Terapéutica

La SEE se suma a la celebración de la Semana Mundial de la Vacunación

La Sociedad Española de Epidemiología (SEE) se suma a la Semana Mundial de la Vacunación, que se celebra entre el 24 y el 30 de abril con el lema “Protegidos colectivamente: las vacunas funcionan”.

La Sociedad Española de Epidemiología (SEE) se suma a la Semana Mundial de la Vacunación, que se celebra entre el 24 y el 30 de abril con el lema “Protegidos colectivamente: las vacunas funcionan”, con la edición de un vídeo orientado a la población general en el que llama la atención sobre los argumentos contrarios a las vacunaciones que son falsos y desmiente los mitos más frecuentes.

Además, el Grupo de Vacunas de la SEE, en un artículo publicado en la revista Atención Primaria, responde con evidencia científica a las dudas y falsas creencias que se han extendido entre la población.

La SEE destaca que las vacunas son un instrumento esencial para prevenir enfermedades infecciosas y evitan cada año 2,5 millones de muertes en el mundo. En el vídeo se desmienten algunos mitos y se destaca que las vacunaciones no debilitan el sistema inmunitario de los niños, no causan autismo o cáncer ni otras enfermedades.

Además la SEE recuerda que en España existe una amplia Red de Vigilancia que vela por la seguridad y buen funcionamiento de las vacunas.

Desde la Sociedad Española de Epidemiología se considera fundamental la independencia, transparencia y visibilidad de los sistemas de vigilancia y control para evitar los rumores y falsas creencias en este campo.

Y, recalca que los eventuales efectos adversos son claramente inferiores a los beneficios individuales y colectivos que se derivan de los programas de vacunaciones.

En su artículo, el Grupo de Vacunas de la SEE presenta y discute, bajo la perspectiva del conocimiento científico disponible, el origen y los argumentos de algunos de los errores y rumores más frecuentes sobre eventuales efectos adversos de las vacunas.

En este sentido, los autores explican que las vacunas contra la tos ferina de células enteras no causan daño cerebral permanente, no hay evidencia de que las vacunas causen síndrome de muerte súbita en el lactante y los recién nacidos pueden desarrollar una respuesta inmunitaria adecuada a las vacunas.

¿Las vacunas sobrecargan el sistema inmunitario de los niños?

Uno de los argumentos que se utiliza en contra de la vacunación es que la aplicación simultánea de diversas vacunas comporta la exposición a múltiples antígenos vacunales y que dicha exposición alteraría el normal funcionamiento del sistema inmunitario en los niños.

En este sentido, el estudio indica que los recién nacidos son capaces de generar respuestas mediadas por linfocitos B (IgG, IgM e IgA) y linfocitos cooperadores (Th1 y Th2), que participan en la activación de los macrófagos y en la generación de linfocitos B. Asumiendo que una vacuna contiene como promedio 10 proteínas o polisacáridos inmunógenos, que cada proteína o polisacárido contiene 10 epítopos (porción de una macromolécula capaz de ser reconocida por el sistema inmunitario) y que circulan 10 7 linfocitos B por ml de sangre, cada niño podría responder a 10 5 vacunas, que resulta de dividir 10 7 por los 100 epítopos promedio de una vacuna.

Estos datos no sustentan que la administración (simultánea o con intervalos de semanas a meses) de múltiples vacunas en la infancia pueda sobrecargar el sistema inmunitario. La respuesta del sistema inmunitario depende de la presencia de linfocitos B y de anticuerpos humorales y no del tamaño del organismo en que se produzca la interacción, por lo que un niño tiene una respuesta inmunitaria similar a la de un adulto frente a un determinado conjunto de epítopos, subrayan en el estudio.

¿Las vacunas debilitan el sistema inmunitario?

Se ha sugerido que los niños que han recibido vacunas combinadas tienen mayor riesgo de presentar infecciones por otros agentes. Sin embargo, en una cohorte de niños nacidos en Dinamarca no se observaron diferencias entre vacunados y no vacunados con vacunas combinadas en cuanto a incidencia de infecciones respiratorias, neumonía, septicemia, meningitis bacterianas o diarreas.

Con la disponibilidad de nuevas vacunas que contienen un solo antígeno o varios antígenos (vacunas combinadas) que han mostrado su eficacia y seguridad, los calendarios vacunales incrementan el número de vacunas incluidas. La opción de administrar vacunas combinadas ahorra pinchazos, actos sanitarios, almacenamientos y costes derivados, a la vez que mejora las coberturas de vacunación.

Por idénticos motivos se recomienda la administración simultánea de distintas vacunas si no existe incompatibilidad entre ellas, señalan los autores.

Además, en el artículo se señala que las vacunas no causan enfermedades autoinmunes y no causan alergias y asma.

¿Autismo?

Los autores indican que los trastornos del espectro autista son trastornos neuropsicológicos caracterizados por algún grado de alteración del comportamiento social, la comunicación y el lenguaje, y por un repertorio de intereses y actividades restringido, estereotipado y repetitivo. En la mayoría de los casos se manifiestan en los primeros 5 años de vida.

En 1998 se publicó un estudio estableciendo una posible relación causal entre la vacuna SRP y el desarrollo de este trastorno. Se basó en 12 niños con trastornos gastrointestinales y una regresión aguda de su desarrollo psicomotor; 8 fueron diagnosticados de autismo, en uno se asoció con el antecedente de sarampión y en los restantes con la vacuna SRP.

Asimismo, en el estudio indican que no se ha podido demostrar el virus de la vacuna del sarampión en niños con autismo y 10 de 12 autores del artículo reconocieron que el estudio tenía errores metodológicos importantes y que no podía establecerse ningún tipo de relación causal entre la vacuna y el autismo. Finalmente, la revista se retractó de la publicación. Las edades en las que se administran las vacunas en los niños normalmente preceden al diagnóstico del trastorno de espectro autista, por lo que se trata de una coincidencia temporal.

El estudio, también, señala que el tiomersal tampoco causa autismo. Y, el formaldehído y el aluminio de las vacunas no son perjudiciales. Y por último, explican que las vacunas no causan cáncer.

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