Los medios de comunicación de toda Europa amanecían el pasado 14 de noviembre con la noticia sobre el visto bueno del Gobierno británico al principio de acuerdo alcanzado entre Reino Unido y la Comisión Europea, aunque, según Sally Shorthose, socia de Bird & Bird London, que ha participado en una jornada organizada por la delegación española de este despacho de abogados, "esto es solo el principio de un largo camino" que aún no se sabe a dónde nos llevará. En el mejor de los casos, hablaríamos de un Brexit blando, que implicaría la continuidad de Reino Unido en el mercado común, lo que reduciría significativamente el impacto para las compañías. Pero ésa es solo una posibilidad que, pese a este anuncio, no está nada clara.
Y es que, como afirmó Wouter Pors, socio de Bird & Bird en La Haya, el acuerdo tendrá que ser aprobado por el Parlamento Europeo, y una mayoría cualificada en el Consejo. Asimismo, al implicar una modificación del Tratado de la Unión Europea, tendrá que ser ratificado por cada uno de sus miembros, uno a uno. "Esto nos indica que quedan varios obstáculos por salvar aún", señaló, y añadió que el Gobierno británico "aún no ha explicado a la población buena parte de las consecuencias que este acuerdo tendría para los británicos".
La posibilidad existente de que todavía pueda darse el peor de los escenarios hace que ambos hayan recomendado a las compañías que vayan diseñando los planes de contingencia para estar preparadas ante cualquier circunstancia.
Algunos de los ámbitos donde se podrían dar un mayor número de problemas, apuntó Shorthose, serían los relacionados con los contratos, con el personal, la propiedad intelectual, las condiciones comerciales, incluido aquí el pago de tasas e impuestos, y la protección de datos, sobre todo el ámbito de los ensayos clínicos. También hizo referencia a posibles desabastecimientos o, para evitarlos, al acaparamiento, y calculó que los británicos podrían perder el acceso a unas 400 moléculas.
Legalidad vigente en cualquier caso
Tras recomendar a los laboratorios que revisen bien sus contratos y los actualicen teniendo en cuenta en las cláusulas los posibles escenarios, Pors lanzó también un mensaje para tranquilizarlos recordando que, ante la ausencia de un marco claro que pueda regir ante posibles litigios, siempre van a poder recurrir a los acuerdos internacionales en materia de propiedad intelectual y de derechos humanos, a los que Reino Unido está adherido. "Los acuerdos TRIP y la Convención Europea de Derechos Humanos seguirán vigentes y eso impedirá que Reino Unido, aunque quede al margen de la jurisdicción de la Corte Penal de la Unión Europea, socave los derechos individuales", subrayó.
En lo que respecta a la posición de las distintas compañías para hacer frente a los distintos escenarios, Shorthose opinó que "las big pharma estarán bien preparadas para cualquier escenario, otra cosa serán las biotech". En su ejercicio como abogada ha apreciado una elevación del número de consultas a partir del verano, cuando comenzaron a surgir los rumores sobre la alta probabilidad de que finalmente se impusiera la opción de un Brexit duro, la mayoría de las cuales habrían esta relacionadas, afirmó, con la propiedad intelectual y la política de personal.