En 2020, un número creciente de proyectos impulsados por entidades filantrópicas habrán mejorado el tratamiento de enfermedades tropicales poco atendidas, según un reciente informe de IMS Health. Los nuevos tratamientos serán, entre otros, vacunas para el cólera y la malaria, así como una variedad de soluciones tecnológicas y sociales que abordarán problemas alejados de los del mundo desarrollado.
Las vacunas orales, el empleo de móviles y de inyectables a temperatura ambiente serán algunas de las líneas de investigación que van a explorarse en los años que vienen con la esperanza de transformar los complejos tratamientos de las enfermedades en África, aunque es posible que lleve más tiempo superar los aspectos económicos y de desarrollo más persistentes.
El cólera, aunque raro en los países desarrollados, afecta a millones de personas cada año, y provoca la muerte de más de 200.000 pacientes en todo el mundo anualmente, especialmente en zonas en guerra debido a las peores condiciones higiénicas. Actualmente, se dispone de una nueva vacuna en dosis única para sustituir al régimen de dos dosis, que podría reducir las tasas de mortalidad de forma significativa en regiones en desarrollo con menores ingresos, al menos parcialmente, ya que será posible elevar la proporción de población inmunizada.
Se espera que la primera vacuna frente a la malaria reciba la luz verde de la Unión Europea en un futuro inmediato. La colaboración de GlaxoSmithKline y la Iniciativa por una Vacuna contra la Malaria (PATH), financiada por la Fundación Bill y Melinda Gates, subraya el importante papel de las colaboraciones con grupos sin ánimo de lucro para el desarrollo y distribución de tratamiento a poblaciones desfavorecidas de todo el mundo.
Por otro lado, se está desarrollando un nuevo tratamiento más efectivo, tafenoquina (Etaquine), que funciona de forma similar a la conocida quinina, pero del cual se espera que prevenga las recaídas con un curso de tratamiento de menor duración.
Menos vacunas y regímenes más breves son claves para superar algunos de los retos de proporcionar tratamientos a áreas remotas, y pueden contribuir a salvar millones de vidas.
Por otro lado, si bien las tasas de mortalidad por VIH se han reducido, sigue siendo una enfermedad de difícil manejo, particularmente en países con pocos recursos. Los tratamientos actuales del VIH tienen como dianas varios pasos en el ciclo viral, pero la resistencia sigue generando preocupación. Hay quince nuevos tratamientos para esta infección en sus últimas fases de desarrollo, muchos de los cuales podrían estar disponibles en 2020. Entre ellos está una terapia que ha obtenido la designación de terapia innovadora por parte de la agencia estadounidense del medicamento, la FDA: ibalizumab. Ibalizumab tiene como diana un mecanismo con menor potencial de resistencia viral, y tiene un régimen de administración con menos dosis, lo cual podría mejorar la adherencia.
Además de las nuevas terapias contra el VIH, el uso cada vez más extendido de los tratamientos disponibles a fecha de hoy para la profilaxis pre-exposición (PrEP) y las recomendaciones de iniciar el tratamiento de forma precoz, antes de que los síntomas se presenten, son elementos clave del plan de la ONU para acabar con la epidemia de sida en 2030.
Nicolas Gonzalez Casares: