La Fundación Instituto Roche, el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz y el Instituto de Investigación Sanitaria Fundación Jiménez Díaz (IIS-FJD) han organizado la 17ª Jornada Internacional sobre Investigación Traslacional y Medicina de Precisión bajo el título ‘Medicina de precisión, más allá del genoma’.
En la reunión celebrada este jueves se han abordado los factores biosanitarios que influyen en la salud humana, con un enfoque que trasciende lo puramente genómico analizando otros elementos más allá de las bases hereditarias.
“El desciframiento del genoma humano demostró que, a pesar del papel central de la información genética, por sí sola no podía explicar la complejidad biológica del organismo, y que es necesario disponer de información no solo sobre otros niveles moleculares como la proteómica, transcriptómica, metabolómica, epigenómica, exposómica…, sino también sobre su interacción con factores medioambientales, estilos de vida, datos demográficos, datos de enfermedades actuales y previas, y otros antecedentes, para alcanzar una visión holística y detallada del individuo. Esto es en definitiva la Medicina Personalizada de Precisión, nueva forma de hacer medicina y que supone un cambio de paradigma”, ha subrayado Consuelo Martín de Dios, Directora Gerente de la Fundación Instituto Roche.
Ángel Carracedo, Director de la Fundación Pública Galega de Medicina Xenómica y miembro del Ciber de Enfermedades Raras (Ciberer), ha abordado los aspectos relacionados con Genómica y Medicina del futuro. Es un hecho que los avances en Genómica están modificando de manera muy importante algunos aspectos de la práctica clínica. En primer lugar, porque ayuda a identificar factores genéticos en enfermedades comunes que, si bien no pueden ser modificados, nos indican cuál es la vía de señalización que interviene en el proceso. Procesos, en muchos casos, bien conocidos, pero en otros casos se está logrando identificar cómo se regulan homeostáticamente ciertas situaciones. Para la Dra. Carmen Ayuso, Directora del Instituto de Investigación Sanitaria Fundación Jiménez Díaz, “estos avances están permitiendo modificar, farmacológicamente o por otros procedimientos, algunos procesos que están mal regulados en las personas que tienen variantes genéticas patológicas. De esta forma, identificar todos los componentes y la arquitectura genética de las enfermedades comunes, desde la investigación, facilita el descubrimiento de terapias, permitiendo una modificación de factores que inicialmente podríamos creer que no se pueden cambiar”.
Por otra parte, conocer cuál es la heredabilidad de las distintas enfermedades contribuye a precisar aquellos factores de estilos de vida, ambientales, de riesgo, etc., que se pueden modificar proactivamente, limitando su impacto sobre la vida del individuo y sobre su salud. Por ejemplo, en las enfermedades raras y en el cáncer, sabemos que los factores genéticos tienen un gran impacto. Así, la identificación de biomarcadores permite modificar las intervenciones preventivas o terapéuticas; e incluso las enfermedades hereditarias se podrían prevenir en el entorno familiar.
Nuevas oportunidades
Otro de los temas analizados durante la jornada ha sido la ‘Ciencia de Datos y Ómicas’; es decir, todo el conocimiento y la tecnología que subyacen al análisis de los datos demográficos y de salud, no solo los puramente genómicos. “Actualmente, confluyen los datos ómicos y los datos médicos, abriendo nuevas oportunidades para la investigación biomédica. En esta situación, es extremadamente oportuna la nueva Infraestructura de Medicina Personalizada asociada a la Ciencia y la Tecnología (IMPaCT) del Instituto de Salud Carlos III. Este proyecto representa una oportunidad única para movilizar datos que ayuden a la investigación biomédica en nuestro país, incluyendo la generación de los recursos de cloud (nube) para el trabajo colaborativo en biomedicina”, ha resaltado Alfonso Valencia, Prof. ICREA y Director del departamento de Ciencias de la Vida del Barcelona Supercomputing Center - Centro Nacional de Supercomputación.
