Política

“Dirigir Aeseg es una labor de fondo; me voy con la satisfacción de construir el camino”

Ángel Luis Rodríguez de la Cuerda finaliza 17 años de trayectoria en Aeseg habiendo consolidado el papel crucial de los genéricos en la sostenibilidad sanitaria en España. En esta entrevista con Diariofarma hace balance de 17 años en la construcción de Aeseg y el desarrollo de los medicamentos genéricos.
Angel Luis Rodríguez de la Cuerda, ex secretario general de Aeseg.

Después de 17 años al frente de Aeseg, primero como director general y luego como secretario general, Ángel Luis Rodríguez de la Cuerda culmina una etapa clave en la consolidación del medicamento genérico en España. Su llegada en 2008 coincidió con una profunda crisis económica, un contexto que supo aprovechar para situar a los genéricos como una herramienta estratégica de ahorro y acceso para el sistema sanitario. Ahora, en el momento de su relevo, quien ha sido la cara y ojos de los genéricos en España deja una asociación profesionalizada, con gran visibilidad institucional y una hoja de ruta clara para afrontar los próximos retos legislativos e industriales del sector. En esta entrevista, repasa su trayectoria, el papel de Aeseg, la evolución del mercado de genéricos y los grandes hitos de estos años.

Pregunta. ¿Cuál fue su trayectoria profesional antes de incorporarse a Aeseg?

Respuesta. Soy farmacéutico y mi carrera profesional comenzó en la industria farmacéutica innovadora. Trabajé en compañías como Janssen, Novo Nordisk, Sanofi-Synthelabo. Más tarde di el salto al sector de los genéricos incorporándome a Bexal, que posteriormente fue adquirida por Sandoz, del grupo Novartis. Fue en ese momento, tras una reestructuración empresarial, cuando surgió la oportunidad de incorporarme a Aeseg.

P. ¿Qué se encontró al llegar a Aeseg en 2008?
R. Me encontré con una asociación apenas estructurada. Existía, sí, pero estaba gestionada por una única persona a tiempo parcial. La asumí como un proyecto empresarial desde cero. Nuestro objetivo era doble: desarrollar los valores del sector industrial del genérico y posicionar el medicamento genérico como una herramienta para mejorar la sostenibilidad del sistema y facilitar el acceso de los pacientes.

P. ¿Cómo ha sido la evolución de Aeseg?
R. Ha pasado de ser una estructura mínima a convertirse en una patronal sólida, con un equipo técnico profesional, servicios consolidados y un nivel de interlocución institucional muy alto. Cuando llegué, apenas había estructura y hoy tenemos, además, colaboradores y asesores externos de primer nivel. Hoy tenemos 30 asociados que representan el 92% del valor del mercado de genéricos. Este nivel de representatividad nos permite una interlocución directa, constante y de confianza con todos los socios.

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“Me voy con una cierta sensación agridulce por la falta de avances legislativos en los últimos años. Hemos trabajado mucho en propuestas y consensos, pero no se han materializado en medidas concretas. En una década no ha habido ninguna norma realmente progenérica”

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P. La asociación le ha dado un importante papel a la comunicación en este tiempo….
R. Ha sido clave. Desde el primer momento apostamos por una estrategia de comunicación sólida, tanto interna como externa. Recuerdo cuando Doris Casares nos introdujo en las redes sociales, cuando casi nadie lo conocía y hoy somos una de las asociaciones con mayor visibilidad digital del sector, especialmente en plataformas como Twitter, LinkedIn o Facebook. En los últimos años Marisol Atencio ha llevado fenomenalmente este departamento y hemos cultivado relaciones estrechas con los medios especializados, como Diariofarma, entre otros. La comunicación interna también es muy importante para nosotros y tenemos un sistema diario de información a los socios que coordina y que ha sido muy valorado.

Angel Luis Rodríguez de la Cuerda junto al ex presidente de Aeseg, Raúl Díaz Varela

P. ¿Y la visibilidad institucional?
R. Es, sin duda, uno de los grandes logros. Hemos construido relaciones sólidas con la administración central, las comunidades autónomas, la Agencia Española de Medicamentos y con instituciones europeas, de la mano de Medicines for Europe. Esa red de interlocución ha sido esencial para situar al medicamento genérico como una herramienta clave para el sistema sanitario.

