Política

Esteve analiza las faltas de suministro y plantea propuestas en su ingreso a la RAFC

En su ingreso a la Real Academia de Farmacia de Cataluña (RAFC), Emili Esteve analizó las causas de la escasez de medicamentos y propuso una estrategia europea que garantice su disponibilidad mediante reformas regulatorias y mayor autonomía productiva.
Emili Esteve durante su discurso de toma de posesión como académico de número en la Real Academia de Farmacia de Cataluña (RAFC)

Emili Esteve, director técnico de Farmaindustria, ha centrado su discurso de ingreso como académico de número en la Real Academia de Farmacia de Cataluña (RAFC) en uno de los desafíos más acuciantes para los sistemas sanitarios actuales: la escasez y falta de suministro de medicamentos. Según el experto, se trata de un problema que pone en riesgo directo la salud y el bienestar ciudadano, algo especialmente evidenciado tras la pandemia de covid-19 y conflictos internacionales recientes.

En su discurso, que tuvo lugar el pasado 21 de mayo en Barcelona, Esteve analizó en profundidad las causas estructurales que llevan a esta situación, destacando especialmente las dificultades técnicas en producción, los problemas logísticos derivados de la globalización, los obstáculos regulatorios y los factores económicos que afectan a la viabilidad comercial de algunos medicamentos esenciales. El experto señaló la importancia crítica de avanzar hacia una autonomía estratégica europea en el ámbito farmacéutico, pero manteniendo una postura equilibrada frente al mercado global.

Además, Esteve propuso actuaciones concretas tanto a nivel europeo como nacional, que incluyen una legislación específica para medicamentos críticos, reforzar el papel de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), consolidar la Autoridad Europea de Preparación y Respuesta ante Emergencias Sanitarias (HERA), y adoptar mecanismos regulatorios y económicos para asegurar el suministro continuo de medicamentos esenciales.

Un diagnóstico con cuatro grandes causas estructurales

En su intervención, Emili Esteve destacó que “el medicamento es un bien singular, sujeto a unas reglas de funcionamiento que no se rigen por la pura lógica de la oferta y la demanda” y articuló un diagnóstico claro y sistematizado de las causas que explican la actual falta de suministro de medicamentos en Europa. Clasificó las razones en cuatro grandes bloques: técnicas, logísticas, regulatorias y económicas. A lo largo de su exposición, subrayó que ninguno de los agentes implicados, ni las compañías farmacéuticas innovadoras ni las de genéricos, tiene interés alguno en provocar situaciones de escasez, dado que estas conllevan pérdidas económicas y problemas reputacionales. Pese a ello, las disfunciones persisten y se intensifican.

Las causas técnicas son, a juicio de Esteve, las más frecuentes. Se refieren a fallos en la producción planificada por la imposibilidad de acceder a alguno de los componentes necesarios del medicamento, como el principio activo, excipientes o materiales de acondicionamiento. “Todos podemos imaginar que una compañía no podrá comercializar una solución oral de un medicamento si, a pesar de disponer del principio activo, de los excipientes, del frasco, del prospecto y de los restantes materiales, le falta el tapón”, ilustró el experto, subrayando la fragilidad de una cadena de suministro globalizada, dependiente de múltiples proveedores, muchas veces lejanos y sin obligaciones específicas hacia el sector farmacéutico.

El segundo grupo de causas lo constituyen los problemas logísticos derivados de la globalización de la producción farmacéutica. Acontecimientos como la guerra de Ucrania, los ataques en el mar Rojo o las disrupciones durante la pandemia han tensionado gravemente las rutas de transporte y abastecimiento. Aunque en muchos casos se ha logrado evitar un desabastecimiento generalizado, la presión sobre las cadenas logísticas ha evidenciado la necesidad de contar con una planificación sólida, redundancias estratégicas y capacidad de respuesta rápida ante contingencias internacionales.

El tercer bloque se refiere a las causas regulatorias. El elevado grado de exigencia normativa en el ámbito del medicamento, aunque esencial para garantizar calidad y seguridad, puede dificultar la capacidad de adaptación del sistema productivo ante situaciones imprevistas. Esteve puso como ejemplo los cambios derivados del Brexit, que obligaban a trasladar puntos de control del Reino Unido a otros países de la UE, una tarea que, pese a su previsibilidad, generó serias dificultades por los plazos y procedimientos requeridos. “Cualquier ajuste en la fabricación o en los suministradores de componentes exige la correspondiente autorización, lo cual puede retrasar meses una solución viable”, advirtió.

Por último, el cuarto gran grupo de causas es económico. En muchos países, como España, los precios intervenidos de numerosos medicamentos erosionan la rentabilidad de productos esenciales, lo que puede llevar a su retirada del mercado o a una producción insuficiente. Esteve también advirtió sobre el papel del comercio paralelo, que, si bien es una actividad legal, puede generar distorsiones importantes al trasladar medicamentos hacia los mercados de mayor rentabilidad, sin compromiso alguno de continuidad del suministro. “Para algunas personas, entre las que me cuento, los operadores de oportunidad difícilmente pueden considerarse una solución a un problema de estas características”, afirmó.

Propuestas de actuación: reforzar capacidades, anticipar crisis, garantizar equilibrios

A partir de este análisis, Emili Esteve planteó un conjunto de propuestas orientadas a reducir la vulnerabilidad del sistema farmacéutico europeo, con medidas que abarcan desde la regulación y la gobernanza hasta la logística y la planificación estratégica. En su opinión, es imprescindible actuar sobre las causas estructurales, pero también reforzar las capacidades institucionales y normativas que permitan anticiparse y responder con agilidad ante situaciones de escasez.

