UCB es la compañía que mayor experiencia atesora actualmente en el establecimiento de Acuerdos de Riesgo Compartido (ARC) en España. Nada menos que 38 contratos ha firmado hasta ahora a lo largo de nueve comunidades autónomas (Andalucía, Canarias, Cataluña, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Extremadura, Madrid, y País Vasco). Una larga experiencia, que se inició hace más de tres años en el Hospital Clínico de Barcelona, alrededor de Cimzia (certolizumab pegol) para artritis reumatoide (AR). Posteriormente, se han firmado otros para AR y las otras dos indicaciones del fármaco: espondiloartritis axial y artritis psoriásica.
Los acuerdos son bastante sencillos. Se realiza un seguimiento de los pacientes que cumplen con determinados criterios de inclusión y, a las doce semanas de tratamiento, se evalúa en función de unos indicadores objetivos y claramente establecidos el éxito o fracaso del tratamiento. En caso de fracaso el Sistema Nacional de Salud (SNS) no paga el tratamiento y lo asume en su totalidad la multinacional belga. Por ello, según reconoce la compañía, “son una herramienta imprescindible para garantizar el acceso del paciente a la innovación sin comprometer la viabilidad del sistema, en condiciones de equidad”.
Precisamente esta sencillez es puesta de manifiesto por UCB como parte de éxito que tiene en la implantación de sus ARC. Según indica la compañía, se utilizan indicadores aplicados en la práctica clínica, lo que supone que el hospital no afronta gastos extraordinarios en el seguimiento del acuerdo. Además, otro punto relevante es la objetividad de la variable elegida, dado que evita situaciones de indefinición en la calificación de éxito o fracaso. Por último, también destaca el método elegido para realizar la devolución del coste del tratamiento ineficaz, que asegura al financiador recuperar casi inmediatamente los recursos invertidos.
Todo ello ha hecho que el balance de la iniciativa sea “positivo”, según el director general de la compañía, Jesús Sobrino, que pone de manifiesto los objetivos que cumplen con cada ARC. “Ayuda a acercar la innovación a los pacientes y ayuda a la apertura del acceso al tratamiento”, explica el director general, por lo que consiguen acelerar los procesos más costosos actualmente en la incorporación de innovaciones terapéuticas a la práctica clínica. Además, Sobrino destaca que gracias a estos acuerdos, el profesional facultativo también se beneficia, ya que ”dispone de información muy valiosa para decidir el tratamiento a elegir”. Por último, pone encima de la mesa que la identificación precoz de un caso no respondedor evita al paciente ”ser expuesto a un fármaco si no le resulta efectivo”.
Por todo lo expuesto, la multinacional prevé además de realizar una publicación con los resultados y conclusiones obtenidas a lo largo de todo este tiempo, utilizar la experiencia acumulada para otros fármacos innovadores que se encuentran en fases avanzadas de desarrollo.