P. ¿Cómo ha sido la evolución de esa interlocución a lo largo del tiempo?
R. Ha cambiado mucho. Al principio, nuestros interlocutores eran casi exclusivamente del Ministerio de Sanidad. Con el tiempo, hemos tenido que incorporar Hacienda, Industria, Economía… La Estrategia de la Industria Farmacéutica ha sido un hito en ese sentido: por primera vez trabajamos en un foro multisectorial con cinco ministerios y todas las patronales del sector.

P. Aeseg ha destacado en estos años por su estabilidad interna. ¿Cuál ha sido la clave?
R. La estabilidad ha sido una de nuestras grandes fortalezas. A lo largo de estos años hemos pasado de 24 a 30 socios, pero manteniendo una cohesión extraordinaria y representando el 92% del mercado de genéricos. Además, nuestra forma de trabajar: práctica, orientada a objetivos, con transparencia y seriedad, ha sido reconocida y valorada por los asociados.

P. ¿Qué importancia ha tenido el modelo de gobernanza de la asociación?
R. Mucha. Nos organizamos en tres grupos: los que tienen más del 5% del mercado, que forman el núcleo duro de la junta directiva; un segundo grupo de compañías intermedias; y un tercero, formado por desarrolladores o fabricantes a terceros. Este modelo nos ha permitido tener representatividad, pero también agilidad y capacidad de consenso. Las decisiones clave se han tomado siempre con el apoyo del conjunto de los asociados.

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“Hemos construido relaciones sólidas con la administración central, las comunidades autónomas, la Agencia Española de Medicamentos y con instituciones europeas, de la mano de Medicines for Europe”

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P. En todos estos años, Aeseg solo ha tenido dos presidentes. ¿Qué puede destacar de cada uno?
R. Con Raúl Díaz-Varela, que fue quien me contrató y presidió Aeseg durante más de una década, viví una etapa de construcción. Es una persona práctica, cercana, con gran visión empresarial y muy orientado al objetivo. Me dio libertad para gestionar el día a día, y su respaldo fue decisivo para construir la asociación desde dentro. Después de un breve periodo de transición con un Consejo Rector, llegó Mar Fábregas, actual presidenta. Su perfil es distinto: ejecutiva, muy estratégica, con gran conocimiento del sector. Ha sido una etapa también muy enriquecedora, porque hemos trabajado muy de cerca en el desarrollo de informes y propuestas normativas. Ambas presidencias han aportado muchísimo, cada una desde su estilo.

P. El relevo en la secretaría general ya es oficial. ¿Cómo ha vivido este proceso de transición?
R. Con mucha responsabilidad y, sobre todo, con la satisfacción de haber podido prepararlo con tiempo. Fue un proceso largo, de casi dos años, y muy discreto. Tuve el encargo de participar activamente en la búsqueda de mi sustituta, y desde el primer momento tuve claro que Elena Casaus reunía el perfil ideal: conocimiento técnico, experiencia institucional y una visión práctica del sistema sanitario. Es una gran elección. Tiene experiencia en el Ministerio de Sanidad, la Aemps y administraciones autonómicas, y conoce perfectamente los retos del sector. Hemos hecho una transición ordenada, discreta y profesional, y estoy convencido de que sabrá dar el impulso que Aeseg necesita ahora.

P. ¿Qué recomendaciones le ha trasladado a su sucesora?
R. Le he dicho tres cosas. La primera: mantener y consolidar la plataforma construida en estos años. La segunda, avanzar en dos áreas fundamentales, como son el desarrollo del sector industrial y el aterrizaje normativo de las propuestas ya formuladas. La tercera propuesta es mantener un contacto muy directo con los socios. Son 30, y eso permite una interlocución cercana y constante. Esa proximidad es una de las grandes fortalezas de Aeseg.

P. ¿Cómo ha sido la incorporación de Elena Casaus a la asociación?
R. Muy buena. Hemos hecho una transición modélica. Desde su llegada el 21 de abril, hemos trabajado juntos a diario en reuniones con instituciones, con administraciones, con los asociados… Todo con el objetivo de que pudiera aterrizar con una visión completa y sin sobresaltos. Estoy convencido de que va a dar continuidad y, al mismo tiempo, un nuevo impulso a la asociación.