Una de las propuestas más relevantes es la aprobación de una legislación europea específica para medicamentos críticos. Esteve recordó que la futura Ley de Medicamentos Críticos fue anunciada por la presidenta de la Comisión Europea en julio de 2024 como respuesta directa a los problemas de suministro vividos en los últimos años, especialmente con antibióticos, analgésicos o insulina. Esta norma, actualmente en fase de preparación, debería permitir identificar productos estratégicos, fomentar su producción en Europa y establecer inventarios de seguridad. “Es imprescindible garantizar un suministro seguro y continuo de medicamentos esenciales; la futura Ley de Medicamentos Críticos será clave para ello”, subrayó.

Además de esta legislación, Esteve defendió el refuerzo de los instrumentos ya existentes en el ámbito europeo. La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) ha visto ampliadas sus competencias tras la pandemia, especialmente en lo relativo a la detección y gestión de crisis de suministro. También destacó la creación de la Autoridad de Preparación y Respuesta ante Emergencias Sanitarias (HERA), concebida para coordinar medidas frente a amenazas sanitarias transfronterizas y asegurar el aprovisionamiento de contramedidas médicas.

No obstante, advirtió que estas estructuras deben dotarse de medios estables y de capacidad operativa real. “Los problemas de suministro en situación pandémica no pueden ser resueltos por ‘plantas pandémicas’ que funcionen de forma autónoma y luego queden vacías; es necesario integrar estas capacidades en estructuras sostenibles”, advirtió citando la posición de la industria.

Otra línea de actuación destacada es el desarrollo de un mecanismo voluntario de solidaridad entre Estados miembros, ya puesto en marcha por el Grupo Directivo Ejecutivo sobre Escasez y Seguridad de los Medicamentos (MSSG). Este mecanismo permite movilizar existencias de medicamentos en caso de escasez crítica en uno de los países, siempre que se cumplan condiciones estrictas.

Al mismo tiempo, Esteve señaló la importancia de que las autoridades nacionales dispongan de mayor margen para aplicar flexibilidad regulatoria cuando sea necesario, por ejemplo, prolongando la vida útil de los productos o autorizando de forma ágil alternativas terapéuticas en situaciones puntuales. Estas herramientas, ya contempladas en las comunicaciones recientes de la Comisión, podrían aliviar situaciones de tensión si se activan con rapidez y coordinación.

A largo plazo, la reforma de la legislación farmacéutica general de la UE será, en opinión de Esteve, otra gran oportunidad para introducir mecanismos estructurales que garanticen la disponibilidad de medicamentos. En este marco, propuso avanzar en la transformación digital del sistema regulatorio, integrar bases de datos de escasez y trazabilidad, y utilizar inteligencia artificial para anticipar disrupciones.

Asimismo, reclamó una política industrial que refuerce la autonomía estratégica sin caer en proteccionismos improductivos. “La autarquía total no es posible ni deseable, pero Europa no puede seguir dependiendo de terceros países para elementos esenciales de su cadena farmacéutica”, defendió. En este sentido, abogó por identificar dependencias críticas, diversificar proveedores, promover la producción europea y favorecer el diálogo estructurado entre la industria, las agencias reguladoras y los Estados.

Conclusiones: proteger lo aprendido, anticipar lo que viene

En la parte final de su intervención, Emili Esteve hizo un llamamiento a proteger los aprendizajes derivados de la pandemia y a consolidar una estrategia de prevención de crisis basada en planificación, cooperación e innovación. Recordó que durante los momentos más críticos de la covid-19, España logró mantener bajo control el suministro de medicamentos gracias al esfuerzo conjunto de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), la industria y los profesionales sanitarios. Esa experiencia, según el académico, no puede darse por sentada: debe ser institucionalizada. “La pandemia nos enseñó que contar con un tejido investigador y productivo cercano es clave; es algo que debemos proteger para el futuro”, afirmó.

En ese sentido, reivindicó el papel de la industria farmacéutica innovadora no solo como agente de suministro, sino también como impulsora de la investigación biomédica, el desarrollo de ensayos clínicos y la resiliencia del sistema sanitario. Al mismo tiempo, alertó del riesgo de que Europa pierda peso como polo de atracción para la inversión farmacéutica global si no se introducen reformas ambiciosas y adaptadas a la realidad competitiva.

Esteve también insistió en que los problemas de escasez no deben abordarse desde la excepcionalidad, sino como un fenómeno estructural al que se debe responder con políticas de Estado. Por eso, consideró fundamental mantener y ampliar el enfoque europeo de “Una sola salud” y reforzar las herramientas de coordinación entre los países, tanto en el plano regulador como en el industrial y comercial.

El discurso culminó con una llamada a la corresponsabilidad de todos los agentes del sistema (autoridades, industria, profesionales y ciudadanía) para preservar la equidad, seguridad y disponibilidad del medicamento en un entorno geopolítico inestable.

En definitiva, Emili Esteve no solo compartió un análisis técnico preciso, sino que ofreció una hoja de ruta clara y realista para avanzar hacia una Europa más preparada, menos dependiente y mejor equipada para proteger la salud de sus ciudadanos.

Comentarios

guest


0 Comments
Inline Feedbacks
View all comments

Noticias relacionadas

Actividades destacadas

AI Engine Chatbot
AI Avatar
¡Hola! ¿Cómo puedo ayudarte? Ten en cuenta que estoy en pruebas y puedo cometer errores.