Margarita de la Pisa, eurodiputada de Vox y miembro de la Comisión de Salud en el Parlamento Europeo, aborda en esta entrevista los retos y prioridades de la nueva legislatura en materia sanitaria y farmacéutica. Con un enfoque claro en la defensa de la soberanía de los Estados miembros y la necesidad de mantener altos estándares de calidad en los sistemas de salud europeos, De la Pisa reflexiona sobre la gestión de competencias, la importancia de la innovación en la industria farmacéutica y las dificultades que plantea la sobrecarga regulatoria. Además, comparte su visión sobre la salud mental, la necesidad de un plan de salud cardiovascular o la reciente audiencia del comisario de salud, aportando una perspectiva crítica y constructiva sobre el panorama legislativo europeo.
P. ¿Cuáles son las prioridades que se han establecido en la nueva legislatura en el ámbito de la sanidad, tanto en general como en el sector farmacéutico?
R. En este inicio de legislatura, hemos tenido la oportunidad de presentar informes detallados con nuestras propuestas. Ha sido alentador ver que muchas de estas han sido bien recibidas, lo que muestra un compromiso compartido por trabajar en pro de la salud. Una de nuestras principales prioridades es garantizar la excelencia en los sistemas de salud de los Estados miembros. No se trata solo de alcanzar la igualdad, ya que podría traducirse en una nivelación hacia abajo, sino de asegurar que Europa mantenga su estatus como referente mundial en calidad sanitaria. Esto es crucial, dado nuestro legado cultural, la competencia de nuestros profesionales y un entorno de prosperidad que deberíamos aprovechar. Sin embargo, es evidente que este nivel de excelencia se está perdiendo en algunos lugares. Europa debe proteger su liderazgo, y eso significa que los países que han sido ejemplos de sistemas de salud robustos deben seguir siéndolo, sin caer en la devaluación.
P. ¿Y qué se debe hacer para lograrlo?
R: Para conseguirlo, es fundamental que las competencias sanitarias permanezcan bajo la jurisdicción nacional, tal y como especifican los tratados. La gestión a nivel local o nacional permite una respuesta más adaptada a las necesidades y realidades específicas de cada lugar. Por otro lado, la centralización en busca de una solución común a nivel europeo puede llevar a errores en la gestión que afectan áreas muy sensibles, y la salud es una de ellas. Un ejemplo reciente de los desafíos en torno a las competencias lo encontramos en la crisis de la DANA en Valencia, donde la falta de claridad sobre quién tenía la responsabilidad de actuar complicó la respuesta. Lo mismo ocurre con algunas legislaciones medioambientales europeas que, sin estar ajustadas a objetivos claros, impactan en el día a día de los ciudadanos y, de manera aún más profunda, en el ámbito de la salud.
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“Para que Europa siga siendo un referente en innovación farmacéutica, es necesario crear un entorno propicio”
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P. La Estrategia Europea de Salud Cardiovascular ha sido mencionada como una prioridad. ¿Cómo lo ve?
R. La Estrategia Europea de Salud Cardiovascular es una de nuestras apuestas más importantes en este mandato. Durante la legislatura anterior, trabajamos para sentar las bases de esta estrategia mediante mociones de resolución y otras iniciativas, tal y como también lo ve el Comisario propuesto, húngaro, que es de nuestro grupo. Lo que buscamos es que esta estrategia se trate como una comisión especial, al igual que se hizo con el European Beating Cancer Plan (EBCP), que fue un ejemplo de éxito. El plan del cáncer fue efectivo porque se le dedicó un año completo de trabajo, durante el cual se promovió un intercambio de ideas y experiencias con profesionales de la salud, pacientes y otros actores relevantes. Este enfoque permitió que los diputados tuvieran acceso a información de primera mano y presentaran un texto práctico, basado en la realidad y no en ideologías. Esta metodología debería replicarse en el Plan de la salud cardiovascular, dado que es la principal causa de muerte en Europa. Además, se debe insistir a los Estados Miembro para que implementen esta estrategia.
P. La salud mental también es una preocupación. ¿Qué enfoque cree que se debería adoptar?
R. La salud mental es un tema que no podemos seguir ignorando, y aunque ha ganado espacio en la agenda, el enfoque actual es preocupante. La tendencia general ha sido resolver la situación añadiendo más psicólogos y psiquiatras, o desarrollando estrategias antibullying y antiacoso. Sin embargo, es necesario mirar más allá y entender las causas subyacentes de los problemas de salud mental. En muchos casos, estos problemas son más epigenéticos y derivados de un cambio cultural que está afectando de manera particular a la juventud.