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“La transición en Aeseg ha sido un proceso largo, de casi dos años, y muy discreto. Tuve el encargo de participar activamente en la búsqueda de mi sustituta, y desde el primer momento tuve claro que Elena Casaus reunía el perfil ideal”

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P. Vamos a hablar un poco de la evolución del mercado de genéricos y su evolución. ¿Cuál era la situación del mercado de este mercado en 2008?
R. Muy limitada. En 2008, los genéricos representaban apenas el 8% del mercado, tanto en unidades como en valores. Además, eran productos poco conocidos, tanto por los profesionales como por los ciudadanos. Necesitábamos demostrar su valor, y ahí comenzó lo que llamamos “la travesía del desierto”.

P. ¿Qué papel tuvo la crisis económica en la evolución del genérico?
R. Fue determinante. A raíz de la crisis financiera, las administraciones, tanto la central como las autonómicas, comenzaron a ver el medicamento genérico como una herramienta útil para generar ahorro y mejorar el acceso. Entre 2008 y 2016, se sucedieron una serie de medidas legislativas clave que favorecieron la expansión del genérico.

Rodríguez de la Cuerda entre los dos presidentes que ha tenido en Aeseg, Raúl Díaz Varela y Mar Fábregas.

P. ¿Qué medidas fueron las más significativas?
R. El Real Decreto-ley 4/2010 nos sorprendió porque supuso una bajada del 25% en el precio de los genéricos, sin afectar inicialmente a otros medicamentos. Afortunadamente, poco después el RDL 8/2010 extendió el ajuste al resto del mercado. Pero lo más relevante vino con el RDL 9/2011, que introdujo medidas diferenciadoras en precio y dispensación, y sobre todo el RDL 16/2012, que estableció la preferencia de dispensación del genérico a igualdad de precio. Esa normativa nos permitió alcanzar el 40% de cuota en unidades.

P. ¿Y qué ocurrió a partir de 2016?
R. En enero de ese año se eliminó la preferencia de dispensación del genérico a igualdad de precio, lo que supuso un punto de inflexión. Desde entonces, el mercado entró en una fase de estancamiento. En nueve años solo se ha ganado dos puntos, alcanzando el 42% de penetración, y seguimos lejos del potencial real del sector, que podría llegar a representar hasta el 90% del mercado fuera de patente.

P. En los primeros años, los litigios por patentes marcaron la agenda del sector. ¿Qué tipo de conflictos hubo y cómo los afrontó Aeseg?
R. Fueron años de alta intensidad jurídica. El conflicto giraba en torno a la transición entre las patentes de procedimiento, vigentes en España hasta 1992, y las de producto, exigidas por la normativa europea. Las diferencias de interpretación sobre los plazos de exclusividad generaron una oleada de litigios entre laboratorios innovadores y fabricantes de genéricos. Desde Aeseg coordinamos la defensa jurídica del sector con despachos especializados, para asegurar que cada entrada al mercado se hacía con base legal y rigor técnico.

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“En 2008, los genéricos representaban apenas el 8% del mercado, tanto en unidades como en valores. Además, eran productos poco conocidos, tanto por los profesionales como por los ciudadanos. Necesitábamos demostrar su valor, y ahí comenzó lo que llamamos ‘la travesía del desierto’”

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P. ¿Está completamente superada esa etapa judicial?
R. Afortunadamente, sí. Aunque algunos casos se perdieron y las compañías asumieron sanciones, en muchos otros demostramos la legalidad de nuestros lanzamientos. Fue una etapa necesaria para consolidar la seguridad jurídica del sector. Desde 2012, ese ruido judicial ha desaparecido y hoy el marco normativo es mucho más estable. El debate ya no está en las patentes, sino en el modelo de precios, la sostenibilidad y el papel estructural del genérico en el sistema sanitario.

