“La condición estratégica de la industria farmacéutica que ha constatado la pandemia en el ámbito global tiene su reflejo en España, donde el sector ha jugado un papel relevante en la lucha contra la crisis”, así lo asegura Farmaindustria, que, en nombre de las compañías farmacéuticas innovadoras, propone al sector como uno de los llamados a contribuir a la reactivación económica y a reforzar el modelo productivo de España para el futuro.
La patronal de la industria resume en diez claves la relevancia del sector en la reactivación del país tras la pandemia.
En primer lugar, Farmaindustria asegura que indica que la inversión en medicamentos innovadores “es el mayor responsable del aumento de la esperanza de vida del ser humano”. Además matiza que “la inversión en el sector sanitario es, además de un instrumento eficaz para redistribuir la renta y acercar a los ciudadanos a la igualdad real de oportunidades, un instrumento para generar riqueza en un país”.
En ese sentido, recuerda el informe elaborado por Analistas Financieros Internaciones (Afi), un aumento de dos puntos sobre el PIB en la inversión en sanidad elevaría el PIB español en el período 2025-2040 en 427.000 millones de euros, sumando los incrementos de cada año y sin tener en cuenta el valor del dinero en el tiempo. En media, la tasa de crecimiento del PIB aumentaría en 0,25 puntos porcentuales durante cada uno de los años de este período, de forma que en 2040, el PIB podría ser en torno al 4% más alto.
Igualmente apuesta por la eficiencia, ya que “el ahorro en costes que propician las innovaciones farmacéuticas supera al gasto adicional que suponen, aportando ahorros netos al sistema sanitario y a la sociedad”. Diferentes estudios internacionales concluyen que la inversión de un euro en medicamentos ahorra entre 2 y 7 euros en otras prestaciones sanitarias, desde visitas a urgencias hasta intervenciones quirúrgicas.
Por otro lado, España se ha posicionado entre los países del mundo con mejores condiciones para el desarrollo de ensayos clínicos. Estos estudios, además de ser esenciales para lograr un nuevo medicamento, son una oportunidad para atraer inversión internacional al sistema sanitario y por lo tanto al país, pero también “son una oportunidad para los pacientes y para el conjunto de la sociedad”.
En su valoración, esta posición en ensayos demanda, “una estrategia adecuada que potencie las fases básica y preclínica de investigación, que potencie la colaboración público-privada, que genere las condiciones regulatorias adecuadas y que fomente también el acceso a los nuevos medicamentos”. Esta es una cuestión, “donde nuestro país se aleja de los países de referencia europeos, sería clave para desarrollar estas potencialidades, y no sólo en materia de investigación, sino también en capacidad industrial y generación de empleo de calidad”.
Por otro lado, la industria farmacéutica asentada en España ha crecido de forma constante en exportaciones en los últimos años. En 2020 batió su récord, con 12.777 millones de euros en ventas al exterior, un 5,6% superior al año anterior, lo que sitúa al medicamento como el cuarto producto más exportado del país. Las exportaciones farmacéuticas suponen el 22,3% del total de las de alta tecnología, lo que convierte a esta industria, junto con la aeroespacial, en el sector más importante en este ámbito, y son ya el 4,9% del total de exportaciones.
De esa misma manera el empleo en el sector ha registrado un crecimiento medio anual superior al 2% durante el último cuatrienio (2017-2021), a pesar de que los dos últimos ejercicios han estado fuertemente marcados por la pandemia. De hecho, sólo en 2021, la industria farmacéutica innovadora contrató a 5.756 personas. Cada empleo directo en la industria farmacéutica genera hasta cuatro indirectos o inducidos, como constata el informe El valor del medicamento desde una perspectiva social 2021, de la Fundación Weber.
La igualdad y la diversidad son otros grandes valores inherentes al empleo en este sector: más del 53% de las personas que trabajan en la industria farmacéutica innovadora son mujeres (la media de la industria nacional está en un 26%), un porcentaje que se eleva al 67% en los departamentos de I+D. En concreto, la plantilla de mujeres ha crecido en los últimos 4 años a un ritmo medio anual del 2,8%. Ningún otro sector de la economía española, salvo Confección (64,6%) y Sanidad y Servicios Sociales (64,1%), supera el 50% de empleo femenino. Esto se reproduce en los puestos directivos, que crece en los últimos años y donde las mujeres desempeñan ya el 45%.Además, el mayor impulso del empleo se concentra en los más jóvenes y en mayores de 50 años, que son los colectivos que presentan más altas tasas de paro en España.