La gripe, lejos de ser un ‘catarrillo’ resulta una enfermedad que puede ser muy grave e incluso mortal para personas con problemas de salud concomitantes. Por ese motivo, es necesario extender la vacunación a todos los grupos de riesgo, que llevados al extremo, suponen la vacunación universal de toda la población.
Así se explicó durante las intervenciones realizadas en relación a las implicaciones de la gripe en las XX jornadas de Avances en Vacunología organizadas por Pediatría y Sanidad, que ha sido moderada por Josep de la Flor Bru, pediatra de Atención Primaria, y miembro del grupo de trabajo de vacunas de la Sociedad Española de Pediatría de Atención Primaria (Sepeap - Vacap).
Durante el desarrollo de la mesa, Raúl Ortiz de Lejarazu Leonardo, profesor de Microbiología en el Centro Nacional de Gripe de Valladolid, expuso algunos de los efectos que tienen las infecciones respiratorias. Entre ellos se encuentran procesos inflamatorios que pueden desencadenar un infarto de miocardio y, a este respecto, preguntó al público asistente: “¿Si hubiera una vacuna frente al infarto agudo de miocardio, la usarías?”. Para este experto, la respuesta es clara, “librarse de infecciones es librarse de fenómenos inflamatorios y todas las enfermedades que pueden depender de ellos”. Esta fue su principal línea argumental de apoyo a la vacuna de la gripe.
Más muertes que la II Guerra Mundial
En su intervención, Gonzalo Cabrera Roca, miembro del Grupo de Vacunas de la Sepeap - Vacap y presidente de la Sociedad Canaria de Pediatría de Las Palmas, se centró en poner en su justa dimensión a la gripe. Según él, esta enfermedad, lejos de ser un “catarrillo”, se cobra 500.000 vidas al año y, en caso de pandemia, como en la gripe española de 1918, multiplicó esa cifra por 100, igualando a los 5 millones de muertos de los cinco años de la Segunda Guerra Mundial, pero solo en un año.
Este experto quiso mostrar los beneficios que la vacunación tiene en distintas poblaciones. En embarazadas explicó que hay un triple beneficio para la mujer, el feto y el recién nacido posteriormente. Según dijo es muy importante la vacunación porque su riesgo de hospitalización por gripe es “seis veces superior al de mujeres no embarazadas”. El riesgo de muerte a consecuencia de la gripe “se incrementa en 4,3 veces”.
Cabrera también incidió en la necesidad de que los profesionales se vacunen ya que, si se un médico se infecta, lo transmite, pierde capacidad laboral y no está en condiciones para atender adecuadamente a sus pacientes. Además, consideró que la vacunación de entre 5 y 8 profesionales sanitarios podría evitar una muerte de un anciano por gripe.
Por su parte, Pilar Arrazola Martínez, jefe del Servicio de Medicina Preventiva del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, consideró que sumando todos los grupos de riesgo que tienen recomendada la vacunación de la gripe y siendo escrupulosos en su cumplimiento, al final tendríamos que “la recomendación es universal”. ¿Quién no tiene a su alrededor un anciano o un enfermo crónico? se preguntó. Por eso, y en cumplimiento del apartado que indica que se deben vacunar a “personas que conviven en el hogar, incluidos los menores a partir de los 6 meses de edad, con otras que pertenecen a algunos de los grupos de alto riesgo, por su condición clínica especial”, todo el mundo se debería inmunizar frente a la gripe estacional cada año.
Mientras tanto, Arrazola reclamó una mayor “implicación” e información de profesionales y autoridades sanitarias, así como hacer que la población se conciencie gracias a los medios de comunicación.