En el LXV Congreso Nacional SEHH, XXXIX Congreso Nacional SETH Y III Congreso Iberoamericano que acaba de celebrarse en Sevilla varios ponentes han señalado la dificultad de poner al día las guías clínicas que elaboran las sociedades científicas por la avalancha de hallazgos en este campo. En este contexto, los IPT van aún más a la zaga, han apuntado.
Ana Margarita Redondo, del Hospital Universitario de Navarra, ha abordado la cuestión en un simposio dedicado al acceso a la innovación terapéutica diciendo: “Hay un avance continuo y muy rápido en los tratamientos de hematología. Se han incorporado terapias muy innovadoras, como la terapia celular, y no da tiempo a veces ni a actualizar las guías de práctica clínica (GPC); los informes de posicionamiento terapéutico (IPT) llevan un retraso considerable”.
Para Redondo, a consecuencia de este desfase “el profesional no puede utilizar, en algunos casos, el tratamiento que considera más adecuado para sus pacientes”.
Las GPC recomiendan los tratamientos con un grado de evidencia claro, asegurando que son los más adecuados para un tipo de paciente; por su parte, los IPT no están actualizados y en su realización a veces no se tiene en cuenta de forma significativa a los especialistas. Los IPT consideran únicamente la eficacia pero no el valor que aportan, sino factores como el coste directo de la nueva medicación.
A su modo de ver, “hace falta una metodología de valoración más eficiente para poder llegar antes a un precio-reembolso de los fármacos y, a la hora de valorar la necesaria sostenibilidad del sistema, deberían contemplarse costes directos e indirectos, así como los resultados obtenidos”.
La evidencia en ensayos clínicos y vida real demuestra que se mejoran los resultados con la utilización de las GPC y, en algunos casos, son resultados similares pero con menos efectos adversos o mejor calidad de vida.
“La incorporación temprana de la innovación nos permitirá avanzar hacia una medicina más individualizada y personalizada”, ha asegurado la experta.