Definir de qué hablamos cuando nos referimos a la prestación farmacéutica y los retos que deben de abordarse ha sido el principal objetivo de uno de los coloquios celebrados en Infarma 2023 y donde se ha puesto en evidencia la necesidad de potenciar los servicios profesionales farmacéuticos asistenciales (SPFA). Además, es necesario contar con una estrategia de desarrollo, ya que, tal y como, ha destacado Guillermo Bagaría, vocal de oficina de farmacia del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Barcelona y director del Congreso Infarma Barcelona 2023, es “una realidad que la farmacia asistencial no penetra en el colectivo y cuando se despliega un servicio profesional determinado no se consigue ir más allá del 20%”.
Para abordar estos retos el coloquio ha contado con la participación de Carlos Treceño, vocal de la Fundación Pharmaceutical Care; Jesús C. Gómez, farmacéutico comunitario en Barcelona, presidente de la Sociedad Científico Profesional de Farmacia Iberoamericana Comunitaria (SOCFIC) y de la Sociedad Española de Farmacéuticos y Nutricionistas Comunitarios (SEFYNC); Antoni Torres, presidente de la Federación Empresarial de Farmacéuticos de Cataluña (Fefac) y presidente de la sectorial de Servicios de Salud y Sociales de la Patronal de Pequeña y Mediana Empresa de Cataluña (Pimec) y Eduardo Luis Mariño, catedrático de Farmacia Galénica, director de la Unidad de Farmacia Clínica y Atención Farmacéutica, facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona. La sesión ha sido moderada por Guillermo Bagaría.
Los participantes más allá de abordar una definición de los SPFA y la importancia de avanzar en su implantación han puesto de manifiesto los motivos por los que, desde su punto de vista, cuesta tanto convencer a los profesionales de la farmacia comunitaria para instaurar estos servicios. En este sentido, Treceño aseguró que los profesionales que prestan estos servicios no están valorados en su entorno y que uno de los problemas existentes es que estos servicios se realizan “de forma altruista”. Pese a ello, este experto aseguró que la realización de servicios “es una oportunidad extraordinaria, ya que se cuenta con buena formación, buenas oportunidades tecnológicas y la posibilidad de realizar proyectos que, debidamente protocolizados y registrados, permitirán realizar pequeños trabajos en cada farmacia que aportaran información extraordinariamente relevante para el sistema”. No obstante, para conseguirlo es necesario asumir la responsabilidad y realizar un ajuste de la remuneración, para conseguir que sea realmente un desarrollo tanto profesional como económico ya que, de otro modo se “condenan al fracaso y a la frustración”, según Treceño.
En este sentido, Jesús C. Gómez destacó que las necesidades han cambiado y el modelo de dispensación basado en la retribución por dispensación “no vale”, ya que, actualmente “se encuentra obsoleto” La actuación del farmacéutico no puede estar ligada únicamente al coste del medicamento. Para él, es clave abordar una modificación. Por otro lado, destacó la importancia de registrar, pero únicamente aquello que es necesario, como determinadas intervenciones realizadas por el farmacéutico comunitario que deberían ser complementarias a la historia clínica. Este experto no olvidó poner sobre la mesa la importancia de la indicación farmacéutica, “una intervención que no tiene nadie y que convierte al paciente en cliente”.
El presidente de la SOCFIC también destacó que “no existe voluntad ni dentro ni fuera”. Es esencial contar con “un plan claro de lo que se debe hacer”, de otra forma, se nos verá como “tenderos cualificados”, aseveró.
Por su parte, Antonio Torres lanzó dos mensajes, por un lado, a los titulares de farmacia, a los que advirtió de que “si no invierten en tiempo, esfuerzo y formación, tanto del propio titular como de su equipo y medios, el futuro de hoy estará bien, pero el futuro de mañana será el de Honduras o México”, donde los ciudadanos no acuden a las oficinas de farmacia. Para Torres si la farmacia quiere ser rentable “es necesario tomar decisiones”. Y, por otro lado, a los profesionales, no titulares de las oficinas de farmacia, les invitó a que se pregunten qué realizan más allá de cumplir su trabajo en la oficina de farmacia y su horario, para convertirse en profesionales con experiencia. En esta misma línea Bagaría insistió en que a “los profesionales farmacéuticos les cuesta asumir este rol y dar un paso hacia delante”.
