Farmaindustria ha recibido favorablemente la propuesta que este viernes ha lanzado el presidente del Gobierno en funciones Pedro Sánchez, en relación a la estratega de la Presidencia española del Consejo de la UE para fortalecer la seguridad económica. Las palabras que Sánchez ha lanzado en la sede de la CEOE, dentro el foro el Foro ResilientEU2030 tocan ejes clave de la recuperación industria, pero desde el sector también se matiza la necesidad de trasladar esas palabras a la acción y sobre todo la necesidad de dar al sector un marco de estabilidad basado en el eje clave del avance de la industrialización europea: la innovación.
“Que la reindustrialización europea y la autonomía estratégica abierta sean dos de las prioridades de la Presidencia española del Consejo de la Unión Europea en este semestre es una buena noticia. Y también lo es que España apueste por sectores estratégicos que puedan contribuir a modernizar el tejido productivo y generar riqueza y empleo de calidad”, asegura el director general de Farmaindustria, Juan Yermo, tras escuchar al presidente en el Foro ResilientEU2030.
Sin embargo, a reglón seguido, Yermo añade que “no todo debe focalizarse en la producción”. “La verdadera autonomía estratégica se da cuando un país también genera innovación, que es la base del futuro. Por tanto, no sólo se trata de la fabricación de medicamentos esenciales, sino también de generar los medicamentos del futuro a través del impulso a la investigación”, añade el director general.
En la valoración de Farmaindustria, “a quien beneficia fundamentalmente impulsar la autonomía estratégica es a los pacientes españoles y europeos, pues se garantizaría el acceso rápido y continuado a los tratamientos que necesiten”.
En este punto, Yermo recuerda que “hoy buena parte de la innovación farmacéutica no está llegando a los pacientes españoles que la necesitan o lo hace con mucho tiempo de retraso y con restricciones en su uso”. El sector invirtió en 2021 casi 1.300 millones de euros sólo en España en investigación y desarrollo de medicamentos, una inversión que se podría ver desincentivada por los problemas de disponibilidad de los nuevos medicamentos.
En este sentido es importante recordar la propuesta de revisión de la legislación farmacéutica europea supone una oportunidad para mejorar los incentivos de inversión para las compañías, así como un impulso a la recuperación de las posiciones perdidas frente a otros mercados más atractivos.
Como dice el documento presentado por Sánchez, “invertir decididamente en I+D de nuevos medicamentos y terapias avanzadas, un ámbito en el que Europa va por detrás de China y Estados Unidos, ayudará a hacer frente al aumento de enfermedades como el cáncer, mantendrá la competitividad de la industria farmacéutica europea y garantizará un acceso asequible a tratamientos innovadores por parte de los ciudadanos de la UE”.
Las prioridades de este documento de trabajo, que se prevé que sea uno de los ejes de la cumbre europea prevista en Granada para los primeros días de octubre, se resumen en cinco “de igual importancia”: producción interna, integración en un mercado único, innovación, internacionalización y autoconfianza.
Esta hoja de ruta, elaborada con aportaciones de los 27 Estados miembros, señala directamente a la industria farmacéutica como uno de los sectores estratégicos por los que hay que apostar para hacer efectiva la autonomía continental, con el objetivo de lograr que la UE se convierta en un hub mundial de innovación y producción biomédica, con lo que eso supondría en términos de salud, riqueza y bienestar para la región.
Existe un amplio consenso sobre la necesidad de potenciar el sector industrial español, cuyo peso sobre el PIB (sin la Construcción) es del 15%, casi tres puntos por debajo de la media de la UE. A su vez, la pandemia de la Covid-19 ha podido constatar que, con un modelo productivo bien estructurado y equilibrado y un sistema sanitario de acceso universal -adecuadamente dimensionado en medios humanos y técnicos y que invierta sus recursos de manera eficiente-, las economías pueden ser más resilientes no sólo ante otro tipo de pandemias que puedan aparecer en el futuro, sino ante posibles crisis financieras y shocks geopolíticos como los que hemos vivido en el pasado y estamos viviendo en la actualidad.
En concreto, el citado documento recoge que la UE debería promover la mejora de su capacidad de producción farmacéutica, “que ha experimentado un descenso significativo en las últimas dos décadas. Una prioridad debería ser la fabricación de antibióticos, anestésicos, medicamentos hematológicos y oncológicos y vacunas, así como medicamentos menos rentables que se necesitan para tratar enfermedades, como trastornos neurodegenerativos y cánceres pediátricos”.
Por tanto, la industria farmacéutica es una parte esencial de las economías desarrolladas y, como tal, su desarrollo e impulso es de interés general. Sus desafíos se pueden resumir en cinco puntos esenciales.
En primer lugar, potenciar el rol de la industria farmacéutica en España como plataforma mundial de producción de medicamentos, atrayendo inversión. Nuestro país cuenta con un total de 103 plantas de producción de medicamentos de uso humano, once de ellas de medicamentos biológicos. Si se suman las fábricas de producción de principios activos (46) y de uso veterinario (24), el total de plantas farmacéuticas asciende a 173, pertenecientes a 122 grupos empresariales. El sector está en condiciones de reforzar y ampliar esta estructura productiva.
En paralelo, el otro gran desafío es potenciar la investigación biomédica, como pilar de esa autonomía estratégica. “De nada serviría focalizarse sólo en la fabricación sin un sólido ecosistema innovador que garantice el conocimiento sobre las nuevas tecnologías médicas. Revisar los actuales mecanismos de apoyo a la innovación farmacéutica y de colaboración público-privada, incluyendo nuevos modelos de cofinanciación, con el fin de afianzar el liderazgo de España en investigación clínica, impulsar la investigación en atención primaria y fomentar la investigación preclínica y traslacional y los clusters de innovación biomédica (en particular, las terapias avanzadas) deberían estar en la agenda del nuevo Gobierno”, sostiene Yermo.
También se requiere fomentar la digitalización del sector, construir el data lake nacional, y promover la inteligencia artificial a lo largo del ciclo de vida del medicamento. Estas acciones mejorarían nuestro ecosistema de innovación y potenciarían sinergias entre la investigación pública nacional y la industria farmacéutica, posicionando a España como un hub farmacéutico mundial. “La apuesta de país debe residir en un refuerzo de la fabricación de los medicamentos llamados de síntesis química, pero sobre todo en el impulso de la fabricación de terapias avanzadas, como las génicas y las basadas en todas las ciencias ómicas, porque esto nos permitirá fortalecer no sólo el tejido industrial farmacéutico en nuestro país, sino también colocarnos a la vanguardia del conocimiento en este terreno”, apostilla el director general de Farmaindustria.
Como ha declarado el presidente en funciones del Gobierno y como recoge el documento, “las soluciones que la UE necesita no están en el pasado, sino en el futuro. Los Estados miembros no deberían reemplazar muchos de los bienes, servicios y materias primas que actualmente importan del exterior con equivalentes producidos en el país o en otros países extranjeros, sino con aquellas alternativas nuevas y más disponibles, competitivas y sostenibles que la ciencia tiene para ofrecer. Para lograrlo será imprescindible una apuesta decidida por la I+D y la adopción de nuevas tecnologías y formas organizativas respetando el principio de precaución”.