Terapéutica

Las terapias ARN y los fármacos biológicos amplían los límites de la medicina personalizada

La afinidad y la selectividad por la diana de los anticuerpos monoclonales “es muy superior” a los fármacos tradicionales, aseguran los expertos
Maldonado, durante su intervención.

Los fármacos biológicos y las terapias basadas en ARN mensajero (ARNm) encabezaron el listado de medicamentos más vendidos en todo el mundo durante el 2022. Según explica  Rafael Maldonado, investigador y catedrático del Departamento de Ciencias Experimentales y de la Salud de la Universidad Pompeu Fabra asegura que en la actualidad hay un predominio de fármacos biológicos, basados en anticuerpos monoclonales, y de terapias basadas en ARNm. “Cuando hablamos de terapias mediante ARNm, todos pensamos en la vacuna de la COVID-19, pero las empresas farmacéuticas tienen muchas patentes de terapias en fase de desarrollo basadas en ARNm”,

Maldonado, que realizó estas manifestaciones en el aula profesional ‘Estrategias de futuro en el mundo de la farmacología’ celebrada en Infarma explica, a modo de ejemplo, que en la actualidad, Moderna tiene más de 40 moléculas en desarrollo basadas en ARNm.

El catedrático puso el foco en las terapias basadas en anticuerpos monoclonales en el campo de la neurofarmacología. En este sentido, expuso cuáles son las dianas de los fármacos tradicionales, para diferenciarlas de los biológicos, en el sistema nervioso central: los receptores ionotrópicos y canales iónicos, los receptores metabotrópicos, las enzimas y el sistema de transporte. En cambio, en el caso de los fármacos biológicos, comentó que “cualquier proteína que esté en nuestro sistema nervioso central va a poder ser una eventual diana de los anticuerpos monoclonales”.

“Vamos a poder diseñar diferentes inmunoglobulinas (IgG), que van a ser utilizadas como fármacos biológicos; si introducimos una proteína externa, nuestro cuerpo la identificará como algo extraño y generará anticuerpos contra los anticuerpos monoclonales. Por esta razón, hoy en día se utilizan anticuerpos monoclonales, cien por cien humanos o humanizados”, detalló el catedrático. Aunque esta no es la única estrategia, Maldonado aseguró que hay otras estrategias, muy utilizadas en oncología, en las cuales a los anticuerpos monoclonales se les asocia una sustancia tóxica y, por lo tanto, el anticuerpo identifica una proteína de la célula tumoral y la sustancia tóxica se encarga de eliminar la célula. “Esta terapia supone un cambio total de paradigma respecto a los fármacos tradicionales. Las diferencias tanto en farmacocinética como en farmacodinámica son muy distintas a las moléculas utilizadas hoy, ya que vamos a utilizar menos cantidad de fármacos, la vida de éstos es más larga y las interacciones también van a ser diferentes”, añadió Maldonado. Los anticuerpos monoclonales van a poder generar anticuerpos dirigidos contra el propio fármaco y estos anticuerpos podrán ser: anticuerpos de unión (AU) o anticuerpos neutralizantes (NAb).

En comparación a los fármacos tradicionales, “la afinidad y la selectividad por la diana de los anticuerpos monoclonales es muy superior”, afirmó el investigador.

Respecto a los tratamientos con fármacos biológicos o anticuerpos monoclonales, Maldonado especificó que las áreas de investigación más avanzadas en el campo de la neurofarmacología son: en el tratamiento de la esclerosis múltiple; el de la migraña, mediante anticuerpos monoclonales dirigidos a CGRP y cuenta con cuatro fármacos comercializados (Erenumab, Fremanezumab, Galcanezumab y Eptinezumab); y el de la enfermedad de Alzheimer, con anticuerpos monoclonales dirigidos a β-amiloide, con dos fármacos aprobados por la FDA.

Terapias basadas en el ARN

Otra de las terapias emergentes, compartidas en el aula profesional, son las terapias basadas en el ARN que se basan en el mecanismo clásico de generación de proteínas, es decir, el ADN a través de un ARNm llega al citoplasma y, gracias al ARN de transferencia (ARNt) ribosómico, se informarán las proteínas. La novedad, según explicó Rafael Maldonado, es que “tenemos toda una serie de ARN interferentes (ARNi), que hace años no se codificaban, lo que van hacer es inhibir la expresión de otros ARN”.

Estos fármacos basados en ARN tienen algunas ventajas respecto a los demás, “ya que permiten seleccionar dianas no susceptibles a los efectos farmacológicos, la producción es rápida, el efecto es a largo plazo, es útil para enfermedades poco comunes y no tienen riesgo de genotoxicidad, no se incorpora al ADN”, añadió. Los fármacos actualmente aprobados son: los oligonucleotidos antisentido, los ARN aptámeros, los pequeños ARNs interferentes y los ARNs mensajeros.

Como conclusión, el investigador apuntó que los fármacos biológicos y las terapias basadas en ARN están adquiriendo un protagonismo exponencial en los últimos años y permitirán una medicina personalizada que hasta ahora resultaba difícil de imaginar.

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