P. Las subastas de medicamentos en Andalucía supusieron uno de los momentos más conflictivos para el sector. ¿Cómo vivió Aeseg ese proceso y qué consecuencias tuvo?
R. Fue una etapa muy dura. Hasta entonces pensábamos que el marco normativo estatal era el que regía, pero en 2011 la Junta de Andalucía puso en marcha su propio modelo: un sistema de subastas que otorgaba la exclusividad de comercialización a una única compañía por medicamento. Desde Aeseg lo vimos como un ataque directo a la competencia, la inversión y el empleo. Todas nuestras compañías, que representaban el 92% del mercado, decidieron no participar. Entendieron que si cedíamos en Andalucía, otras comunidades podrían replicarlo. Esa unidad fue clave. El impacto de las subastas fue muy negativo ya que se rompió el equilibrio del mercado, entraron operadores sin estructura en España y se debilitó la previsibilidad del sistema. Planteamos alternativas, pero la norma se mantuvo por motivos más ideológicos que técnicos.

P. ¿Cómo se produjo finalmente el fin de las subastas y qué lectura hace de aquel desenlace?
R. Fue el resultado de años de trabajo paciente, hablando con todas las comunidades y demostrando los efectos adversos del modelo. Ninguna otra autonomía lo replicó. Y cuando en 2019 cambió el gobierno andaluz, el nuevo equipo, con Jesús Aguirre como consejero de Salud, fue sensible al problema. Aunque hubo que esperar a que vencieran los contratos vigentes, en diciembre de 2020 se escenificó oficialmente su fin, con un acto institucional en el que participó incluso el presidente Juan Manuel Moreno. Fue un cierre simbólico a una etapa muy tensa. El artículo legal aún existe, pero desde entonces no se han vuelto a convocar subastas. Eso ya supone un enorme alivio para el sector.

P. Antes mencionó la Estrategia de la Industria Farmacéutica, ¿qué valoración hace?
R. Muy positiva. Fue un punto de inflexión. Al principio parecía una iniciativa reservada a las compañías innovadoras, pero logramos que se abriera a todos. Tuvimos reuniones bilaterales con Sanidad y Hacienda para explicar el valor del genérico como complemento a la innovación. Después se sumaron Industria y la Aemps en la parte más técnica, donde presentamos propuestas sobre inversiones, Reserva Estratégica o el Plan Profarma. Aunque no entramos en ciencia e innovación, que no es nuestro campo, pudimos marcar prioridades específicas del sector genérico. Por primera vez se ha trabajado desde una visión multisectorial, reconociendo las especificidades de los distintos tipos de medicamentos. Ha sido un foro útil para plantear reformas estructurales y abrir el camino a medidas que esperamos que se plasmen en la nueva Ley del Medicamento y el Real Decreto de precios.

P. ¿Cree que esas propuestas tendrán un reflejo real en la legislación?
R. Ese es el gran reto. El documento de consenso que surgió del plan estratégico fue respaldado por el Consejo de Ministros. Pero ahora hace falta aterrizarlo en normas concretas, como el nuevo Real Decreto de precios o la futura Ley del Medicamento. Las bases están puestas. Lo difícil será avanzar con agilidad, y ahí sigue faltando voluntad política.

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“Los farmacéuticos han sido nuestros grandes aliados en la primera etapa. Han hecho un trabajo impresionante explicando al paciente qué es un genérico, cómo funciona, por qué cuesta menos y por qué es igual de eficaz”

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P. ¿Cuál ha sido el mayor obstáculo para ese avance legislativo?
R. La falta de continuidad y decisión. En 17 años hemos visto pasar muchos ministros y directores generales. Cada cambio implica empezar de nuevo. Y aunque muchos compartían nuestras propuestas, al final no se traducían en normas. Siempre he dicho que todo el mundo apoya al genérico... pero nadie legisla a favor. Nos ha faltado voluntad política real.

P. ¿Ha habido alguna figura dentro de la administración con la que haya mantenido una relación especialmente constructiva?
R. Sí, Carlos Lens, como subdirector general, fue una persona clave. Siempre tuvo una visión muy clara de la complementariedad entre genéricos e innovadores. Aunque no fuera director general, estuvo detrás de muchas decisiones importantes y siempre defendió el papel del genérico con rigor y equilibrio.

