Las vacunas son una de las intervenciones sanitarias con mejor relación de coste-efectividad. La mayoría de las vacunas tiene un coste de 50 euros por año de vida ajustado por calidad (AVAC), muy lejos de los 20.000 euros que se estiman para medicamentos. No obstante, las decisiones de financiación de una nueva vacuna son mucho más difíciles que para un medicamento.
El economista de la salud David Cantarero lo achaca, entre otros factores a un déficit de evaluación económica y estudios que acompañen a la información sanitaria para que los decisores tomen sus decisiones con una mayor documentación. Así lo explicó durante su participación en la XIX Jornada de Avances en Vacunología, que tuvo lugar hace unas semanas en Madrid.
El economista de la salud puso de manifiesto que el gasto en vacunas de nuestro país, en torno a 200 millones de euros, supone el 0,3% del gasto público sanitario. Esa cifra está muy lejos de la observada en otros países como Alemania, donde llega al 0,8%. A pesar de esta diferencia, en nuestro país se mira mucho el impacto presupuestario que aportan las nuevas vacunas y no se profundiza en sus resultados. A este respecto, según estimaciones “conservadoras”, la inversión de 200 millones de euros en vacunas que se realiza en España aporta ahorros superiores a los 990 millones de euros, explicó el profesor Titular de Universidad en el Área de Economía Aplicada del Departamento de Economía de la Universidad de Cantabria.
Según este experto, aunque el presupuesto en vacunas no es muy importante en relación a la totalidad del gasto sanitario, “falta mucha información y didáctica sobre los ahorros económicos” que generan las vacunas. A este respecto, incidió en la necesidad de “realizar estudios que avalen los beneficios de las vacunas” ya que quien toma las decisiones, aunque conoce las cifras “hay que traducirlo” y acompañar a los informes clínicos con números.
Modelos de compra centrados excesivamente en precios
Para Cantarero, otro de los factores clave de la situación de las vacunas está condicionado por los modelos de compra, que están “excesivamente condicionados por un precio” y no están “orientados a incrementar coberturas o el valor en salud de las vacunas”.
En relación con la evaluación de las vacunas, el economista consideró importante incorporar los criterios de los pacientes y los profesionales a través de técnicas como el análisis multicriterio. El objetivo es obtener datos e información para poder ser aportada a los gestores y convencerles del perfil de coste efectividad de las vacunas y que el impacto presupuestario que generen se puede obtener de otras actividades menos eficientes.
Por otro lado, Cantarero recordó que con la crisis uno de los sitios donde más se ajustó fue en salud pública. Por ese motivo, considera necesario que ahora que la economía va bien, que se crezca al ritmo de la economía en inversión en vacunas.
Por último, desde el público se apunto a que en nuestro país, a diferencia de otros de nuestro entorno, los presupuestos de Salud Pública están separados del resto de presupuestos sanitarios lo que dificulta un trasvase de fondos que en otros sistemas sanitario sí que es posible.