P. En cuanto a la industria farmacéutica, ¿qué desafíos existen en Europa y cómo deberían abordarse?
R. La industria farmacéutica en Europa ha experimentado una pérdida de competitividad en los últimos años. Esto es motivo de gran preocupación, ya que se ha visto cómo otras regiones han atraído la inversión y el desarrollo de nuevas tecnologías, mientras que Europa ha quedado rezagada. Para que Europa siga siendo un referente en este sector, es necesario crear un entorno propicio para la innovación y el desarrollo de nuevos medicamentos y productos sanitarios. En el último pleno hubo una moción y debate sobre innovación en la que participamos muy activamente y en el último momento nos dijeron que quitáramos nuestro nombre por temas de complejos. No obstante, dimos prioridad a la importancia de crear en Europa un entorno industrial favorable para que se aborde por mejorar la salud, que es cuidar la vida. Creemos que Europa tiene la base cultural para lograrlo ya que el humanismo cristiano siempre ha puesto al ser humano en el centro y eso es preocuparse por la salud.
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“Las regulaciones ambientales deben ser equilibradas y no pueden convertirse en una carga desmedida que haga inviable la producción”
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P. ¿Cómo aportar a la industria ese entorno propicio que comenta?
R. Para lograr esto, son imprescindibles dos elementos: seguridad jurídica y un marco que garantice un retorno de la inversión atractivo. La propiedad intelectual juega un papel crucial en este aspecto. Las empresas deben tener la certeza de que sus inversiones estarán protegidas y que podrán recuperar los costes asociados al desarrollo de nuevos productos. Al mismo tiempo, debe existir un espacio claro para el genéricos y también para la innovación tras la expiración de las patentes, permitiendo que otras empresas puedan mejorar las formas farmacéuticas y continuar con un ciclo de desarrollo constante. Además, debe haber claridad en las regulaciones para evitar disputas legales que desvíen la atención de las empresas de lo que debe ser su foco. Esta es una crítica que yo he realizado al Paquete Farmacéutico.
P. En la actual legislatura europea, Vox ha cambiado de grupo parlamentario, pasando de ECR a Patriots. ¿Este cambio implica una modificación en su posición respecto a temas como el paquete farmacéutico y otras cuestiones sanitarias?
R. Vox sostiene que sus valores y principios son constantes, independientemente del grupo parlamentario al que pertenezca. Al integrarse primero en ECR y ahora en Patriots, ha dejado claro que la prioridad es defender el interés nacional. Ambos grupos permiten flexibilidad en votaciones y posturas, lo que facilita mantener nuestro enfoque. Todavía no hemos profundizado mucho con Patriots en los detalles, pero nuestro enfoque será el mismo: apoyar el emprendimiento, reducir la burocracia y defender la competitividad europea frente a mercados externos. Patriots ha mostrado respaldo a estas posturas, y la Comisión de Salud proporciona un entorno favorable para trabajar por la industria. Vox no ha cambiado su visión ni lo hará. Sigue defendiendo la seguridad política, la sana competencia y la reducción de trabas en todas las áreas, incluida la industria farmacéutica y los dispositivos médicos.
P. ¿Cómo ve el creciente papel de Europa en la sanidad, teniendo en cuenta que Vox plantea una defensa de las competencias nacionales?
R. Es muy positivo que la Unión Europea dedique más tiempo y recursos al ámbito de la salud, algo que los ciudadanos aprecian y esperan. No obstante, hay que recordar que los tratados dejan claro que las competencias en salud son de los Estados miembros. Esto no solo es una cuestión de principios, sino de gestión y de seguridad jurídica. Hay mucho en lo que avanzar en colaboración entre los países, que es esencial, especialmente cuando los problemas de salud tienen una dimensión transfronteriza, como se evidenció durante la pandemia. Sin embargo, creo firmemente que es mejor que cada país se encargue de su propia gestión en temas donde puede ser más efectivo. La subsidiariedad, es decir, hacer las cosas al nivel más cercano posible al ciudadano, es un principio que debemos respetar. La centralización excesiva puede llevar a una dilución de responsabilidades, donde los políticos nacionales se desentiendan y pasen la responsabilidad a un nivel superior, lo que termina afectando a la capacidad de respuesta en situaciones de crisis.
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“Nuestro enfoque será: apoyar el emprendimiento, reducir la
burocracia y defender la competitividad europea frente a mercados externos”
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P. Ha comentado la importancia del principio de subsidiariedad para que los Estados conserven la competencia, pero luego rechazan el estado autonómico y que las competencias en salud estén transferidas. ¿No es una contradicción?
