Documentación

Industria, biotecnológicas y centros públicos: un triángulo que puede ser virtuoso

Actores de los tres ámbitos valoran la importancia del diálogo en fases tempranas para que los proyectos cristalicen en innovaciones terapéuticas.
Presentación de los resultados de Pharma-Biotech en BioSpain 2016.

Andrés Fernández, director de Ferrer Advanced Biotherapeutics, reconoció que una parte importante de la innovación terapéutica se está generando actualmente tiene lugar al margen de los grandes laboratorios. En total, calculó que “un 42% fármacos que salen al mercado tienen su origen fuera de la empresa que posteriormente los desarrolla”. Concretamente, en centros públicos de investigación y empresas biotecnológicas, concretamente.

De ahí que sea importante la promoción, dijo, de una cultura de colaboración e interrelación entre estos agentes, lo cual se ha acelerado mucho estos últimos años, “ayudando a contrarrestar la disminución de la productividad investigadora de las empresas farmacéuticas”.

Valoró, en este sentido, el Programa Pharma-Biotech, puesto en marcha por Farmaindustria, que según una de sus promotoras, Amelia Martín, habría conmemorado sus primeros cinco años con un resultado de 100 proyectos presentados gracias a la interacción de estos tres actores, 10 de los cuales habrían cristalizado. Un ejemplo, el programa Lympho, fruto de la colaboración de Ferrer con Vivia Biotech, que “se ha saldado con el desarrollo, aún en marcha, de un nuevo mecanismo de acción para cánceres hematológicos”, explicó Fernández.

Martín detalló que han sido 38 compañías farmacéuticas, 38 biotecnológicas y unos 25 centros de investigación los participantes en las 14 sesiones que casi siempre han estado enfocadas a un área terapéutica concreta. La más prominente, la oncología, seguida de sistema nervioso central.

Entre las ventajas de Pharma-Biotech para la industria tradicional, el director de Ferrer Advanced Biotherapeutics destacó que los proyectos aprobados “suelen contar con una madurez óptima para la transferencia”. También valoró el hecho de que “la parte oferente llega bien informada de las necesidades de la parte demandante”. Como consecuencia, añadió, “se reducen los riesgos y la tasa de fracaso por cuestiones como un desarrollo de propiedad industrial inadecuada, por inmadurez del proyecto, resultados menos robustos, etc.“. Antonio Gómez, de Janssen, apuntó, en este sentido, que la industria suele centrar su interés en “productos patentados, estudiados in vivo y con un modelo de negocio bien desarrollado”, y cree que Pharma-Biotech es de una gran importancia porque los proyectos que se seleccionan suelen cumplir con estos y otros criterios básicos.

 

La visión del resto de actores

Javier García, consejero de Bioncotech , una pequeña biotecnológico que surge de un grupo de investigación del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), también reconoció el valor del programa Pharma-Biotech, un foro ideal “para poder aprender de la industria y evitarnos algunos errores. La conversación que ahí ocurre nos permite a los demás anticipar oportunidades de una forma eficaz”, comentó.

También destacó la importancia de “la comunicación fluida, si puede ser con la implicación de los líderes de las compañías, y de que la industria comparta parte de su expertise”, Anabel Sanz, del CNIO. En su opinión, ésta es la clave para optimizar la intervención de los centros públicos de investigación en la generación de la innovación farmacéutica en colaboración con las empresas. “En nuestro caso, las colaboraciones con la industria, que son muy importantes para nosotros para generar recursos y seguir investigando, se han ido incrementando”. Actualmente, entre otras empresas, el CNIO colabora actualmente Lilly, Roche, Pfizer o Boehringer Ingelheim.

 

Asignaturas pendientes

Pese a toda esta actividad, y su cristalización en algunos proyectos, Sanz reconoció que existen varios factores que condicionan la transferencia tecnológica, es decir, la llegada del conocimiento que se está generando en los centros públicos hasta las empresas. En este sentido, opinó que “las autoridades sanitarias se tienen que implicar en la generación de innovación y falta coordinación entre ministerios”. Además de eso, pidió “un fondo nacional para hacer drug discovery y poder  transferir desde las universidades hasta las empresas. Es importantísimo y no conlleva un gran presupuesto”.

María Aguirre, directora de Investigación en Innovación Sanitaria Gobierno Vasco, hizo referencia a los programas desarrollados en esta comunidad autónoma para hacer frente a ese gap, aunque, a nivel general, “falta comprensión global del sistema de innovación para poder avanzar en esto”.

García culminó la ronda de intervenciones a este respecto solicitando “una mayor centralización de los servicios de transferencia tecnológica y una fiscalidad adecuada que sirva para reconocer el valor que aporta la inversión privada”.

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