Terapéutica

La información del boticario es clave para ayudar al médico a decidir

Los programas de seguimiento farmacoterapéutico son una herramienta fundamental para realizar propuestas de cambio en el tratamiento.

El trato cercano, frecuente y de confianza que tiene el farmacéutico comunitario con sus pacientes le permite disponer de información sobre los medicamentos que puede suponer una herramienta muy valiosa para ayudar al médico en la toma de decisiones para la optimización de la prescripción.

Hay estudios que demuestran que es necesario aumentar el control sobre la medicación que está tomando el paciente, y aquí la farmacia comunitaria puede ser un apoyo importante a los facultativos. El Instituto Universitario de Investigación en Atención Primaria Jordi Gol, de Barcelona, ha publicado los resultados de una investigación que revela que el 60% de pacientes mayores de 70 años recibe un tratamiento farmacológico potencialmente inadecuado por exceso o por omisión de medicación.

Conclusiones en la misma línea se desprenden de la tesis doctoral de Fernando Muz, vocal de la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (SEFAC), dedicada a la mejora de la prescripción en mayores de 65 años tras la detección de prescripciones potencialmente inapropiadas (PPI) u omitidas. Este estudio revisó la medicación de 983 pacientes con al menos tres fármacos prescritos para patología crónica, atendidos en el Centro de Salud de Ondara (Alicante). Los resultados, basados en el análisis a partir de los criterios STOPP/START indican que en el 46% de pacientes existía una PPI, mientras que en el 26% había prescripciones omitidas.

El médico acepta el 11,2% de las propuestas del farmacéutico

Estos datos demuestran que hay mucho camino a recorrer en la mejora de la estrategia farmacoterapéutica de los pacientes, así como en las posibilidades de una mayor colaboración entre farmacias y médicos. Esto también lo demuestran otros resultados de este mismo estudio, derivados de la revisión de la medicación de un subgrupo de 311 pacientes (muestra) que acudió a las farmacias comunitarias de Ondara. Desde éstas se notificaron a los médicos de atención primaria los problemas relacionados con la medicación detectados por el farmacéutico comunitario. La prevalencia de los mismos resultó mayor que en la población universo (60% PPI y 37% prescripciones omitidas). Solo el 11,2% de las prescripciones fueron modificadas por los facultativos a raíz de esta intervención del farmacéutico comunitario.

Estos resultados indican una necesidad de mejorar la comunicación entre los profesionales sanitarios que están al cuidado del paciente, especialmente por la actual complejidad en la atención sanitaria que reciben, de distintos niveles y centros, según afirma el autor de la investigación a Diariofarma. En su opinión, la revisión de la medicación por parte de la oficina de farmacia, con los criterios STOPP/START, puede suponer un filtro muy útil para la labor del médico, que será quien tome la decisión sobre un posible cambio en la prescripción.

La Camfic anima a los médicos a desprescribir más

La propia Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria (Camfic) aboga por que los médicos consideren la retirada de medicación, en caso necesario, en pacientes polimedicados. A través de un comunicado, pide a los profesionales “sensibilidad y disponer de tiempo en la consulta y en el domicilio para facilitar una buena desprescripción”.

“Todavía hay un cierto miedo e inercia para desprescribir. A pesar de los programas informáticos de que se disponen en las consultas de la atención primaria y que alertan a los médicos en caso de una medicación no adecuada o directamente inadecuada, necesitamos tiempo", señala Pepa Bertran, miembro del grupo de personas mayores de la Camfic.

En este sentido, el seguimiento farmacoterapéutico llevado a cabo en la farmacia genera información que puede servir de apoyo al médico y al mismo tiempo liberarle de tiempo, con el objetivo de facilitarle la tarea de modificar o retirar un medicamento según su criterio profesional, apunta Muz.

Su visión es compartida por Raquel Varas, del Departamento de Servicios Asistenciales del Consejo General de Colegios de Farmacéuticos, que destaca el servicio de seguimiento farmacoterapéutico como herramienta para detectar posibles problemas de salud que no están controlados y ponerlo en conocimiento del médico, con el objetivo de colaborar con él para ajustar la medicación a las necesidades del paciente. Un ejemplo de esto se da con las benzodiacepinas o los omeoprazoles, que en muchas ocasiones no tienen un periodo limitado de tratamiento, y aquí tendría que haber una mayor colaboración entre el farmacéutico y el médico para ir retirando la medicación en caso necesario.