R. No existe contradicción. Vox sostiene que las autonomías, tal y como están estructuradas en España, no benefician a los ciudadanos, actuando como mini-reinos que complican la gestión eficiente de asuntos nacionales. Creemos en una gestión lo más cercana posible al ciudadano, a nivel local o municipal, pero sin generar desigualdades ni cambios en derechos. Un ejemplo de esto son las diferencias en los calendarios de vacunación entre comunidades autónomas. Apostamos por unificar criterios en áreas críticas para garantizar igualdad de derechos y acceso a servicios. En Vox abogamos por una gestión central que permita descentralización operativa, pero sin que las autonomías se conviertan en entidades independientes que fragmenten la cohesión nacional.
P. Esta semana se ha producido la audiencia del comisario propuesto de salud y el Parlamento no lo ha validado. ¿Qué valoración hace de lo ocurrido?
R. Lo esperábamos y no había ganas de escucharle y entenderle. No es habitual, aunque ya ha ocurrido en otros contextos, como en las comisiones de crisis y medio ambiente, donde los procesos fueron complicados. Lo ocurrido con el comisario húngaro es preocupante. No nos podemos acostumbrar a un trato tan antidemocrático con el grupo Patriots o con los húngaros y otros que somos críticos con el progresismo. Este candidato, altamente cualificado y con experiencia en la Comisión Europea en salud y patentes, fue cuestionado por temas ideológicos como el aborto y los derechos de los animales, en lugar de valorarse su visión y propuestas para el sector de la salud. Este enfoque impidió un análisis integral de sus propuestas, que incluían liderar en ensayos clínicos digitales y uso de inteligencia artificial, con beneficios como la reducción de pruebas en animales y mayor innovación, mejora de la competitividad. Esperamos que salga en la segunda ronda ya que, de otro modo, trasluciría una falta de democracia importante en la Cámara.
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“Lo ocurrido con el comisario húngaro es preocupante. No nos podemos acostumbrar a un trato tan antidemocrático con el grupo Patriots”
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P. ¿Cómo valora la creación de SANT y que esté formada por diputados con mayor perfil sanitario que el de los que componen ENVI? ¿Mejorará el abordaje de las cuestiones sanitarias y farmacéuticas?
R. La comisión de salud, SANT, está compuesta por más diputados con formación sanitaria, ofrece un enfoque más equilibrado para tratar los temas de salud, lo cual se demostró en el análisis del paquete farmacéutico. En comisiones como ENVI, con mayoría de perfiles medioambientales, la salud a menudo quedó en un segundo plano, lo que llevó a propuestas que complicaban la industria farmacéutica, afectando la innovación y el acceso a medicamentos. La menor representación de partidos verdes tras las elecciones es una buena noticia.
P. Siguiendo con el tema ambiental y la afectación a la industria farmacéutica. ¿Cuál es su visión sobre este asunto?
R. La protección del medioambiente es fundamental, y todos estamos de acuerdo en que las industrias deben operar de manera sostenible. Sin embargo, las regulaciones deben ser equilibradas y no pueden convertirse en una carga desmedida que haga inviable la producción. En Europa, las normativas sobre residuos de agua, las legislaciones químicas y otras directivas imponen exigencias muy altas que, en algunos casos, no se aplican de la misma forma en otras regiones del mundo, lo que nos pone en desventaja competitiva. La industria farmacéutica europea ya cumple con estándares elevados de seguridad y sostenibilidad, pero cuando estas exigencias se llevan al extremo sin un análisis de viabilidad, corremos el riesgo de que la actividad industrial se vea limitada o incluso abandonada. Necesitamos un enfoque que permita cumplir con los objetivos medioambientales sin que ello implique poner en riesgo la competitividad y la sostenibilidad de la industria.
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“Vox sostiene que sus valores y principios son constantes, independientemente del grupo parlamentario al que pertenezca”
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P. En cuanto al paquete farmacéutico, ¿cómo cree que avanzarán las negociaciones en los trílogos?
R. Las negociaciones en los trílogos han estado estancadas y no han avanzado como se esperaba. La presidencia húngara habría sido una oportunidad ideal para tratar estos temas, pero parece que la discusión se trasladará a la siguiente presidencia. Existen diferencias significativas entre los países, ya que algunos, como Polonia, tienen una industria de genéricos muy fuerte y buscan proteger sus intereses, la siguiente sería Dinamarca, con una visión más pro-innovación.
P. Por último, ¿qué opinión le merece el informe de Draghi?
R. El informe de Draghi es interesante, ya que pone de manifiesto muchos de los problemas de competitividad que hemos señalado durante el mandato anterior. Sin embargo, lo que falta es un plan de acción concreto, un tratamiento. El diagnóstico es acertado, pero las soluciones que propone no tienen la contundencia necesaria para cambiar la situación. La Unión Europea necesita ser más decidida en la reducción de la burocracia y en la creación de un entorno favorable para la industria.