La Doctora Ayuso ha planteado que “no todos los departamentos de Genética en los hospitales tienen el mismo nivel de avance ni la misma tecnología a su disposición, por tanto, debemos intentar que exista progresivamente una armonización para que el acceso a las ciencias ómicas sea una realidad por parte de todos los Servicios de Genética y de todos los ciudadanos”.
La Medicina Personalizada de Precisión, las nuevas tecnologías de salud digital, y en concreto la Inteligencia Artificial, están contribuyendo al desarrollo de la medicina, proporcionando a los clínicos información hasta ahora inimaginable. Sin embargo, estos avances plantean retos e implicaciones ético-legales, que es necesario abordar. Pilar Nicolás, investigadora de la Cátedra de Derecho y Genoma Humano de la Facultad de Derecho de la Universidad del País Vasco, ha enmarcado estos avances en el contexto legal, exponiendo el marco regulatorio, y cuáles son las limitaciones y posibilidades que en estos momentos marca la legislación.
El gran desarrollo experimentado por la medicina genómica está permitiendo ampliar el concepto de medicina predictiva al posibilitar la identificación de alteraciones genéticas que, tras el estudio epidemiológico, pueden señalar predisposiciones más o menos precisas para padecer algunas enfermedades.
Marina Pollán, Directora del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III y Directora Científica del Ciber de Epidemiología y Salud Pública (Ciberesp), en su ponencia “Medicina Predictiva. Factores genéticos y ambientales en la Medicina Genómica”, ha afirmado que “todas las enfermedades crónicas se consideran, desde el punto de vista genético, complejas. Es decir, contribuirán a su presentación, por un lado, las exposiciones a las que un individuo ha estado sometido a lo largo de la vida y, por otro lado, su susceptibilidad genética. Ese background genético, en la mayor parte de las personas, se determina por variantes mínimas en muchos genes que se han ido produciendo a lo largo del tiempo. La acumulación de esas variantes es la causa por la que unas personas, ante una exposición ambiental concreta, son más susceptibles a desarrollar una enfermedad que otras. El objetivo de las cohortes grandes, como la que vamos a iniciar en el programa IMPaCT, es poder hacer modelos de predicción de riesgo”.
En este sentido, “un ejemplo muy claro sería el impacto que los factores ambientales -como los contaminantes de tipo químico, las sustancias que se encuentran en el humo del tabaco o el asbesto en algunos materiales de construcción- pueden tener para favorecer la aparición de nuevas mutaciones, que condicionan el desarrollo de procesos oncológicos, como el cáncer de pulmón o el mesotelioma. Lo mismo se podría comentar de la radiación ultravioleta sobre la piel y su influencia en el desarrollo de epiteliomas o de melanomas”, ha recordado Ayuso.
A modo de ejemplo de lo abordado durante la jornada, se ha tratado la obesidad, una patología compleja que supone una verdadera epidemia en la población actual, particularmente entre los occidentales. En la ponencia “Medicina predictiva y obesidad”, Clotilde Vázquez, jefa del Departamento de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, ha puesto en contexto los factores genéticos y estilos de vida que influyen en su desarrollo y el diferente papel que juegan en la aparición de esta enfermedad.
Hay que distinguir dos tipos de obesidad. La primera, que abarca un número pequeño de casos, es aquella que desarrollan los niños desde las primeras etapas de su vida y termina en una obesidad grave. Según Ayuso, “este grupo de niños tienen mutaciones genéticas de mucha penetrancia, que les predispone a tener esta patología, y, por tanto, de forma ambiental o conductual, se puede intervenir poco”. La segunda es la que tiene la inmensa mayoría de personas que padecen obesidad en el mundo: la obesidad común o poligénica. Si bien se inicia en etapas tempranas, pero no tan precozmente como la otra, ni avanza tan rápidamente. En este caso, el papel de la genética es también relevante, pero mucho menos que en el caso anterior; aquí hay un equilibrio de factores, algunos de tipo genético, pero la inmensa mayoría de tipo conductual o medioambiental. Los factores genéticos que la favorecen son muchos genes distintos, cada uno de los cuales aporta un riesgo pequeño, pero es necesario que actúen también factores ambientales de estilo de vida, fundamentalmente relacionados con la dieta o el ejercicio.