Programas de colaboración con AP

A pesar del margen de mejora para la optimización de la estrategia farmacoterapéutica, aumentan las iniciativas y programas desarrollados en farmacias comunitarias en torno al seguimiento farmacoterapéutico. Un ejemplo de esto es el proyecto consigue, impulsado entre 2014 y 2016 por el Consejo General de Farmacéuticos y la Universidad de Granada, con la colaboración de Laboratorios CINFA. A lo largo de 15 meses, 222 farmacéuticos de 11 provincias Servicio de Seguimiento Farmacoterapéutico  a 877 pacientes mayores de 64 años polimedicados. Esta intervención consiguió una reducción media de 0,39 medicamentos, así como una disminución del 54,1% de los problemas de salud no controlado.

Una de las iniciativas destacadas en cuanto a la colaboración entre farmacia comunitaria y centros de salud es el protocolo de actuación acordado entre el Colegio de Farmacéuticos de Barcelona y la Atención Primaria, que tiene por objetivo compartir información sobre problemas con los medicamentos. Se trata de un proyecto en el que los distintos profesionales sanitarios, incluido el farmacéutico comunitario, trabajan conjuntamente sobre la estrategia farmacoterapéutica a abordar, señala Francisca Aranzana, vocal de Oficina de Farmacia del COFB.

En cuanto a la retirada de medicación, próximamente este Colegio iniciará un proyecto de deshabituación de benzodiacepinas en determinadas zonas sanitarias y en colaboración con los centros de salud. Esta desprescripción “debe hacerse paulatinamente, y tanto el farmacéutico, como el médico y la enfermera, debemos transmitir al paciente los mismos mensajes, y de este modo además verá que todos estamos involucrados en su patología”, apunta Aranzana. Para iniciar este proyecto, se tiene que acabar de definir el sistema de mensajería que permitirá a los distintos profesionales comunicarse.

Otra acción de colaboración para controlar la medicación del paciente es el Programa de atención al paciente crónico complejo. El médico detecta a los que son polimedicados y no cumplen con el tratamiento y los deriva a las farmacias adheridas (unas 400), que, mediante el Sistema Personalizado de Dosificación (SPD), controlan la medicación a unos 800 pacientes. “Tenemos claro que no hay que dar ni un fármaco más de lo necesario, pero tampoco uno menos”, subraya Aranzana.

También destaca en Cataluña el proyecto de farmacias centinela desarrollado por el Departamento de Salud y el Consejo de Colegios de Farmacéuticos de Cataluña, en el que participan unas 60. El objetivo es trabajar conjuntamente para aportar información sobre incidentes de seguridad relacionados con el uso de los medicamentos, para monitorizar su abuso o el uso recreativo y para obtener datos que se puedan integrar en sistemas de vigilancia de otros profesionales sanitarios.

Iniciativa para controlar el uso de anticoagulantes

Otro ejemplo es la iniciativa por la que 14 farmacias de Zaragoza capital, con la colaboración de médicos y enfermeros de Atención Primaria de los Centros de Salud de Arrabal y Picarral, van a participar en un proyecto de seguimiento farmacoterapéutico a unos 200 pacientes en tratamiento con anticoagulantes cumarínicos, con el objetivo principal de contribuir al uso adecuado de los medicamentos. Tal y como explican desde el COF de Zaragoza, en los últimos años se ha observado un incremento importante en la prescripción de tratamientos anticoagulantes orales, que se caracterizan por presentar un margen terapéutico estrecho, lo que requiere un mayor control en determinados pacientes. La información recabada por las farmacias será proporcionada a los centros de salud para explorar su utilidad en la toma de decisiones clínicas.

También en coordinación con los profesionales de Atención Primaria, este año se ha puesto en marcha en farmacias del País Vasco el Programa piloto de Seguimiento Farmacoterapéutico Integral a pacientes crónicos polimedicados. Entre sus objetivos se encuentra el conocimiento de la medicación que toman los pacientes, para obtener mejores resultados en salud. De este modo, si en las revisiones de la medicación el farmacéutico detecta problemas o propuestas de adecuación de la medicación, se pone en contacto con el médico del centro de salud. En la primera fase del piloto, participan 126 pacientes diabetes tipo 2 que toman ocho o más medicamentos.

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