P. ¿Cómo ha evolucionado la percepción del medicamento genérico en la sociedad durante estos años?
R. El cambio ha sido enorme. Cuando llegamos, los genéricos eran prácticamente desconocidos. La gente los confundía con medicamentos de menor calidad. Hubo incluso campañas de desprestigio que ponían en duda su eficacia o su origen. Pero poco a poco, con mucho trabajo y gracias a la labor de muchos actores, hemos conseguido que el paciente los perciba como medicamentos seguros, eficaces y fiables.

P. ¿Qué papel ha tenido la oficina de farmacia en ese cambio de percepción?
R. Fundamental. Los farmacéuticos han sido nuestros grandes aliados en la primera etapa. Han hecho un trabajo impresionante explicando al paciente qué es un genérico, cómo funciona, por qué cuesta menos y por qué es igual de eficaz. En muchos casos, el farmacéutico ha sido la voz autorizada que ha disipado las dudas del ciudadano.

P. ¿Qué retos o asignaturas pendientes quedan tras estos años?
R. Me voy con una cierta sensación agridulce por la falta de avances legislativos en los últimos años. Hemos trabajado mucho en propuestas y consensos, pero no se han materializado en medidas concretas. En una década no ha habido ninguna norma realmente progenérica, y eso ha impedido que el mercado avance. Siempre lo he dicho: todo el mundo está de acuerdo con los genéricos, pero nadie hace nada por ellos. Ha faltado voluntad política.

P. ¿Se refiere a una falta de reformas en aspectos como el sistema de precios?
R. Exactamente. Llevamos años reclamando una reforma del sistema de precios de referencia, que está desactualizado. No tiene sentido mantener un umbral mínimo de 1,60 euros sin actualizar ni siquiera por el IPC. Además, muchos genéricos están por debajo de ese valor, lo que pone en riesgo la viabilidad industrial del sector. Hemos pedido, con datos, una subida del 20% en determinados productos críticos. Estamos hablando de 80 millones de euros, una cifra insignificante si se compara con los ahorros que generamos.

P. ¿Se queda con una sensación amarga por haber trabajado tantos años en propuestas legislativas sin ver todavía su culminación?
R. En absoluto. Este es un trabajo de largo recorrido, no de resultados inmediatos. Siempre he sabido que dirigir una patronal como Aeseg es una labor de fondo, de paso a paso. Por eso siempre he dicho que soy el del “pico y pala”. No me llevo la tristeza de no haberlo conseguido todo, sino la satisfacción de haber construido el camino. He trabajado en muchas de las propuestas que ahora están en los textos legislativos en marcha. Quizá no estaré en primera línea cuando se aprueben, pero sí puedo decir que he formado parte de ese proceso. Y eso, sinceramente, me llena.

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“El impacto de las subastas fue muy negativo ya que se rompió el equilibrio del mercado, entraron operadores sin estructura en España y se debilitó la previsibilidad del sistema. Planteamos alternativas, pero la norma se mantuvo por motivos más ideológicos que técnicos”

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P. ¿Qué balance personal hace tras estos 17 años al frente de la asociación?
R. Me voy con la satisfacción de haber convertido una estructura casi inexistente en una de las asociaciones más visibles y reconocidas del sector sanitario. De haber contribuido a que el medicamento genérico pasara del 16% al 54% del mercado fuera de patente. Y de haber consolidado una red de relaciones institucionales que hoy es clave para el sector.

P. ¿Se queda con algún momento especialmente emotivo?
R. Sin duda, los días más duros del covid. Ver cómo las empresas, las personas y el equipo de Aeseg trabajaban codo con codo con el Ministerio, con la Aemps, con el Consejo de Farmacéuticos o con Fedifar, con un solo objetivo: garantizar el suministro. Comprobamos que el 70% de los medicamentos esenciales eran genéricos, y que el 60% costaban menos de tres euros. Eso nos hizo sentir que éramos parte de la solución, y además, muy costo-eficiente.

P. ¿Y ahora qué? ¿Se retira del todo?
R. No, en absoluto. Me tomo un tiempo para proyectos personales, pero también estoy abierto a colaborar en aquello donde pueda aportar. Eso sí, de una forma más flexible, no en un 24/7 como hasta ahora. Me voy con ilusión, con energía y con gratitud. Aeseg ha sido mi casa, y estoy seguro de que con Elena [Casaus] al frente seguirá creciendo.

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