La definición de los SPFA corrió a cargo de Eduardo Mariño, que destacó que uno de los principales retos es “entender de qué hablamos cuando nos referimos a la farmacia asistencial”. En este sentido explicó que el propio término ha contado con una trayectoria que empezó en los años 40 y tras un breve periodo en el que estuvo dormida, en los años 60 un grupo de profesionales de la salud de farmacia hospitalaria retomaron la idea, siendo en 1992 cuando a nivel estatal se introduce la asignatura de farmacia clínica y ya en 2016 se cuenta con una definición consensuada de que debe entender por servicios profesionales farmacéuticos.
Mariño destacó la importancia de la responsabilidad que conlleva la prestación de estos servicios y expresó su convencimiento de que “si los farmacéuticos no asumen esta responsabilidad no se obtendrá reconocimiento social”.
A este respecto, Treceño refirió que, al día de hoy, se ha conseguido avanzar y contar con una farmacia verdaderamente asistencial y que responde a las necesidades de la sociedad, los pacientes y de la administración.
Una definición del siglo XXI
Treceño señaló que en el siglo XXI se ha dado un paso importante ya que los aspectos teóricos de estos servicios se han protocolizado y consensuado y se ha llegado a una definición de SPFA más concreta y a una práctica clínica que se basa en servicios profesionales asistenciales y en competencias profesionales con los que el farmacéutico se responsabiliza de las necesidades del paciente relacionadas con los medicamentos. Según dijo, estas actividades profesionales alineadas con los objetivos generales del sistema sanitario cuentan con entidad propia, ya que cuentan con procedimientos y sistemas de documentación que permiten su evaluación y retribución.
Para este experto, el farmacéutico tiene la formación adecuada y la capacitación necesaria, pero al día de hoy, falta conseguir una masa crítica de farmacéuticos que lo realicen y que realmente permita que, tanto el paciente, como la sociedad y la administración, identifique al farmacéutico como profesional farmacéutico para llevarlos a cabo.
Por este motivo, Treceño consideró necesario ir más allá en aspectos como la formación, que debe ser constante, así como la existencia de motivación y apostar por una carrera profesional con incentivos de desarrollo.
Sin farmacéutico no hay atención farmacéutica
Por su parte, Jesús C. Gómez destacó su implicación como farmacéutico para potenciar la farmacia asistencial y señaló la necesidad de llevarla a la práctica ya que, si no se realiza, “se estará engañando a la profesión”. Durante su intervención hizo referencia a la situación de Iberoamérica, donde en ciertos países ni siquiera se encuentra definido el concepto de servicios profesionales al contrario de lo que sucede en España o en Portugal. Jesús C. Gómez fue claro al afirmar que “sin farmacéutico no hay atención farmacéutica, siendo la atención farmacéutica la esencia de la farmacia”. Sin esta atención farmacéutica, las oficinas de farmacia “serán un ‘todo a cien’”, aseguró.
Para ejemplificar esto expuso que, en algunos países de Iberoamérica, los pacientes han dejado de acudir a las oficinas de farmacia como consecuencia de la pandemia, ya que se han acostumbrado a recibir la medicación en su domicilio. También refirió la situación de Honduras donde el concepto de la labor que se realiza en la oficina de farmacia es “vender”, al contrario de países como Brasil, donde hace ocho años la farmacia no se consideraba un establecimiento sanitario pero al día de hoy, se han implementado SPFA.
Viabilidad empresarial
La visión empresarial fue aportada por el presidente de Fefac que destacó que la farmacia asistencial es un objetivo, un medio y una “herramienta útil para la sociedad”. Es la esencia de la profesión y lo que nos mueve para ser útil en la profesión, destacó. Por ello, por un lado, tiene que ser realmente consistente y para que lo sea es necesario que sea sostenible, lo que conlleva que la farmacia sea rentable, aseveró Torres.
El presidente de Fefac señaló que, si la farmacia asistencial “no es fuerte, si estos servicios asistenciales no interesan a la sociedad, si los profesionales no se encuentran suficientemente preparados, retribuidos y valorados, la herramienta se romperá”. Por ello, destacó que el gran reto será analizar las acciones que deben realizarse, ya que, aseguró que “realmente la utilidad que ofrecen los SPFA existe y es demandada por los ciudadanos”, y si no es prestada por los farmacéuticos será ofrecida por otros.
Por su parte, Mariño aseguró, en línea con Torres, que es necesario hacer ver a los profesionales que, si no satisfacen la demanda social existente y no es prestada por los farmacéuticos, “vendrán otros que lo harán”. Por ello, es necesario buscar soluciones y que se visualice claramente que la farmacia comunitaria cuenta con una carrera profesional y que existe para estos profesionales un avance dentro de la profesión, siendo clave mejorar las expectativas.