámbito habrá buenos y malos profesionales que habrá que filtrar adecuadamente; 6) hay que olvidarse de personalismos y corporativismos.
Por otro lado, la demagogia de decir que con la prestación de servicios por la farmacia se privatiza la Sanidad busca el objetivo (cumplido) de conseguir titulares en la prensa generalista y aglutinar simpatías entre cierto público. Pero decir que al concertar servicios profesionales de la farmacia con el SNS se está privatizando la sanidad quiere decir que actualmente la prestación farmacéutica está ya privatizada, lo cual es un absurdo puesto que, como en otros muchos ámbitos, es el sector público el que decide qué, cómo y cuánto paga por un servicio y cuáles son sus condiciones. Eso, me parece a mí, es una privatización un poco rara. Pero, además, llevando el argumento al absurdo… ¿es que los sueldos que reciben los enfermeros no se destinan a una persona privada? ¿No sería eso privatizar también la enfermería? ¿Por qué no hacen gratis su trabajo y así evitan que dinero público acabe en manos privadas? (perdón por la demagogia).
La mejor prestación a la mayor eficiencia
El debate, como decía, hay que llevarlo a buscar la mejor manera de realizar una prestación eficaz y eficiente de los servicios. Asegurar que se realiza por personas con la suficiente capacitación para ejecutarlo y con los controles de calidad necesarios para que no haya desviaciones. Por ello, creo que algunas tareas las tendrán que desarrollar exclusivamente los médicos, otras los enfermeros y otras los farmacéuticos. Mientras que algunas otras podrán ser desarrolladas indistintamente por cualquiera de ellos y aquí es donde entra la eficiencia y el uso racional de los recursos en beneficio siempre del paciente. Creo que este es el debate y no otro.
Y en lo que respecta a la conciliación y la revisión del uso de la medicación creo firmemente que el profesional más preparado, acostumbrado a hacerlo y con la proximidad más adecuada, es el farmacéutico.
Creo que el origen de toda esta polémica que ahora ha salpicado a la asistencia domiciliaria en revisión de botiquín se inició mucho antes con los planteamientos de que en la farmacia se podrían administrar vacunas.
Yo no voy a defender que las farmacias vacunen, o más bien que los farmacéuticos vacunen. Pero, ¿por qué no se va a poder vacunar en las farmacias por parte de profesionales debidamente acreditados, que podrían ser perfectamente enfermeros, siempre que se guarden todas las medidas de seguridad necesarias? Creo que la función del farmacéutico no está relacionada con la administración de un medicamento y, por el contrario sí que lo está con todo lo anterior e, incluso, con todo lo posterior de cara a su farmacocinética y farmacodinamia. Por eso veo muy clara su función en el entorno del paciente no ingresado. Y, por cierto, el presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF), Jesús Aguilar, ya ha dicho que no buscará que las farmacias vacunen, y que no lo harán mientras que él sea presidente de la institución.
Por todo ello, no estoy de acuerdo ni en el fondo de lo que reclaman los enfermeros, que solo miran su ombligo, ni, por supuesto, en las formas, que han abandonado los argumentos por el insulto y el ataque sin freno a una profesión con la que quieran o no tendrán que colaborar.
José María López Alemany es director de Diariofarma.
Totalmente en desacuerdo. ¿Os quejáis de las formas de l@s enfermer@s? Pues solamente tenéis que ver los comentarios de aquí abajo para ver quiénes son los que denigran a una profesión.
Gracias por tu artículo. Totalmente de acuerdo. Piensan que pueden prescribir....qué formación tienen para ello parece de chiste
Así es.....encuesta para que salga lo que yo quiero!!!! Gracias por destapar esta farsa. Y nuestros representantes que tomen nota de las malas artes y las denuncien ante los pacientes.