La Agencia Americana de Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) informó el pasado día 15 de junio de su decisión de revocar la autorización de uso de emergencia de hidroxicloroquina y cloroquina en pacientes hospitalizados con Covid-19, con lo que rechaza su utilización fuera del marco de la investigación clínica.
La máxima autoridad farmacéutica de Estados Unidos ha concluido que "no se cumplen los requisitos" para mantener la autorización de uso de emergencia y ha concluido, atendiendo a la revisión de la evidencia generada hasta el momento, que hidroxicloroquina y cloroquina "no parecen ser efectivas" en los usos que dicha autorización amparaba, y que, vistos los efectos adversos asociados a estos fármacos, "los beneficios no superan a los riesgos".
La decisión había sido solicitada desde la Biomedical Advanced Research and Develeopment Authority (Barda), organismo dependiente del Departamento de Salud, que fue el mismo que solicitó la autorización para uso de emergencia en marzo. La evidencia científica generada con respecto al uso de estos tratamientos estaría detrás de la solicitud de Barda y la decisión de la FDA, según indica la propia Agencia.
Esta ha fundamentado su decisión con un informe en el que se incluyen referencias a ocho estudios, la mayoría de ellos observacionales, de los que infiere la escasa o nula efectividad de hidroxicloroquina y cloroquina en la reducción de la carga viral. Al que más peso dan es a uno ensayo aleatorizado y abierto, publicado en The British Medical Journal por W. Tang et al, que compara un régimen de hidroxicloroquina con otro basado en el estándar de tratamiento, en el que, al parecer, no se vieron diferencias significativas al añadir este fármaco.
Seguidamente, citan diferentes guías clínicas como la The Infectious Diseases Society of America Guidelines on the Treatment and Management of Patients with COVID-19, que habla de una evidencia "muy baja" que soporte el uso de este tratamiento; The NIH COVID-19 Treatment Guidelines, que desde el 11 de junio recomienda no usarlo, salvo en el marco de ensayos; o The Johns Hopkins ABX Guide, donde aún no hay un pronunciamiento sólido ni a favor ni en contra. La FDA concluye que "ninguna de ellas recomienda su uso en pacientes hospitalizados fuera del marco de ensayos".
Los datos de Recovery
Finalmente, citan los resultados prelimitares del estudio Recovery, llevado a cabo por la Universidad de Oxford, y que incluye varios brazos: uno con el estándar, y otros cuatros basados en la combinación de éste con corticoides, lopinavir/ritonavir, acitromizina e hidroxicloroquina. Aunque no son definitivos, sus autores habrían indicado que las diferencias de mortalidad observadas no sirven para establecer superioridad del brazo de hidroxicloroquina. Tampoco se habrían visto mejoras en lo que respecta a la necesidad de ventilación mecánica o duración de la estancia en el hospital, objetivos secundarios del estudio. De nuevo, se trata de un estudio abierto, aunque la Agencia indica en sus conclusiones que "el objetivo de mortalidad es generalmente menos sensible" a este aspecto que otros.
Para la FDA "solo los ensayos clínicos controlados y aleatorizados pueden responder a la pregunta de si hidroxicloroquina o cloroquina aportan beneficios a los pacientes hospitalizados con Covid-19, y los resultados de Recovery ofrecen una evidencia bastante persuasiva para pensar esa aportación no tiene lugar".
Adicionalmente, la Agencia americana aporta datos de efectos adversos recopilados por la Office of Surveillance and Epidemiology Pharmacovigilance en mayo, aunque la posibilidad de sacar conclusiones sobre la dimensión de estos se ve limitada por el desconocimiento sobre el número total de pacientes a los que se les han administrado estos fármacos. El día 26 de mayo de ese mismo mes, Barda había registrado datos de 1.762 pacientes tratados con esta alternativa terapéutica, y en el informe se ofrecen algunos datos de las características de estos pacientes y de los regímenes que se les habían apllicado.
Con toda esta información sobre la mesa, la FDA ha concluido que no se puede demostrar su efecto antiviral ni su impacto positivo en la reducción de la mortalidad, por lo que no se justificaría esa autorización de uso de emergencia, quedando restringido al marco de los ensayos.
Para contextualizar la decisión de la FDA, cabe apuntar, a este respecto, que el posicionamiento de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) con respecto a éste y al resto de fármacos usados en Covid-19, se basa en restringir su utilización al "contexto de estudios clínicos aleatorizados, tanto en profilaxis como en tratamiento, que permitan establecer conclusiones y guiar las posibles recomendaciones de uso".