El Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF) ha presentado un conjunto de cinco monografías de Buenas Prácticas en Farmacia Comunitaria que se suman a cuatro anteriormente aprobadas y que van conformando un sistema de calidad para la farmacia comunitaria.
En concreto se han publicado para su difusión entre los farmacéuticos comunitarios, cinco nuevos procedimientos: “Difusión de información sobre medicamentos y temas relacionados con la salud”, “Servicios y actividades de promoción de la salud y prevención de la enfermedad”, “Adquisición, almacenamiento, custodia y conservación de medicamentos y productos sanitarios”, “Retiradas, desabastecimientos, emergencias y gestión de alertas”, y “Gestión de residuos de medicamentos, caducidades y devoluciones”.
Tal y como ha explicado el presidente del CGCOF, Jesús Aguilar, la ruta iniciada en el ámbito de la farmacia asistencial tiene su continuidad en el desarrollo estas guías de buenas prácticas recogidas en la Declaración de Córdoba que, en su punto noveno anima a “fomentar la investigación en los procesos asistenciales de la Farmacia Comunitaria y trabajar en el desarrollo de Servicios Profesionales Farmacéuticos centrados en el paciente, acordes con las competencias de los farmacéuticos, con exigencias de calidad y Buenas Prácticas, retribuidos, amparados jurídicamente y que puedan prestarse por todas las farmacias desde la voluntariedad”.
Por ello, según Aguilar, lo que se pretende es “promover la normalización” en la práctica farmacéutica. Una normalización que “pasa por poner en manos de los farmacéuticos directrices, rutas y procedimientos para que con independencia de donde ejerzan lo puedan realizar”.
Para lograrlo, el CGCOF constituyó un grupo de trabajo en el que han participado además los Colegios de Farmacéuticos de Barcelona, Cádiz, Guipúzcoa y Zaragoza, la Fundación Pharmaceutical Care, la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (SEFAC) y la Universidad de Granada. Este grupo incorporará nuevas entidades para la próxima remesa de documentos.
Con estos procedimientos la farmacia podrá, según Aguilar, no solo responder a las necesidades del momento “sino que tiene que adaptarse a los cambios de la sociedad”. Eso sí, la existencia de estas Buenas Prácticas no implica que las farmacias deban acreditarse para nada ya que su propia formación les habilita directamente para ejercer todas las actividades afectadas.