Terapéutica

La industria pide proporcionalidad y previsibilidad para las medidas que busquen la reducción de nitrosaminas

Desde hace cinco años las autoridades regulatorias han iniciado una batalla contra la presencia de nitrosaminas en los medicamentos. Dado que estas sustancias, potencialmente cancerígenas, se encuentran presentes en múltiples alimentos, la industria farmacéutica reclama proporcionalidad a unas medidas que les supone importantes costes y no está confirmado su beneficio.

La búsqueda de la reducción de los niveles de nitrosaminas en los medicamentos está suponiendo un verdadero quebradero de cabeza y un impacto económico y sanitario muy relevante. La mayor capacidad de detección de estas impurezas y productos de degradación de muchos medicamentos y excipientes y el establecimiento de unos límites cada vez más restringidos ha dado lugar a la retirada en los últimos años de relevantes medicamentos como valsartan o ranitidina. Aún menos entendible fue la retirada de vareniclina (Champix), el tratamiento más efectivo hasta el momento para dejar de fumar, a consecuencia de un potencial riesgo cancerígeno por la presencia de nitrosaminas.

Desde hace cinco años las autoridades regulatorias de todo el mundo han emprendido una guerra contra la presencia de estas sustancias potencialmente cancerígenas, lo que ha supuesto más allá de la retirada de los medicamentos mencionados, un importante incremento de costes para los productores y comercializadores, así como una incertidumbre creciente acerca de la viabilidad de determinados medicamentos.

Las autoridades han planteado que antes de octubre de 2023 se deban completar una serie de acciones por parte de las compañías farmacéuticas que van desde la realización de análisis de riesgo de presencia de nitrosaminas de cada una de sus especialidades; la realización de test confirmatorios en el caso que se detecte riesgo de nitrosaminas y, por último, plantear planes de reformulación y mitigación de riesgos en el caso de detectar la presencia de nitrosaminas por encima de los límites establecidos.

Esta situación se vuelve aún más incomprensible ya que no se ha confirmado la vinculación entre la presencia de nitrosaminas en los medicamentos con la producción de cáncer. Y más allá, dado que las nitrosaminas están presentes, en proporciones mucho más relevantes, en múltiples alimentos sometidos a procesos de alta temperatura, así como productos cárnicos curados, pescado procesado, cerveza y otras bebidas alcohólicas y no alcohólicas, queso, salsa de soja, aceites, vegetales procesados y leche humana... “Vivimos en un mundo en el que las nitrosaminas existen y están presentes en el aire, en la bebida, la comida”, explican. Por ello, y ante esta realidad, consideran “natural” cuestionarse, dados los bajos niveles de nitrosaminas en los medicamentos, la idoneidad de las medidas planteadas, así como que sean proporcionadas en relación con el bien a lograr.

Esta visión es compartida por múltiples representantes de compañías farmacéuticas que ven como varían de forma continua las exigencias en materia de controles de calidad de nitrosaminas sin que estén muy claros los beneficios a obtener. Además, desatacan que afecta en mayor medida a las compañías de genéricos al tratarse de compañías con un amplio portafolio enmarcadas en un sistema regulado donde los precios de por sí son muy ajustados y van solo a la baja con independencia del aumento de los costes de las materias primas y del proceso de producción. “Todo ello pone en jaque la viabilidad económica de la industria farmacéutica fabricante de medicamentos genéricos a los precios actuales de financiación”, denuncian desde una compañía que demanda tanto del Ministerio de Sanidad como de la Agencia Española de Medicamentos (Aemps) “ser conscientes del gran problema generado”, por lo que “deberían de poner las medidas necesarias para subsanar esta situación que repercute ahora en la industria y, de continuar así, en la disponibilidad de medicamentos”.

En cualquier caso, desde estas compañías recuerdan que son “extremadamente estrictos con las normas y exigencias de calidad” y se muestran dispuestos a seguir avanzando en las mismas “con rigor”, pero “siempre que sea lógico y tenga una función y un sentido”. Eso sí, también recuerdan que cumplir con todas esas exigencias de calidad, que “pueden llegar a ser infinitas” se hacen “al mismo precio de venta”, asegura un representante de una compañía nacional que fabrica en nuestro país.

Inversiones actuales y futuras

Desde otra compañía se asegura que existe “una alta preocupación por el futuro ya que la lista de nitrosaminas a controlar se va extendiendo en base al nuevo conocimiento que se va generando” y, dado que cada vez se encuentran más y la capacidad de detección alcanza cantidades más pequeñas “se espera que sea necesario un crecimiento en inversión de recursos a lo largo de como mínimo los dos próximos años”. A este respecto, señalan que en los últimos años ya se ha realizado “una gran inversión económica”, en cuestiones como la incorporación de nuevos equipos instrumentales de alta sensibilidad para poder llegar a los bajos niveles de concentración requeridos; la contratación de personal especializado; la subcontratación de procesos; la búsqueda de nuevos proveedores con vías de síntesis alternativas; la reformulación de productos para mitigar la presencia de nitrosaminas o la variación las fechas de caducidad para los productos que generan estas sustancias en su degradación con el paso del tiempo. Todo esto supone, por un lado, unos plazos amplios de ejecución, así como unos importantes costes para la industria que han de ser asumidos íntegramente sin poder trasladarlos a los precios, “como la inflación y el incremento del coste de la energía o las materias primas”, señalan.

Por ese motivo, creen que, en algunos casos, “a las agencias regulatorias se les está yendo de las manos el asunto por falta de coherencia en base al beneficio riesgo de las actuaciones que están impulsando”. Pese a ello, desde las compañías consultadas se reitera que la industria es “muy seria” y se está implicando en este asunto y “tomándolo en serio” aunque no sean capaces de entenderlo.

A este respecto, la industria critica que aún no se hayan definido los límites toxicológicos, lo que “genera situaciones de incertidumbre en la industria para establecer el límite por debajo del cual puedes liberar tu producto al mercado”. Esta circunstancia ha dado lugar a situaciones en las que no ha sido posible el lanzamiento de un medicamento genérico, “a pesar de tener la misma concentración de nitrosaminas que el producto de referencia”, aseguran desde otra compañía de genéricos.  

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