El Observatorio de Tendencia en Medicina del Fututo, presenta el nuevo Informe Anticipando: Exposoma, en el que se pone de relevancia que el análisis de los factores no genéticos será fundamental en el diseño de acciones preventivas, diagnósticas y terapéuticas en la medicina del futuro.
Los contaminantes ambientales, el entorno urbano, el estilo de vida o el ámbito socioeconómico son factores no genéticos que condicionan el estado de salud de las personas y conforman el llamado exposoma. Este concepto ha ido adquiriendo un mayor protagonismo en las investigaciones biomédicas de los últimos años de la mano de los avances tecnológicos de medición y de análisis, con el objetivo de profundizar en las causas de las enfermedades.
De hecho, ha sido posible establecer relaciones causa-efecto entre factores no genéticos que componen el exposoma y patologías concretas, como la exposición a la radiación solar y el desarrollo de melanoma o los conocidos como disruptores endocrinos y su implicación en la desregulación hormonal de los individuos, que pueden conducir a una gran variedad de patologías del desarrollo y de base hormonal o metabólica.
Con el objetivo de dar visibilidad y abordar el estudio del exposoma, el Observatorio de Tendencias en Medicina del Futuro ha llevado a cabo el nuevo Informe Anticipando: Exposoma. “Desde la Fundación Instituto Roche colaboramos para que nuestro país esté a la vanguardia de la innovación en salud a través de iniciativas para poner en valor la medicina del futuro, a través de la publicación de documentos como este. Y, sin duda, creemos que el exposoma va a resultar clave para alcanzar una comprensión holística acerca de la aparición y desarrollo de ciertas patologías ligadas a exposiciones de factores no genéticos”, asegura Federico Plaza, vicepresidente de la a Fundación Instituto Roche.
“En los últimos años ha habido un interés creciente por parte de la comunidad científica en identificar y definir los factores no genéticos que pueden tener efectos sobre la salud y la forma compleja en que estos factores interactúan con el individuo, es decir, ampliar el conocimiento etiológico en el campo de la exposómica”, señala el coordinador del informe, Nicolás Olea, exdirector científico del Instituto Investigación Biosanitaria de Granada, catedrático del departamento de Radiología y Medicina Física en la Universidad de Granada y facultativo especialista en el Hospital Clínico de Granada.
“Este interés viene justificado por los resultados de proyectos como el estudio Global Burden of Disease, que determinó que nueve millones de muertes al año, el 16% de las muertes a nivel mundial, están asociadas exclusivamente a la contaminación del aire, del agua y del suelo. Estos datos ponen de manifiesto la relevancia de identificar, entre otros, los determinantes ambientales de las enfermedades, con el objetivo de mejorar la salud de las personas. Dado que estos factores pueden intervenir en el desarrollo de muy variadas patologías de alta prevalencia, su estudio resultará clave en el desarrollo de acciones preventivas, diagnósticas y terapéuticas individualizadas en el marco de la Medicina Personalizada de Precisión”, apunta Olea.
En este sentido, Consuelo Martín de Dios, directora gerente de la Fundación Instituto Roche, añade que “el estudio del exposoma será fundamental en el diseño de acciones preventivas, diagnósticas y terapéuticas en la medicina del futuro y una herramienta indispensable en las políticas de salud pública, junto con el avance en nuevas tecnologías, el desarrollo de la biomonitorización humana y la creación de nuevas herramientas estadísticas y de bases de datos potentes”. Gracias a multitud de tecnologías emergentes que han abierto camino para el estudio de las implicaciones de diferentes exposiciones, se podrán identificar biomarcadores de riesgo para desarrollar algunas patologías asociados con ciertas exposiciones, diseñar iniciativas de prevención de patologías concretas o formular recomendaciones de hábitos saludables para grupos poblacionales y de forma individual.
En el caso concreto del SARS-CoV-2, una enfermedad con alto nivel de variabilidad entre los pacientes en términos de gravedad, Olea considera que, precisamente, un factor clave para determinar la causa de esta variabilidad es el exposoma en sí mismo, esto es, el conjunto de todas las exposiciones a lo largo de la vida de un individuo, desde los tóxicos ambientales, a los tratamientos farmacológicos, pasando por el estilo de vida o la dieta.
“Se ha descrito que la exposición a contaminantes ambientales, así como las elecciones de estilo de vida, pueden afectar la expresión de algunas de las proteínas que actúan como receptor del virus y en consecuencia pueden contribuir a la gravedad de la infección”, señala el coordinador del Informe Anticipando. “De forma particular, un informe reciente indica que los niveles más altos de contaminación del aire pueden ser un factor que contribuya al aumento de la tasa de mortalidad entre los pacientes con covid-19. Por otra parte, la dieta y el estilo de vida también pueden influir en la determinación de la resiliencia o la susceptibilidad a consecuencias más graves tras haber cursado la infección por SARS-CoV-2. Por último, se está sugiriendo que las diferencias raciales y étnicas que determinan diferentes tasas en los de trastornos metabólicos y cardiovasculares podrían contribuir a las interacciones gen/ambiente que condicionan la susceptibilidad a covid-19”.
Retos de futuro del exposoma
Teniendo en cuenta los hallazgos acontecidos hasta el momento, parece evidente que el estudio del exposoma está contribuyendo a profundizar en el conocimiento del origen de muchas enfermedades. Sin embargo, a pesar de los avances relacionados con el exposoma en los últimos años, su estudio todavía resulta muy complejo. La diversidad y la cantidad de moléculas implicadas o agentes que lo componen y el hecho de que el exposoma es dinámico, ya que va variando a lo largo del tiempo, son algunos aspectos que dificultan su análisis.
Por esto, el abordaje del estudio exposoma debe seguir un enfoque multidisciplinar, que se apoye y complemente en el conocimiento de otras disciplinas, como la toxicología, la epidemiología, la medicina clínica, las ciencias ómicas, las ciencias de datos y, como señala Olea, también la genómica:
“De cara al futuro, se deberá estudiar el exposoma junto con el genoma con el fin de obtener una visión holística de las patologías. Esto permitirá abrir nuevas puertas a la traslación a la práctica clínica del conocimiento derivado del estudio del exposoma, para lo que será necesaria la colaboración entre los investigadores, los profesionales sanitarios y la administración. No obstante, el futuro del exposoma y su traslación a la práctica y traducción en políticas sanitarias no dependerán únicamente del interés científico, las posibilidades de aplicación y la innovación, sino que será necesario contar con financiación y establecer mecanismos de cooperación a nivel internacional en este campo”, concluye.